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Objetos con «alma» tecnológica

Un grupo de científicos elaboran un sistema para dar funcionalidad electrónica a objetos que no la tienen. Ya consiguieron convertir un cartón de pizza en una computadora.


Imagine que puede usar su viejo teléfono como si fuera un iPhone, o que en vez de escribir en la computadora lo puede hacer en esa vieja máquina de escribir, pero conectado a Internet, o que a través de una simple banana puede realizar una llamada telefónica.

Esto es lo que imaginaron también Alexis Zerroug y Alvaro Casinelli, del laboratorio Ishiwaka-Oku de Tokyo, que lideran un proyecto que pretende dar «funcionalidad electrónica» a objetos que no la tienen.

Al proyecto lo llamaron «computación invocada» porque, en palabras de sus creadores, «el objetivo del proyecto es desarrollar un sistema capaz de transformar objetos cotidianos en dispositivos electrónicos de comunicación». En una palabra, de invocar aplicaciones.

Casinelli asegura en una entrevista que todo empezó con una pregunta: ¿Podemos revivir una vieja computadora que tiramos a la basura, no mediante la reparación de sus componentes internos sino, usando la realidad aumentada, darle una funcionalidad que había perdido?

Zerroug y Casinelli pronto se dieron cuenta de que era posible que objetos obsoletos vuelvan a tener una función, si ésta era suministrada desde el exterior, si el objeto era de alguna forma «poseído» y dotado de funciones que no tenía antes. Para hacerlo funcionar, el usuario solo tiene que «invocar» esta funcionalidad.

Aprendiendo a «invocar» aplicaciones

Para invocar una aplicación el usuario tiene que realizar un gesto sobre el objeto. Un sensor identifica este gesto y provee al objeto de la funcionalidad que el usuario desea.

Zerroug y Casinelli usan dos objetos para explicar su proyecto: una banana que se convierte en teléfono y un cartón de pizza que se transforma en una computadora.

Tras agarrar la banana y ponérsela en la oreja, «el sistema entonces intenta reconocer la intencionalidad del gesto y dar la función deseada el objeto elegido», se lee en la web del proyecto.

En el caso del cartón de pizza, un sensor identifica si se abre una caja de pizza como si fuese un laptop, y acto seguido proyecta una pantalla y un teclado utilizable sobre el cartón.

Convertir banana en teléfono

El sistema se basa en una cámara sensible al movimiento, un proyector, y un dispositivo capaz de proyectar sonido, de manera que éste es sólo audible dentro de un área muy pequeña e inaudible fuera.

Mediante éste efecto se consigue que se tenga una impresión de que el sonido de la llamada telefónica procede de la banana.

El proyector tiene un dispositivo de seguimiento muy potente, por lo que las imágenes proyectadas permanecen asociadas al lugar físico independientemente del movimiento.

Todo esto ayuda a crear una sensación de realidad muy clara.

La parte más complicada es el reconocimiento por parte de la computadora de la funcionalidad que el usuario desea de cada aparato: cómo saber que ponerse una banana en la oreja significa que queremos llamar por teléfono.

Realidad aumentada, con otra vuelta de tuerca

La «computación invocada» se basa en un invento que está dando mucho que hablar últimamente: la realidad aumentada.

Al contrario que la realidad virtual, que sustituye el mundo real por uno simulado, la realidad aumentada mezcla realidad y mundo virtual para crear una experiencia electrónica más rica y más atractiva para el usuario.

A través de un dispositivo electrónico con cámara y pantalla, la realidad tomada por la cámara se mezcla con elementos virtuales que solo están en el dispositivo, pero que son capaces de interactuar con la parte real representada en la pantalla.

La consola de videojuegos Nintendo DS3 tiene varios juegos en los que es posible controlar objetos virtuales en mundos reales. Un sistema en la consola analiza el ambiente real que la rodea, y lo convierte en un mundo interactivo manipulable por el sujeto.

El iPhone y otros smartphones poseen aplicaciones de realidad aumentada, y Google tiene una herramienta, Goggles, que permite a dispositivos electrónicos reconocer y aumentar la información de la realidad.

Un ejemplo sería tomar una foto de un cuadro, y que el dispositivo nos informe de su nombre, su autor, y la fecha en la que fue pintado.

Pero la informática de invocación va más allá. «En un iPhone tienes un aparato, pero tienes q aprender a usar este aparato. Aquí queremos hacer lo contrario, la computadora será la que deberá aprender lo que quieres hacer», dijo Alexis Zerroug en una entrevista a una web especializada.

«En vez de ser un interfaz humano-máquina, es uno máquina-humano».

La idea detrás de la invocación electrónica es la de no depender de aparatos físicos que se quedan obsoletos, sino de crear funciones que puedan ser cumplidas por cualquier objeto, en cualquier lugar.

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