A no descuidarse: aunque falta un mes y medio para que llegue la primavera, seguimos en invierno y ello amerita tomar una serie de cuidados para no sucumbir al frío y la humedad. La kinesióloga supervisora del centro de estética Pretty Woman, Lorena Soto, entrega aquí siete consejos para lograr ese objetivo.
1.- Las verduras y las frutas, son importantísimas en invierno, porque nos aportan la proteína necesaria para hacer frente al frío. Hay que comerlas al menos dos veces en la semana. Las mejores verduras de invierno son los zapallos con gran cantidad de vitamina A, las alcachofas que poseen hierro en cantidades importante y el repollo, que aporta gran cantidad de potasio.
2.- Manténgase hidratado. Consumir agua fresca durante el día ayuda a mantener las mucosas húmedas, evitando así la acumulación de bacterias y virus.
3.- En invierno, los virus que causan los resfríos circulan con mayor frecuencia y la tasa de contagio aumenta por el hecho de estar en ambientes cerrados y mal ventilados. Para ello, lavarse las manos sigue siendo una de las mejores formas de evitar el contagio. Además, es recomendable taparse la boca o cubrirse con el brazo al momento de estornudar o toser para evitar la propagación de los gérmenes.
4.- Para abrigarnos y no pasar frío no es necesario ponernos un abrigo muy grueso o una prenda muy ajustada al cuerpo, con esto no conseguimos aislarnos del aire exterior. Lo que debemos hacer, es vestimos con dos prendas más delgadas ya que de esta forma creamos una barrera de aire entre ellas que nos aislará del exterior.
5.- En las mañanas debemos ducharnos con agua caliente para acabar gradualmente con una ducha fría, así estimulamos la circulación y además nos ayuda a entrar en calor.
6.- Practicar ejercicio físico ayudará a entrar en calor y combatir el frío. Por eso, es ideal programar actividades físicas adecuadas para la época del año en espacios cubiertos y bien ventilados.
7.- La disminución de la luz solar y nuestra tendencia a permanecer en sitios cerrados a causa del frío, conlleva a una deficiencia de vitamina D la cual es fundamental en el organismo para la fijación del calcio. Es por ello que debemos incorporarla a través de alimentos como los pescados grasos, los lácteos, yogurt y quesos.
