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Doubleland, la empresa de snacks saludables que convirtió la Ley de Etiquetados en una oportunidad Vida sana

Doubleland, la empresa de snacks saludables que convirtió la Ley de Etiquetados en una oportunidad

«Tomamos fruta, la transformamos en gomitas y la metimos a un envase intermedio de 30 gramos, que es una porción equivalente a comer una manzana”, dijo Franco Massardo sobre Frutbols, uno de sus productos presente en supermercados y colegios.


La forma cómo se puso en marcha la nueva ley de etiquetados de alimentos generó opiniones divididas entre quienes consideran que el sistema de discos negros que alertan sobre las  altas cantidades de azúcar, grasas saturadas, sodio y calorías en distintos alimentos fue todo un acierto, y aquellos  que  sostienen  que debió implementarse de otra forma y con una mejor campaña previa para educar a la población.

Pero en lo que sí hay consenso es en que la medida sirvió para darle un impulso a los emprendimientos y empresas enfocadas a la elaboración de productos saludables que han conseguido ganarse un espacio en establecimientos educacionales y tiendas de retail, precisamente por el uso de ingredientes que están eximidos de las advertencias en los envoltorios.

Es el caso de Doubleland, que se define como una empresa de alimentos saludables creada con el fin de desarrollar nuevos e innovadores  productos que ayuden a la sociedad a mejorar la calidad de su alimentación, siendo esta su carta de navegación para futuros proyectos. Hace cuatro años la firma lanzó los snacks Frutbols, presentes hoy día en dos grandes cadenas de supermercados y que está empeñada en abrirse paso en  otros mercados como Colombia, México y Estados Unidos.

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Franco Massardo junto a unidades de los snacks Jelti y Frutbols, que actualmente están presentes en colegios y en los sectores saludables de un centenar de supermercados a lo largo del país.

Uno de sus fundadores es el ingeniero Franco Massardo, quien recordó que montaron la empresa gracias a un capital semilla y bajo la premisa que hasta ese entonces prácticamente no existían golosinas que no fueran comida chatarra. Por lo mismo explica que ajustarse a la Ley de Etiquetados más que un objetivo, se transformó en una oportunidad.

“Empezamos a trabajar en varias cosas y llegamos a Frutbols, que tiene la gracia es tener la misma cantidad de fruta de una manzana. Nos preguntamos qué podíamos dar a media mañana que tuviera algún valor y no fuera sólo comer calorías.  Por eso tomamos fruta, la transformamos en gomitas y la metimos a un envase intermedio de 30 gramos, que es una porción equivalente a comer una manzana”, dijo Massardo.

Y aunque admite que no tiene las herramientas para comparar el impacto de la normativa en los consumidores, afirma que sí fue notorio en los canales de distribución de los productos. “Más que el impacto de los etiquetados en el consumidor, fue el impacto que generó en los canales de distribución, de colegios y supermercados. El  mismo Jumbo nos dio la posibilidad de estar en posiciones que de otra manera no hubiéramos podido tener. Por ejemplo, hoy estamos en las cajas de Jumbo en un sector saludable porque no tenemos etiquetado. Y en los colegios nos llaman llaman para poder tener productos porque no hay mucho más en esta línea”, dijo.

Además de los Frutbols, también desarrollaron la línea de productos Jelti, que también destacan por no llevar azúcar añadida y que están elaborados con cereales de quinoa y arroz.

Finalmente Massardo afirmó que lo más difícil de crecer como empresa no fue el desafío de producir más, sino que llevar los productos a los puntos de venta.  Es así como el hecho de estar presentes en 100 supermercados a lo largo del país les ha significado contar con una red de igual número de reponedores, además de otras tareas logísticas.

“Uno para dar ese paso nunca está capacitado porque no es sólo la producción. La producción es una parte  muy importante, pero la administración de los locales también tiene harto trabajo y es la más compleja. Para los que somos chicos, la administración de los puntos de venta, con  reponedores y promotores, y poder solucionar las dificultades que a diario se presentan en las salas de venta es lo más complejo de dar el salto. La producción se puede ir ajustando, pero los problemas que ocurren del otro lado don los que más cuesta administrar a las PYME.

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