La única protección que ayuda a mitigar la potencia de los rayos UV son los lentes diseñados con ese fin que, para cumplir su función deben filtrar el 100% de la radiación infrarroja y no objetos como un vidrio ahumado o placas de radiografía.
La Sociedad Chilena de Oftalmología formuló un llamado a la población a prevenir los lamentables daños que puede provocar en la visión la exposición del ojo a la potencia de los rayos solares.
De esa forma los facultativos se refirieron al eclipse que tendrá lugar el próximo domingo 11 de julio, señalando que exponerse a los rayos solares como ocurrirá en esa situación puede provocar una quemadura en el centro de la retina que es irreversible y que altera la visión de por vida.
Por lo anterior, la SOCHIOF planteó que, pese a lo publicitado que ha sido el fenómeno, la principal medida de prevención es no mirar el eclipse y en el mismo sentido platearon que es vital educar a los niños sobre los riesgos que implica exponerse a la potencia del fenómeno en lugar de incentivarlos a observarlo.
En ese sentido recordaron que ni las placas de radiografía, ni el vidrio ahumado entre otros productos, que se promueven con fuerza con ocasión de estos fenómenos, protegen debidamente la visión, por el contrario, -agregaron- la desprotección es similar a ver el fenómeno a ojo descubierto.
Los directivos de la Sochiof señalaron que la única protección que ayuda a mitigar la potencia de los rayos UV son los lentes diseñados con ese fin que, para cumplir su función deben filtrar el 100% de la radiación infrarroja, el 100% de la ultravioleta y el 99.9% de la luz visible (norma europea), condición que – a juicio de los facultativos – debe estar certificada por un organismo con las competencias y reconocimiento para ello lo que debe ser fiscalizado, a su vez, por la autoridad competente.
Lo anterior por cuanto sólo a modo de ejemplo y con ocasión de otros fenómenos similares se ha estimado que, si queda a descubierto un 10% de la superficie solar eso equivale a 100.000 veces el brillo de la luna llena. A ello se suma que el daño provocado en la visión no genera dolor ni molestia inmediata lo que aumenta las conductas riesgosas en la población.
