Más allá de la faramalla pirotécnica que rodea a estos lanzamientos, lo que realmente importa es el hecho de que el tablet no será el gran dispositivo de navegación por internet, ni el último reproductor multimedia, ni la consola portátil que hacía falta.
A esta hora, en todo el mundo, el manto de acción del Reality Distortion Field — o Campo de Distorsión de la Realidad, un término acuñado en Apple para definir el impacto que provocan las palabras de su CEO, Steve Jobs — hace mella en los corazones, esperanzas y en los bolsillos de muchos, que creen que este dispositivo de 9,7 pulgadas y 1,3 centímetros de espesor puede cambiar la manera en la que se acercan a la computación.
El fundador de una compañía que hoy se define como «móvil», apuntó en su presentación de hoy que el iPad será un mejor acercamiento a las cosas que — se supone — nos importan más a la hora de usar un computador.
Más allá de todo eso, y de la faramalla pirotécnica que rodea a estos lanzamientos, lo que realmente importa es el hecho de que el tablet no será el gran dispositivo de navegación por internet, ni el último reproductor multimedia, ni la consola portátil que hacía falta. No, porque para eso ya tenemos al iPhone y al iPod Touch, que cumplen muy bien su función — y seguirán haciendolo.
[cita]Piensa un minuto en quienes necesitan llegar a la computación de una manera lo menos complicada posible, sin atarse a un escritorio o algo sobre sus piernas, sacándose de encima las complicaciones que puede tener comprar un aparato de escritorio, o una laptop (…)[/cita]
Hace un par de días, leí en una excelente crónica en Gizmodo que Jeff Raskin, uno de los creadores del proyecto original del Macintosh, definió como «information appliance» a un dispositivo que, teniendo un solo propósito, es muy fácil de usar, y permitía hacer cada cosa que que un usuario necesitase; gracias a su sistema operativo y software específico, la pantalla táctil que incorporaría era capaz de transformarse en un teléfono, un visor de fotos, un mapa o prácticamente cualquier cosa. Y eso es, justamente, lo que convierte al iPad en la punta de lanza de lo que podría ser la muerte de la computación personal de escritorio. Y masiva.
Por eso, a pesar de la sensación que me invadió en el primer minuto, es erróneo decir que el gran perjudicado de hoy es Amazon. Jeff Bezos va a seguir poder vendiendo el Kindle — que ahora, a los ojos de muchos, parece un juguete de la década de los 70’s – porque sigue cumpliendo su función: leer libros. El iPad perfectamente va a permitir leerlos también, pero de una manera distinta: interactuar con ellos embebiéndoles contenido multimedia sería un primer paso para esto. Y, además, cumpliría funciones que muchos usuarios (sino la mayoría) necesitan: simplemente revisar su correo electrónico, visitar sitios web, revisar fotos, ver vídeos — iPad is for Porn, decían varios usuarios en Twitter hoy — y escuchar música.
Está bien: suena a netbook por todas partes, y no tengo la menor duda que los más puristas reclamarán (y con justa razón) por la ausencia de puertos USB, lectores de tarjetas y todas las cosas que uno podría esperar de un dispositivo de esre tipo que me viniera de cualquier otro fabricante con cualquier otro sistema operativo… pero piensen un minuto en quienes necesitan llegar a la computación de una manera lo menos complicada posible, sin atarse a un escritorio o algo sobre sus piernas, sacándose de encima las complicaciones que puede tener comprar un aparato de escritorio, o una laptop, o por presupuesto optar por algo que — en teoría – es una computadora portátil, pero en formato aún más compacto y con varias prestaciones fuera.
Ahora piensen en la respuesta de Apple a eso: sin dudarlo, es la iPad. Con la movida de hoy, comienzan a ejecutar exactamente la misma jugada que abrió el mercado de los videojugadores casuales que liberó Nintendo con la Wii y que le permiten ser, hasta hoy, una de las consolas más vendidas a nivel mundial.
Es verdad: tanto la consola de Nintendo como el lanzamiento de hoy tienen cosas que sin duda deben mejorar, pero para ser una tablet multitáctil de primera generación, la tarea está bien hecha por Jobs y su equipo. Es un pasaje al futuro bien diseñado y a un precio razonable. Ahora, lo que queda ver es cuantas sorpresas nos depara el viaje, porque esto, como en muchas otras oportunidades, es solo el principio de la historia.
