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Los autos sin conductor prometen reinventar y humanizar las calles FT Weekend

Los autos sin conductor prometen reinventar y humanizar las calles

Ahora que las firmas de tecnología de California han producido el teléfono inteligente, desarrollado inteligencia artificial y enviado cohetes al espacio, transformar la ciudad es la próxima frontera.


Cuando se diseñaron las enlodadas calles de San Francisco durante los días memorables de la fiebre del oro, el caballo era la mejor manera de moverse por la ciudad. Actualmente se puede ver un nuevo tipo de vehículo por las calles de la ciudad: el automóvil sin conductor.

Con sus sensores de radar y sus voluminosas cámaras, estos vehículos dan la impresión de ser una tecnología que aún no ha madurado. Sin embargo, así como el auto dio lugar a las calles pavimentadas y a la expansión suburbana, el vehículo  sin conductor cambiará radicalmente las ciudades en que vivimos.

«Hay enormes cambios futuros», afirma Dan Doctoroff, ex teniente de alcalde de desarrollo económico y reconstrucción de Nueva York. «Estamos en medio de un momento histórico». ActualmenteDoctoroff dirige Sidewalk Labs, una filial de Google que trabaja para llevar las nuevas tecnologías a las ciudades.

Tres o cuatro décadas a partir de ahora, las calles se parecerán muy poco a las calles que hoy conocemos; serán más parecidas a las avenidas compartidas del pasado. «La relación entre la calle y la acera quizás vuelva a ser algo similar a lo que se vería en una imagen de 1900», dice. La idea es que si los autos sin conductor se utilizan mucho más que los  particulares, podrían ayudar a reducir la congestión, eliminar la necesidad de espacios de estacionamiento y mejorar la seguridad vial.

san francisco 1900

San Francisco, 1900.

Esta visión de días felices la comparten muchos en Silicon Valley y está ganando mucho impulso gracias al auge de Uber y Lyft, las compañías rivales de transporte privado de Silicon Valley. Ahora que las firmas de tecnología de California han producido el teléfono inteligente, desarrollado inteligencia artificial y enviado cohetes al espacio, transformar la ciudad es la próxima frontera.

Sin embargo, este desafío ha resultado ser una tarea muy difícil, especialmente porque la mayoría de las ciudades fueron construidas hace mucho tiempo. Para muchos de los soñadores de Silicon Valley, esta antigua infraestructura está bloqueando el camino del progreso. «Estamos viendo el deterioro de la infraestructura del siglo pasado y más antigua», dice Shervin Pishevar, uno de los primeros inversionistas en Uber y cofundador de Hyperloop One, cuyo objetivo es crear tubos de 700 millas por hora que moverán personas más rápidamente que el avión. «Las ciudades han sido realmente rehenes de los diseños de los automóviles del siglo XX».

Su solución es diseñar y construir nuevas ciudades, junto con redes “hyperloop”, que contarán con centros urbanos verdes y exuberantes y túneles subterráneos para el transporte.

«Esta infraestructura existente no es donde vamos a vivir en el futuro», dice. Aunque la visión de Pishevar es extrema, incluso según los estándares de Silicon Valley, un creciente número de compañías tecnológicas ya están haciendo cambios más inmediatos, aunque prosaicos, en nuestras ciudades. Uno de los más visibles es el próximo cambio a automóviles sin conductor, y si los tecnólogos están en lo cierto, esto podría suceder antes de lo que pensamos.

«La propiedad privada de automóviles será casi nula en las principales ciudades de EEUU», dice John Zimmer, cofundador de Lyft. Predice que, dentro de cinco años, la mayoría de los viajes en Lyft se llevarán a cabo en vehículos autónomos. Esto abaratará el servicio, porque los coches sin conductor son menos costosos que tener un conductor humano. Este tipo de aspecto económico acelerará una transición que está ya en marcha, pues los urbanitas optarán por utilizar Uber y Lyft en lugar de comprar sus propios vehículos.

Otras personas coinciden. La propiedad privada de automóviles podría alcanzar su punto más alto en 2020, según un reciente estudio realizado por el Rocky Mountain Institute en Colorado. «Conforme disminuya la propiedad de automóviles, se podrá comenzar a pensar en un rediseño total de las ciudades en torno a la gente, que es como debe ser, y no en torno a los coches, que es cómo es ahora», afirma Jon Walker, autor del estudio.

Mientras tanto, Uber ya está pensando más allá de los autos sin conductor, en el ‘automóvil volador’. En un reciente documento de concepto, contempló pequeños vehículos que se moverían como los helicópteros, pero con seis rotores pequeños en lugar de un rotor grande, lo que los haría más silenciosos. Cada rotor sería alimentado por baterías eléctricas, en teoría, aunque Uber admite que la tecnología existente de baterías aún no está a la par de la tarea.

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Si las personas se transportan en vehículos voladores o coches sin conductor, un efecto inmediato sería una menor necesidad de estacionamiento. Según las estimaciones, el número total de espacios de estacionamiento en EEUU cubre un área del tamaño de Puerto Rico. Los diseñadores y planificadores urbanos ya están emocionados pensando en lo que podrían hacer con este espacio recuperado. «Las ciudades están a punto de recibir un dividendo de espacio público», dice Blaine Merker, un arquitecto de Gehl, un grupo de diseño urbano.

Muchos desarrolladores inmobiliarios también están comenzando a planificar para este cambio. En San Francisco, un nuevo desarrollo inmobiliario ya ha optado por subvencionar viajes en Uber para sus residentes, con el fin de construir menos espacios de estacionamiento.

Conforme los coches sin conductor se vuelven más comunes, no todos los cambios serán positivos. Una de las mayores preocupaciones es si esta nueva forma de transporte aumentará la expansión urbana. Conforme los coches sin conductor hacen que los viajes sean más baratos y cómodos — permitiéndoles a los pasajeros trabajar o dormir mientras viajan — esto facilitará a quienes trabajan en oficinas vivir en los suburbios lejanos.

Del mismo modo que los automóviles tradicionales contribuyeron a crear el moderno suburbio estadounidense, vaciando los centros urbanos, el coche sin conductor podría tener un impacto similar, pero en un grado aún mayor. «Es muy importante que no permitamos que los vehículos autónomos reviertan los avances que las ciudades han hecho en los últimos 20 años en términos de reconstrucción del centro de la ciudad y la creación de centros vibrantes», dice Merker.

Otros están preocupados de que los sistemas de transporte público se verán amenazados, conforme los viajes baratos en los coches sin conductor le roben pasajeros al transporte público y socaven la inversión en este último. Si los viajeros utilizan Uber en lugar de subirse a la bicicleta o tomar el metro, también podría aumentar la congestión, aunque esto se vería mitigado en parte por el uso compartido de vehículos.

Jarrett Walker, un consultor de transporte público, dice que, si los pasajeros pasan del transporte en grandes vehículos como los autobuses al transporte en vehículos más pequeños como Uber o Lyft, las ciudades densas corren el riesgo de caer en una congestión «masiva». «La fantasía de que todo responde a la demanda socava un aspecto importante para el desarrollo urbano: que el transporte es lo suficientemente permanente como para ser una base de inversión», dice, señalando la importancia de las líneas fijas de transporte como los trenes subterráneos.

Estas preocupaciones sobre el transporte público y la expansión suburbana apuntan a sólo dos de las áreas donde los tecnólogos de Silicon Valley podrían chocar con los planificadores urbanos tradicionales, pero probablemente habrá muchas más.

Doctoroff, de Sidewalk Labs, dice que los tecnólogos y los urbanistas no suelen entenderse. «Realmente casi no hablan el mismo idioma y, por lo tanto, es difícil para ellos comunicarse entre sí», dice. «Los urbanistas tratan el mundo tal como es, con todas las restricciones. Los tecnólogos tienden a pensar en el futuro, y ser menos sensibles a las verdaderas limitaciones».

Sidewalk Labs ha intentado ayudar a llenar ese vacío, pero sus esfuerzos no han dejado de ser polémicos. A comienzos de este año, un proyecto para colocar kioscos con WiFi gratis en las aceras de Nueva York tuvo que ser rápidamente reconfigurado después de que las personas utilizaron los kioscos para ver pornografía. Los esfuerzos más recientes incluyen un plan para identificar espacios de estacionamiento abiertos usando cámaras montadas en los autobuses, aunque la idea aún no ha sido implementada.

No obstante,  Doctoroff se mantiene optimista. Pasarán varias décadas antes de que los coches sin conductor sean comunes, dice, pero cuando lleguemos a eso, y las calles comiencen a parecerse a las avenidas de 1900, es posible que se sienta algo familiar. «Estamos yendo de regreso al futuro», asegura.

Cuando se fundó Uber, los objetivos de uno de los cofundadores Travis Kalanick no eran sólo crear una aplicación de transporte, sino hacer desaparecer la propiedad de automóviles privados. Lograr esto implicaría reducir los costos de los viajes de Uber para que sean finalmente más baratos que poseer un coche propio.

Pero todavía hay camino por recorrer. Según un estudio realizado por el Rocky Mountain Institute, las redes de transporte como Uber o Lyft cuestan alrededor de US$2 por milla por pasajero actualmente. Eso es más de dos veces más caro que conducir un coche privado, lo cual cuesta alrededor de US$0.82 por milla por pasajero para un sedán básico, dice el estudio. Esa cifra incluye los costos como estacionamiento (US$0.16 por milla), seguros (US$0.10 por milla), y combustible (US$0.09 por milla).

Sin embargo, estos aspectos económicos cambiarán dramáticamente una vez que las tecnologías de los coches sin conductor sean algo común. Jon Walker, autor del estudio, espera que el costo de los viajes en coches sin conductor sea tan barato como en los vehículos personales para el año 2018. La principal razón es los gastos ahorrados por no tener un conductor humano, que representa más de la mitad del costo de un viaje con conductor actualmente.

Según los cálculos del Rocky Mountain Institute, un auto sin conductor tendrá un costo de funcionamiento de sólo US$0.46 por milla, y US$0.40 adicionales que se lleva la compañía de transporte privado como ganancia, dejando el costo total a la par de los vehículos privados.

«Los planificadores estratégicos y de la ciudad están comenzando a ver que esto es cierto», dice Walker. «Esperamos que haya una reducción del 60 por ciento en vehículos personales, y creo que realmente es muy plausible en los próximos 20 años».

La transición de la propiedad de automóviles personales ya está empezando a ocurrir en las zonas urbanas densamente pobladas, como Nueva York, San Francisco y Boston, dado el alto costo de estacionamiento.

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