El sitio, llamado «El diario de un manoseador», fue creado en 2010 y tardó cuatro años en ser puesto fuera de circulación. En él, un sujeto oculto tras el seudónimo de «Droopy», narraba cómo utilizaba las aglomeraciones para dar rienda a suelta a toqueteos y abusos.
«Todos los días espero con ansias poder salir y divertirme un rato, aprovechando las absurdas multitudes de estas horas en TransMilenio (…) Solo busco a las ejecutivas y secretarias por sus pantalones delgaditos y apretaditos, sin bolsillos atrás. Éstas son mis preferidas». Este tipo de comentarios podían leerse en el blog «El diario de un manoseador» hasta el miércoles pasado, día en que el sitio fue puesto fuera de circulación.
El blog, creado por un sujeto que se ocultaba tras el seudónimo de «Droopy», narraba cómo las aglomeraciones en el transporte público de Colombia servían de escenario perfecto para que un pervertido pudiera dar rienda suelta a toqueteos y abusos contra mujeres desprevenidas.
Otra entrada, donde aparecía adjunta una fotografía de una parada colapsada de gente esperando, rezaba «(Son) alrededor de las 5 pm, de un día entresemana normal. Éste es el volumen de personas que intentan tomar el servicio. ¡Imaginen todo lo que un manoseador como yo puede hacer en este lugar! ¡Esto es un paraíso!”.
Según informó el medio colombiano El Tiempo, el blog fue creado en 2010 y tardó cuatro años en llamar la atención de las autoridades. Su cierre no se produjo sino hasta después de que varios usuarios de Twitter compartieran y criticaran su contenido, al alero de que salieron a la luz dos casos de acoso sexual en TransMileno.
El blog de “Droopy” se presentaba como “un espacio para todos aquellos manoseadores de chicas en el transporte colectivo” y ostentaba un registro de cerca de 18 mil visitas. «La idea de todo esto es buscar siempre estaciones que se llenen mucho y donde haya mucha presencia de ejecutivas, oficinistas o secretarias. Ya tengo fichadas unas cuantas y así poder disfrutar al máximo de ellas en horas pico», señalaba en el texto.
