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Equity Split: El gran desafío de la repartición de acciones en los emprendimientos Opinión

Equity Split: El gran desafío de la repartición de acciones en los emprendimientos

Patricio Ibarra
Por : Patricio Ibarra Jefe de Proyecto Ecosistema de Innovación de Labs Bci
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Cada vez es más común escuchar a personas que apuestan por el emprendimiento, pero este proceso está lleno de desafíos. De hecho, estadísticas indican que 9 de cada 10 startups fallan, y de aquellos que logran sortear estos obstáculos, más de dos tercios declaran haber cambiado drásticamente sus planes en el camino.

Como emprendedores, uno de los principales temas a los que nos enfrentamos, es cómo abordar la forma jurídica de relacionarnos, esto es, el tipo de sociedad que vamos a constituir, ya sea a través de derechos o de acciones. A mi parecer, en este contexto, el vehículo jurídico más fácil de relacionarse para un startup es a través de compañías cuyo capital se reparte en
acciones. Esto permitirá de una manera más fácil determinar la participación de cada uno de los socios, partiendo por nuestros co-founders, lo que muchas veces puede transformarse en un tema complejo.

La repartición de acciones o el equity split es un tema no menor, porque iniciar una sociedad implica definir tipos de acciones y un número de ellas para cada miembro. Que tus socios y tú tengan claro esto es de suma relevancia porque puede generar futuros roces, ya que por ejemplo, si llega a producirse un aumento de capital o alguno de los socios decide dejar el proyecto, esto generará un cambio en la participación accionaria, que puede impactar a las partes de manera diferente.

Actualmente, en Estados Unidos existen instrumentos legales que en Chile no están a disposición de los emprendedores, y que protegen o entregan mayor flexibilidad dependiendo de lo que los ellos requieran. Uno de estos instrumentos son las Convertibles Notes, u otros más recientes y que han tomado popularidad entre startups por su versatilidad, como los son el KISS, introducido por la famosa aceleradora Y-Combinator, y el SAFE por 500 Startups. No obstante, en nuestro país, aunque en esta materia estamos más atrasados, también existen instrumentos tradicionales, como el famoso Pactos de Accionistas, que contiene una serie de acuerdos para administrar la futura administración de la compañía, como por ejemplo, la designación del gerente general. Pero lo más relevante que los accionistas regulan en este instrumento, es el procedimiento que aplicarán ante una eventual salida de alguno de sus miembros, estableciéndose entre otras políticas, el acceso a una opción preferente de compra de acciones a un precio y una fórmula de valorización predeterminada.

Algunos fundadores más estratégicos, al momento de constituir sus empresas y definir el Pacto de Accionistas, configuran un modelo de vesting, que establece condiciones a la titularidad de las acciones. En palabras simples, el vesting consiste en establecer un tiempo mínimo de permanencia en la empresa para que los socios puedan recibir la totalidad de las acciones que fueron acordadas en un comienzo.

Muchas veces, este modelo es usado para motivar a sus accionistas e incluso a sus empleados, en el caso de que se haya definido un pool de acciones para ellos, lo que permite impulsarlos a trabajar más duro para elevar las probabilidades de éxito de la compañía, aumentando así, por defecto, el valor de las acciones. Esto que genera un círculo virtuoso que tiene por base la lealtad, donde los diferentes accionistas se sienten dueños de la compañía, generan externalidades positivas como evitar la rotación del personal y atraer nuevos talentos.

Dentro de los diferentes modelos de vesting, lo usual que se aplica por startups en lugares como Silicon Valley, es un modelo de vesting a 4 años con un cliff al primer año, pero así como éstos, nos encontramos con algunos modelos más rigurosos con un mayor número de cliffs e incluso políticas más restrictivas.

¿Qué son los cliffs o “acantilados”? Bueno, estos son hitos de tiempo que liberan al accionista parte de las acciones que le fueron comprometidas. Para explicarlo de mejor manera e introducir el concepto de cliff, pongamos el ejemplo de un caso donde un socio cuenta con el 40% de la sociedad bajo un modelo de vesting a 4 años con un solo cliff al primer año. En este escenario, si este accionista se mantiene en la compañía luego de cumplido el primer año, supera el cliff o acantilado, y con ello, recibe el 25% de las acciones comprometidas, es decir, el 10% de la sociedad pasa a ser de su titularidad. Luego, el 30% restante del total de las acciones comprometidas se liberará dependiendo la política definida por los socios, que puede involucrar la liberación de las acciones restantes de manera mensual o incluso anualmente. A modo ilustrativo, si se define una política mensual, al cumplirse cada uno de los 36 meses siguientes que completarán los 3 años pendientes, se irá liberando mensualmente 1/36avo del 30% de las acciones restantes comprometidas, hasta alcanzar el 100% de las acciones pactadas. En el caso donde un socio decida salir de la sociedad antes de sobrepasado el cliff, el socio saldrá de la sociedad sin participación alguna. Debido lo anterior, es de suma importancia establecer claramente en el modelo vesting, las políticas de los cliffs.

Con lo comentado anteriormente, describimos algunas de las diversas herramientas que existen hoy para conformar sociedades y emprender nuevos proyectos, sin embargo, lo más importante en este proceso, es entender la relevancia de definir, de manera consciente e informada la forma en que se construirán, teniendo en cuenta que esto es lo que definirá las reglas del juego con tus socios.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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