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Prácticas laborales para que jóvenes con discapacidad intelectual se incorporen al trabajo Inclusión

Prácticas laborales para que jóvenes con discapacidad intelectual se incorporen al trabajo

“ El desafío es que las empresas den oportunidades y que los padres apoyen la inserción laboral, dándoles independencia para trasladarse a un lugar de trabajo, porque muchas veces temen por su seguridad o el trato que puedan recibir. De a poco la mirada a la discapacidad está cambiando”, dice Viviana Romero, directora del colegio diferencial Paul Harris.


Con 150 alumnos, el Colegio Diferencial Paul Harris está impulsando un innovador sistema para la inserción laboral de sus pupilos. Los alumnos –principalmente con síndrome down o algún nivel de discapacidad intelectual- realizan prácticas laborales en distintas empresas con el fin de desarrollar sus competencias para el trabajo.

Una de estas empresas es la compañía de outsourcing y recursos humanos GrupoExpro, donde desde 2012 han realizado sus prácticas laborales 15 alumnos de este colegio.

“Nuestra visión para ayudar a la inserción laboral es distinta a otros colegios especiales. En otros lugares, enseñan oficios como gastronomía, carpintería o moda. Acá no los formamos en un oficio, sino que desarrollamos habilidades blandas para que puedan incorporarse a distintos trabajos”, explica Viviana Romero, directora del establecimiento municipal de Las Condes.

Entre las competencias de empleabilidad que desarrollan en estas prácticas laborales están puntualidad, presentación personal, responsabilidad, labor en equipo, asertividad, tolerancia a ser corregidos, capacidad de resolución de problemas, y normas de conducta en el trabajo como saludar y despedirse con un trato profesional.

Nicolás Kovacic (25 años) y Camilo Vásquez (24 años) actualmente realizan su práctica en GrupoExpro. “Me encanta trabajar, tener mucha fuerza, ser independiente, trabajar bien, en forma ordenada, impecable, ser responsable, respetuoso con los demás. Yo no soy flojo, quiero ser trabajador y estudioso“, expresa Camilo.

Los alumnos de práctica laboral del Colegio Paul Harris trabajan en el departamento de archivos del área de Recursos Humanos. Clasifican documentación según alfabeto, ordenan curriculum, contratos, liquidaciones de sueldo y otros materiales de cada trabajador, armando y ordenando carpetas, en un lugar donde el flujo de documentación es alto. “Es un trabajo con mayor exigencia, pues es administrativo e involucra habilidades como saber leer, escribir, categorizar”, explica Alejandra Lillo, terapeuta ocupacional del programa de prácticas del colegio.

“Hemos repetido la experiencia año a año porque debemos pensar en el futuro y esto implica inclusión para las personas, dando oportunidad de realizar estas prácticas que los preparan para enfrentar un trabajo que dignifique. También ha servido para que los trabajadores de la empresa aprendamos a convivir con personas con capacidades diferentes, dejando de lado el miedo o no saber tratarlos”, acota Cristian Carvajal, gerente general de GrupoExpro.

Desafío para el entorno

La incorporación de estos jóvenes ha estimulado a su entorno. Se ha capacitado a los colaboradores del área de archivos para no dar a estos jóvenes un trato paternalista, sino profesional, como un estudiante más que realiza su práctica en la empresa. Por ejemplo, en lugar de abrazarlos aprender a saludarlos con la mano, incorporando códigos de relaciones sociales en el trabajo.

Nicolás además se desempeña en un supermercado cercano a su casa, y explica que al egresar del colegio le gustaría “cualquier trabajo o quiero trabajar a futuro en un restaurant”.

“La inserción es compleja porque los puestos laborales requieren perfiles cada vez más exigentes. El desafío es que las empresas den oportunidades y que los padres apoyen la inserción laboral, dándoles independencia para trasladarse a un lugar de trabajo, porque muchas veces temen por su seguridad o el trato que puedan recibir. De a poco la mirada a la discapacidad está cambiando”, concluye Romero.

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