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¿Quién dijo que solo incluye la escuela regular?

Verónica de la Paz
Por : Verónica de la Paz Directora Ejecutiva INDESOR
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Hoy en día, es común escuchar que cuando se habla de inclusión educativa, se está refiriendo principalmente a que todos los niños, niñas y jóvenes compartan el mismo espacio educacional. En estos discursos la narrativa es el “respeto por la diversidad” y la incorporación de adecuaciones curriculares en los proyectos educativos para considerar a los y las estudiantes con necesidades educativas especiales. En esta única vía de implementación de la inclusión no está presente el considerar a las escuelas especiales como espacios de inclusión, por lo tanto,en el discurso ha persistido la idea de que si estas escuelas permanecen en el tiempo, serán espacios de segregación

¡Claramente …… un gran discurso político!

Quisiera, con estas palabras, poder motivar al lector a reflexionar sobre la inclusión y como las escuelas especiales también son inclusivas.

Muchas veces creemos que las personas con alguna discapacidad son diferentes solo en comparación a las personas que no tienen discapacidad. Quienes no conocen el “mundo sordo”, por ejemplo, pueden llegar a pensar en ellos como en un grupo homogéneo de personas que tienen iguales necesidades. Muchas veces no pensamos que dentro de ese grupo existe una gran diversidad de personas, cada una con sus propias características.

Es así como, por ejemplo, en el caso de los y las estudiantes sordas, si los consideramos desde una mirada biológica – médica existen sordos con pérdidas auditivas desde leves a profundas, y cada una con consecuencias distintas considerando si nació sordo o adquirió la pérdida auditiva en su primera infancia, adolescencia o adultez.

Si lo vemos desde una mirada antropológica donde el grado de pérdida no es relevante, sino la consideración de su característica visual, que lo lleva a una pertenencia al grupo de pares, al desarrollo de una identidad sorda y a la adquisición de una cultura propia, la gama de diversidad comienza a ampliarse aun más.

Si además consideramos que varios de estos estudiantes tienen otra serie de características ya sea por presentar diferentes síndromes, grupos familiares de diferente índole, historias educativas diferentes, multiplicidad de país de origen, etc. la diversidad se sigue ampliando.

Entonces, cuando hablamos de inclusión ¿estamos de verdad considerando todas estas diferencias, necesidades y adecuaciones curriculares que conlleva esta diversidad? Actualmentela inclusión en la escuela regular de nuestro país, no siempre aborda la diversidad de necesidades de cada estudiante y en el caso específico del estudiante sordo, pareciera ser que bastara solo con la presencia de un intérprete de Lengua de Señas Chilena (LSCh) en el espacio educativo para considerar que ese estudiante está incluido. ¡¡Que falacia!!

Hoy en día, el gran rol que cumplen las escuelas especiales en nuestro país es precisamente la consideración de las diferentes características de sus estudiantes incorporándolos a todos.

En cada escuela especial existe una diversidad enorme y única de estudiantes que requiere de adaptaciones curriculares para lograr el máximo potencial en cada uno de ellos.

Es así como en el caso del colegio de sordos Dr. Jorge Otte existe tal diversidad de estudiantes que claramente es un ejemplo de inclusión.

Su misión, que es formar niños, niñas y jóvenes preparados para participar plenamente como ciudadanos en la sociedad a la que pertenecen, a través de una formación sólida y pluralista que utiliza como pilar fundamental la Educación Intercultural Bilingüe, lo ha llevado a desarrollar diferentes programas educativos destinados a considerar las características individuales de cada uno de sus estudiantes en donde tienen cabida los y las niñas sordas desde sus primeros años hasta completar sus estudios ya sea de Enseñanza Media o de Transición a la Vida Adulta, de tal manera que desarrollen las estrategias requeridas para ser parte de una sociedad que es de todos.

Esta decisión no es determinada por la escuela. Para saber el mejor proceso para cada estudiante, se involucra a la familia, profesionales, y a cada estudiante. De esta manera, se establece la mejor ruta para el logro de los máximos potenciales de cada uno.

En este caso, entonces, el logro de la inclusión educativa no pasa por si la persona es o no discapacitada, sino por la superación de las barreras que coloca el sistema educacional chileno para que efectivamente se puedan realizar las adecuaciones necesarias que cada estudiante requiere y así efectivamente poder desarrollarse de manera integral y con las herramientas necesarias para incorporarse a una vida adulta activa como cualquier joven.

Chile tiene un sistema educacional poco flexible para la realización de adecuaciones curriculares y con normativas que están por sobre toda lógica para realizar una verdadera inclusión independiente si es en escuela regular o especial.

No me cabe duda entonces, que la pregunta hoy debiera ser ¿Cómo preparamos a cada estudiante para ser ciudadanos partícipes del mundo en el que les toca vivir?¿Por qué si la escuela especial considera la educación en y para la diversidad no es una opción educativa válida?¿cómo se preparan las escuelas regulares para recibir a los estudiantes sordos considerando sus necesidades más allá del intérprete en LSCh?

A través de la escuela de sordos es posible también preparar jóvenes valiosos y participes de un mundo en donde la diversidad es lo común.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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