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Mujer sorda, ¿es una doble discapacidad?» Opinión

Mujer sorda, ¿es una doble discapacidad?»

Paula Ortúzar
Por : Paula Ortúzar Profesora Diferencial Instituto de la Sordera
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En mi comunidad sorda he “escuchado” a mis amigas sordas sufriendo muy malos tratos de parte de sus maridos sordos. ¡Imagínense en la minoría también existe discriminación! Existen casos de que a muchas mujeres sordas se les quitan la custodia de sus hijos por ser “sordas”. ¿Quienes les quitan ese derecho tan valioso que ellas se dedican con mucho amor a sus hijos? Sus propios maridos oyentes y sus propios padres oyentes. ¿Cuál es el motivo? Por ser sordas, es una simple excusa, una gran injusticia.


 En esta columna deseo hablar del mundo de la discapacidad desde mi perspectiva como mujer sorda.

Muchas personas nos preguntan a nosotros, a las personas sordas si sentimos discriminación en algún momento de nuestras vidas. Discriminar es no aceptar a las demás personas por ser diferentes que puede ser definida de dos distintos aspectos: positiva y negativa. La discriminación positiva sirve para proteger a las personas con ciertas necesidades sin respetar su dignidad y la discriminación negativa es rechazar la idea de que los seres humanos somos diferentes. Ahí es donde ven que la mujer es diferente del hombre, sin embargo ambos son seres humanos con los derechos y deberes correspondientes. Actualmente se ve que la situación de la mujer en Chile ha experimentado un cambio con su masiva y progresiva incorporación a los distintos ámbitos de la vida. Sin embargo, sigue con la mantención de estereotipos que asignan a la mujer: la crianza de los hijos y las tareas domésticas, y al hombre: el rol de proveedor.

A pesar de ello, permanecen niveles de discriminación que aún no les permiten la plena igualdad de oportunidades. Si estos derechos fundamentales no se respetan, estamos ante una discriminación. En cuanto a nuestra discapacidad auditiva, la Sociedad nos considera diferentes a las personas oyentes a pesar de que recién está comenzando a considerar que la lengua de señas es la lengua propia y natural de la Comunidad Sorda que se trata del valor cultural más importante de la Comunidad Sorda, puesto que es lo que más identifica al grupo. Siguen utilizando los términos como “enfermo” o “sordomudo” (aún hay términos despectivos que nos catalogan de esa manera) es diferente a un hombre y a una mujer “sano” y “normal”.

Sin embargo, lamentablemente nosotras, las mujeres sordas nos enfrentamos a una doble discriminación por ser Mujeres y Discapacitadas. Es frecuente ver que la Sociedad nos considera en primer lugar como Sordas y luego, Mujeres, lo cual limita nuestro proceso de integración a la Sociedad y generalmente tienen una baja  autoestima y autovaloración.

En mi comunidad sorda he “escuchado” a mis amigas sordas sufriendo muy malos tratos de parte de sus maridos sordos. ¡Imagínense en la minoría también existe discriminación! Existen casos de que a muchas mujeres sordas se les quitan la custodia de sus hijos por ser “sordas”. ¿Quienes les quitan ese derecho tan valioso que ellas se dedican con mucho amor a sus hijos? Sus propios maridos oyentes y sus propios padres oyentes. ¿Cuál es el motivo? Por ser sordas, es una simple excusa, una gran injusticia.

Lamentablemente existe un alto nivel de niñas sordas que son abusadas sexualmente. Lo increíble es que no existen datos que comprueben este tipo de violencia puesto que nadie les presta atención.

Muchas mujeres sordas, amigas mías, se ven más afectadas por desempleo debido a su falta de capacitación y otras acceden a trabajos mal remunerados.

He visto atrocidades que muchos de nosotros de la comunidad sorda y de la sociedad se apartan de ellas mismas por no tener la capacidad de ayudarlas o por ignorancia total. Es frecuente que hay muy pocas mujeres que se atreven a denunciar los ataques psicológicos, físicos y sexuales pese al poco apoyo que ofrece la Sociedad. ¿Pero qué pasa con las mujeres sordas? Las mujeres sordas son las más afectadas debido a la falta de información sobre sus derechos y a las informaciones que transmiten en la televisión o radio que aconsejan a las mujeres frente a estas situaciones son complejas y no están adaptadas a la realidad de las mujeres sordas.

Creo que nosotras, las personas sordas, tenemos que apostar según nuestra experiencia para mejorar las condiciones de quienes nos siguen en esta dura tarea: ser mujer sorda  valorada e integrada al mundo realizando nuestra participación en la Sociedad y disfrutando de nuestros derechos como personas sordas y como mujeres.

¡Ni una menos para las mujeres sordas!

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