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Biopsia líquida, la innovación en el diagnóstico y tratamiento del cáncer Contenido Patrocinado

Biopsia líquida, la innovación en el diagnóstico y tratamiento del cáncer

En los últimos 20 años la tecnología de detección y tratamiento del cáncer ha evolucionado. Procesos menos invasivos, más efectivos y certeros han hecho que esta enfermedad no sea considerada netamente fatal, sino más bien, una enfermedad crónica. Sin embargo, el último avance conocido como biopsia líquida podría representar una revolución para combatir el cáncer. Ricardo Armisén, Jefe de Investigación del Centro de Excelencia en Medicina de Precisión (CEMP) de Pfizer Chile, comenta cómo es el proceso, cuál sería su eficacia y que se podría esperar para el futuro.


Casi un tercio de la población morirá por cáncer según señalan los expertos. Pero cuánto puede llegar a prolongarse la vida de un paciente o cuál será el tratamiento más adecuado, serían unas de las interrogantes que podrían ser respondidas de mejor manera gracias a lo nuevo de la tecnología oncológica: la biopsia líquida.

Esta consiste en una simple muestra de sangre (10 ml), muy parecida a la que se extrae para el hemograma, donde se logra ver la presencia de material genetico (DNA o RNA), células tumorales circulantes (CTC) o proteínas en el torrente sanguíneo.

De esta manera, esta biopsia sería un proceso mucho menos invasivo que las biopsias comunes, permitiría un diagnóstico temprano y un tratamiento oportuno de pacientes que tienen cáncer y de los que podrían llegar a padecer.

Ricardo Armisén, Jefe de Investigación del CEMP de Pfizer Chile, cuenta los detalles de cómo surgió este nuevo proceso, que permitiría revolucionar el tratamiento del cáncer como se conoce. “El tratamiento del cáncer ha cambiado. Hoy, aparte de la quimioterapia, la radioterapia y la cirugía, que siguen siendo los pilares del tratamiento, han aparecido dos más: los que se llaman tratamientos dirigidos y la inmunoterapia. Estos nuevos tratamientos requieren el análisis del tejido para hacer la indicación, y ya sabemos, gracias a la medicina de precisión, que solo un porcentaje de los tumores va a responder a estos tratamientos, no todos y que no tiene sentido darle este a alguien que no tiene esa alteración molecular. En ese contexto se plantea un esfuerzo adicional por tratar de obtener una biopsia de todos los pacientes que permita un diagnóstico más preciso y ahí surge la biopsia líquida”, comenta Armisén.

Y es que los tumores que crecen en los órganos forman vasos sanguíneos nuevos a su alrededor, y en ese proceso de alimentarse y crecer, los tumores por distintos mecanismos liberan células al torrente sanguíneo, las que pueden estar rotas, muertas o enteras. Por ende, estas se convierten en material genético en la sangre que viene derivado de los tumores. Ahí, es donde entra en juego la biopsia líquida. “Esta se podría ocupar en dos contextos. Como diagnóstico, reemplazando a la biopsia tradicional pero que a la vez se utilice para monitorear, pues si el tumor desaparece el material genético derivado también debería desaparecer de la sangre. Y hoy por hoy, hay esfuerzos muy grandes de usar esto como diagnostico precoz. Esto porque el diagnostico precoz es sin duda una de las mejores herramientas para mejorar el pronóstico de un paciente con cáncer”, afirma Armisén.

Y aunque es muy prometedor, hoy, esto no comprende un proceso tan masivo. A nivel investigativo, este proceso se está probando en todos los tipos de cáncer, ya sean sólidos en los órganos o los sanguíneos como las leucemias. De hecho, ya existen los primeros ensayos y según la experiencia, los resultados podrían estar disponibles para el paciente en un plazo de 7 a 14 días. Pero aun así, existen más trabas para lograr que esto se masifique.
En nuestro país, el CEMP está llevando a cabo una investigación en esta materia. Específicamente, el estudio se centra en cáncer de mama, gastrico, vesicula biliar y pulmón, donde a través de plataformas tecnológicas de secuenciación masiva y bioinformáticas de última generación, buscan marcadores tumorales presentes en los ácidos nucleicos libres en el plasma de los pacientes.

Para Armisén, en Chile existen dos desafíos para potenciar este proceso. Por una parte, la tecnología asociada a esto, ya que solo en el último año salieron los primeros proveedores de salud que podrían ofrecer esta tecnología. Y por otra parte, los recursos humanos para llevar a cabo este examen deben ser muy calificados y en nuestro país no son abundantes. “Estos son muy importantes porque, dado que el desarrollo de la biopsia líquida es algo muy nuevo, estos análisis tienen la probabilidad de generar falsos positivos, es decir, dar positivo cuando el análisis era negativo, por lo tanto no son fáciles de montar. Es decir, la tecnología actualmente funciona en los laboratorios de investigación, pero hay desafíos para llevarlo a la clínica”, señala.
Aun cuando estos desafíos están presentes, la posibilidad de obtener un diagnostico precoz, mucho más certero y con mayor expectativa de vida, hace de la biopsia líquida una tecnología que puede significar una nueva vía en el diagnóstico y tratamiento del cáncer.

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