Problemas en el entorno familiar e incluso un efecto de la jornada escolar completa son para los especialistas algunas de las razones que ubican a Chile como el país con peor clima al interior de las aulas en la región. Durante una jornada organizada por la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y el Centro Hombres Libres y Familia se abordó La génesis, causas y factores que inciden en este flagelo.
Un estudio elaborado por la Unesco y el Ministerio de Educación, con cifras correspondientes al 2010, arrojó que las denuncias por bullying aumentaron en un 57% y lo que es aún más preocupante, Chile se sitúa como el país con peor clima escolar de la región. ¿Qué factores inciden? ¿Por qué y cómo se forma un menor violento?
Según los expertos en la mayoría de los casos un factor importante es el componente familiar. Para Alexis Valenzuela académico de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, la mayor parte de los menores que son agresores han sido en muchos casos violentados en sus hogares por sus padres u otro miembro de su familia.
Dentro de esta dinámica de violencia y según datos de la Unicef, quienes más ejercen violencia contra sus hijos, son las mujeres. Esto se debe en parte “porque son ellas quienes pasan mayor parte del tiempo con sus hijos, por la extenuante carga laboral sumada a las tareas domesticas y porque muchas veces ellas también son violentadas por sus parejas”, sostiene Valenzuela.
Para el experto, quién además es director del Centro Hombres Libres y Familia, lo anterior se traduce en una cadena de conductas que comienzan en la casa y que se traspasan a los menores, quienes las repiten entre sus pares y círculo escolar. “Si un niño va creciendo con patrones de conductas agresivas entres sus padres y con él, lo más probable es que lo replique entre sus pares o quiera expresarlo con otros, a través de la violencia”.
Valenzuela indica que la violencia es utilizada en muchos casos como defensa y como una manera de resolver los conflictos. Pero también como catarsis, como una forma de desprenderse de un elemento negativo que afecta psicológicamente. Por eso es necesario hacer la distinción entre la agresividad y la violencia. Según Valenzuela el primero es inherente al ser humano, y con el tiempo es posible canalizarlo; pero el segundo es concretamente abuso de poder y es lo que conocemos por bullying.
Para el psicólogo Álvaro Reyes, ex asesor de la República de El Salvador, “los rasgos agresivos se instalan en la infancia y se evidencian cuando se obtiene un rol de poder”. En este sentido, dijo, lo social también es predominante e influye en el menor “la agresividad, puede transformarse en violencia al existir un rol social que la legitima y la perpetúa”.
A su juicio, el control del menor está dado por la estabilidad emocional que le brinda lea madre. “Los niños lo único que quieren es cariño y contención. Cuando se encuentran en un hogar muy hostil y de rechazo, expresan esa necesidad de afectos con acciones bruscas o agresivas. De hecho, la inseguridad y desprotección son la base de una personalidad violenta”, sostuvo Reyes.
Otros factores que influyen en la violencia escolar son el estrés de los menores a raíz de la jornada escolar completa. Pocas horas en sus hogares, escasa motivación, presión y las largas horas en los establecimientos educacionales, hacen que se resientan. En muchos casos esto ha conllevado a que los suicidios en adolescentes sean más prevalentes que en años anteriores. También llama la atención, advierte el experto, que la violencia entre mujeres haya aumentado, lo cual ha ido rompiendo el paradigma de género.
La génesis, causas y factores que inciden en este flagelo fueron abordados por diversos especialistas en el seminario “Violencia en el ámbito familiar y escolar: Comprensión y herramientas de intervención”, organizado por la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano en conjunto con la Centro Hombres Libres y Familia.
