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El cobre ganará al acero inoxidable en nichos establecidos del mercado

Hasta ahora, ambos materiales tienen distintos nichos de competencia. Sin embargo, el escenario empezará a cambiar con la novedad del cobre en la protección de la salud humana. El metal y sus 282 aleaciones aprobadas por la Environmental Protection Agency (EPA) de los Estados Unidos poseen una poderosa propiedad bactericida.


No hay que confundirse. La fachada “anaranjada” del Centro Cultural Gabriela Mistral (ex Edificio Diego Portales y su centro de convenciones), una importante obra del Bicentenario, no lleva ni acero inoxidable ni cobre. Está construida a base de acero corten, un material que se oxida controladamente en el tiempo hasta envejecer hacia un tono rojizo oscuro.

La decisión por este material fue nostálgica; simplemente evocar lo que ese inmueble fue antes del incendio que lo afectó en 2006.

Pero si no existiera esta razón, ¿qué factores habrían influido al momento de elegir entre acero inoxidable y cobre?

No lo sabemos. Pero cualquier decisión sobre estos materiales depende del tipo de aplicaciones. Para fabricar el fuselaje de los aviones no hay nada mejor que el acero inoxidable; es resistente a la fatiga o las rupturas. Para fabricar cables eléctricos nada supera al cobre; es altamente conductor.

Hasta ahora, ambos materiales tienen distintos nichos de competencia. Sin embargo, el escenario empezará a cambiar con la novedad del cobre en la protección de la salud humana. El metal y sus 282 aleaciones aprobadas por la Environmental Protection Agency (EPA) de los Estados Unidos poseen una poderosa propiedad bactericida.

Las virtudes del cobre y el acero inoxidable parecen tocarse cuando se piensa en higiene, pero no es así.

“No tengo dudas de que el cobre sobrepasará las cualidades del acero inoxidable en los ambientes hospitalarios y en todos aquellos donde, debido a la alta afluencia de público, habrá mayor posibilidades de infecciones”.

Es lo que plantea sin atisbos Italo Cantele, gerente comercial de Italinox, una empresa familiar dedicada desde 1948 a la elaboración de productos de acero inoxidable de alta calidad.

Para entender mejor lo que será la etapa de transición hacia estas nuevas aplicaciones del cobre, incluyendo las barreras técnicas en la manufactura de los productos, entrevistamos a este empresario de la “banda contraria”.

Chileno, pero como buen representante de la sangre italiana, dice: “No mantengo ningún compromiso con los productores de acero inoxidable del mundo. Estaría feliz de trabajar con cobre y lo haría con el mismo baluarte nacionalista que nos inculcaron desde niño en torno a este mineral tan nuestro”.

“Estoy convencido que el cobre, aún conviviendo con el acero inoxidable, será un material más potente por su propiedad de eliminar eficazmente bacterias patógenas, insiste el profesional, con más de 25 años en el rubro metalmecánica.

Lo que afirma Italo Cantele no deja de sorprender. Su empresa es exitosa. Elabora productos de línea para hospitales — desde la camilla del quirófano y las cajas quirúrgicas hasta elementos básicos para las necesidades del paciente—, mineras — flotadores para estanques, filtros compuertas— , restaurantes — mesones, bandejas, ollas, termos— e industria química — piping (tuberías) para el transporte de solventes—.

También atiende pedidos del transporte público, como los paraderos del Transantiago y el Metro (boleterías,  pasamanos, claraboyas, barandas) y muchas solicitudes especiales, como cajas selladas para mantener un PC en ambientes húmedos.

“Lo que hay que entender aquí es que a diferencia del cobre, el acero inoxidable es ciento por ciento por ciento importado, ya sea desde Europa, Sudáfrica y Asia”, destaca.

El material llega bajo la forma de planchas, tubos y macizos. Aunque básicamente el acero inoxidable es acero más cromo, níquel y otros elementos, hay una gran diversidad de aleaciones según sus usos.

El cromo le otorga resistencia a la corrosión y el níquel memoria a sus propiedades mecánicas.

“Lo importante es emplear acero inoxidable de elevada calidad, sino sus propiedades se pierden. En Chile, nos basamos por la normas del American Iron and Steel Institute (AISI) de los Estados Unidos, que clasifica los materiales según su composición. En los productos médicos, por ejemplo, se exige una aleación tipo AISI 304, con 18% de cromo y 8% de níquel”.

Según aclara Italo Cantele, las empresas que hacen caso omiso de tales normas generalmente fracasan. Hacia fines de los 80, empezaron a llegar aleaciones desde el Asia tan deficientes que los productos elaborados no pudieron ingresar a los mercados más importantes.

Consultado acerca de cómo reconocer el acero inoxidable para evitar engaños, el experto respondió que, a simple vista, ello no es sencillo. De hecho, el acero cromado se asemeja en apariencia, pero no es más que este material con un simple baño de cromo. Para tener certeza de lo que compramos es útil acercar un imán, de modo que si éste se pega al metal no es un acero inoxidable de alta calidad debido a su gran contenido de fierro y,  por tanto, se oxidará”.

Un material  inalterable

Si la aleación seleccionada se mantiene bien y corresponde al ambiente en la que  será puesta,  el acero inoxidable es eterno. Es resistente a las temperaturas extremas, bajas o altas, pero sobre todo a la corrosión”. Si es de buena calidad — señala el profesional—, incluso puedo hacer una raya profunda sobre una bandeja y, al igual que un filme de ciencia  ficción, ese daño se repara a sí mismo”.

Esta capacidad de “autoregenerarse” que tiene el acero inoxidable se debe a los óxidos que forman con el oxígeno, los que actúan como una capa protectora al evitar que el fierro se oxide.

“Lo curioso es que las aleaciones de cobre, en tanto, tienden a oxidarse más y también a ensuciarse con mayor facilidad, pero ninguno de estos factores afectan su acción bactericida y, más bien, la benefician”, precisa Italo Cantele.

Según informa el empresario, la otra característica que hace único al acero inoxidable es su atractivo estético de permanecer siempre reluciente y libre de manchas, porque, además, es fácil de limpiar.

Agrega que tales atributos del acero inoxidable explican el alto consumo per cápita que tienen los productos en Europa, cuya sociedad siempre privilegia la calidad. En Chile estamos en otra etapa: la variable precio aún suele imponerse sobre la calidad.

“Más allá de mi sentimiento patriótico, tengo que admitir que el acero inoxidable da la sensación de algo neutro, mientras que el cobre parece vivo, artístico, un metal más  cercano a la naturaleza”, expresa el entrevistado, en medio del frío ambiente de una metalmecánica.

El cambio de giro

“¡Claramente hay que dejar de exportar sólo lingotes y concentrados de cobre! Pero tenemos un inconveniente. La industria chilena destina hoy un escaso porcentaje a I+D+i. Si esta situación no varía, difícilmente podremos avanzar hacia estas nuevas aplicaciones de este meta”, sentencia el empresario.

Italinox sabe trabajar con acero inoxidable. Sabe cortar, soldar, plegar, pulir o taladrar cada tipo de aleación. Cada una tiene un proceso distinto y maquinarias para hacerlo, de modo de no contaminar con residuos los materiales. No obstante, esta experiencia no basta si se decide reemplazar la materia prima por cobre.

Por ejemplo, el acero inoxidable se suelda mediante el uso de aportes, varillas de tungsteno que, al operar a alta temperatura, unen el material. Para los nuevos productos de cobre habría que estudiar qué materiales podrían realizar mejor esta función.

“Para hacer este cambio de giro necesitamos la asociatividad con otras empresas a través del desarrollo de un proyecto común, estratégicamente proyectado a mediano y largo plazo, pero nunca cortoplacista, que es algo que usualmente se pretende hacer en nuestro país”, especifica Italo Cantele.

A pesar que valoró las alternativas que ofrece CORFO a través  de sus variados instrumentos de co-financiamiento, el profesional enfatizó que preferiría apostar a un gran proyecto con Codelco.

“Sería para nosotros un gran orgullo aliarnos a esta gran empresa chilena Aunque las variables del negocio aún no son seguras, pondríamos toda nuestra fuerza y, por qué no decirlo, hasta nuestro espíritu para conseguir un pujante mercado para el cobre bactericida”, expresa el profesional con evidente ímpetu.

Por su personal trayectoria, opina que hay que lanzarse a la realización del proyecto y que en el avance de éste se irán resolviendo los inconvenientes propios antes de la masificación de los productos. Por lo mismo, no quiso entrar en el tema de comparar precios entre el acero inoxidable y el cobre.

“Sin embargo, este coraje de jugárselas por lo que uno cree debe alcanzar a los productores del cobre y, sobre todo, a los consumidores finales. Es fundamental que esta última cadena del eslabón esté bien informada acerca de la propiedad bactericida del metal para que advierta su valor real”, concluye el empresario.

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