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El fantasma del espionaje durante la guerra fría se instala en la Universidad de Cambridge FT Weekend

El fantasma del espionaje durante la guerra fría se instala en la Universidad de Cambridge

Tres académicos renunciaron a organizar un seminario sobre temas de seguridad e inteligencia, porque sospechan que una editorial ligada a la actividad pueda ser usada como pantalla por espías del Kremlin. “Cambridge es un maravilloso lugar de teorías conspirativas pero la idea de que haya un complot maquiavélico es ridículo”, dijo Neil Kent, uno de los principales impulsores del evento.


Por Sam Jones*

Un grupo de los más importantes expertos en inteligencia, incluyendo a un ex jefe del MI6, cortó sus vínculos con otros académicos de la Universidad de Cambridge debido a que temen la acción de espías en la universidad, lo que inevitablemente lleva a recordar el espionaje soviético en el corazón del establishment británico durante la guerra fría.

Richard Dearlove, ex jefe del MI6 y ex profesor del Pembroke College; Stefan Halper, asesor senior en políticas exteriores de los ex presidentes Nixon, Ford y Reagan en la Casa Blanca; y Peter Martland, un reconocido historiador de espionaje, renunciaron a ser los organizadores del Seminario de Inteligencia de Cambridge, un foro académico para ex agentes e investigadores actuales del espionaje occidental, debido a las inquietudes sobre lo que temen que podría ser una operación respaldada por el Kremlin para comprometerlos.

Halper dijo que había renunciado debido a una “inaceptable influencia rusa en el grupo”.

El seminario creado por Christopher Andrew, historiador oficial del Servicio de Seguridad MI5 y ex presidente de la Facultad de Historia en la universidad, es una de las actividades más respetadas de este campo.

Los últimos asistentes a estos debates, que se llevan a cabo cada viernes en el Corpus Christi College, han incluido a Mike Flynn, escogido por el presidente electo Donald Trump como nuevo asesor de Seguridad Nacional y Simon Fraser, el subsecretario recientemente jubilado del Ministerio de Relaciones Exteriores británico. Dearlove y sus colegas sospechan que el Veruscript, una nueva editorial digital que aporta cierto dinero para cubrir los costos del seminario y que está embarcada en la creación de una nueva revista de inteligencia, podría estar actuando como una pantalla para los servicios de inteligencia rusos.

Las fuentes consultadas de manera anónima concordaron que se teme que Rusia pueda estar tratando de utilizar el seminario como una plataforma para dirigir de manera encubierta el debate y la opinión sobre temas de seguridad y defensa.

Financial Times no ha podido corroborar sus afirmaciones y no se han proporcionado pruebas concretas para respaldarlas.

Los tres renunciaron como organizadores antes del inicio del trimestre de otoño. Richard Dearlove confirmó su renuncia pero se negó a dar más declaraciones. Tampoco hubo comentarios de Martland.

El factor Trump

Sus inquietudes se relacionan con la creciente paranoia sobre la subversión rusa en el oeste. Con las relaciones entre Londres y Moscú en su punto más bajo desde el momento de mayor tensión desde la guerra fría, las agencias de espionaje de Gran Bretaña están trabajando horas extras para tratar de contrarrestar la acción encubierta rusa en el Reino Unido.

Incentivados por la creciente inquietud de la intromisión de Rusia en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, los espías occidentales están bajo presión para tratar de conseguir una imagen más completa de la estrategia del Kremlin para manipular la información y así influenciar la opinión pública.

De hecho, la disputa en Cambridge también trae recuerdos perturbadores de la guerra fría y que ha dividido bruscamente a los académicos en el seminario de inteligencia.

Mientras que el ambiente intelectual febril en Cambridge en los años 30 (cargado de un nuevo pensamiento radical socialista y revitalizado por un rebelde entorno internacional) era un lugar ideal para reclutar jóvenes y carismáticos agentes soviéticos como Kim Philby y Guy Burgess, cuyos trabajos fueron la cumbre de recopilación de información de la guerra fría, el entorno académico moderno no provee el contexto adecuado para el espionaje ruso.

Andrew, cuyos libros sobre la KGB se encuentran entre los más completos sobre la historia de la guerra de información rusa y sobre los cinco espías de Cambridge de los años 30, califico como absurda la insinuación de una operación secreta rusa para comprometer el seminario.

De hecho, aseguró que la actividad es “completamente no confidencial” y añadió que la nueva Revista de Inteligencia y Terrorismo no fue formalmente asociada con el seminario.

Algunos académicos sugirieron a Financial Times que la disputa acerca del seminario también puede estar matizada por un elemento de competitividad: Dearlove y sus colegas, quienes han abandonado el seminario para dirigir una organización independiente llamada Cambridge Security Initiative (CSI), buscaban una orientación más comercial.

El CSI que también realiza discusiones y reuniones informativas periódicas, tiene como miembros a Iain Lobban y David Omand, ambos ex jefes de la comisión de vigilancia electrónica GCHQ (Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno), como miembros del comité asesor.

Andrew era el copresidente del CSI junto a Sir Richard, pero renunció a su cargo en la primavera. Manifestó que su renuncia no estaba relacionada a Veruscript.

«Es absurdo»

Neil Kent, el actual y principal organizador del seminario y editor jefe de la nueva revista, también se apartó del CSI. Kent, un lingüista y experto en la cultura rusa, manifestó que el gobierno ruso era “incapaz” de estar involucrado de cualquier forma. “Cambridge es un maravilloso lugar de teorías conspirativas pero la idea de que haya un complot maquiavélico es ridículo” indicó. “La idea de que cualquiera de nosotros estuviera involucrado en cualquier tema que tenga señales de influencia rusa o que estuviéramos bajo la influencia comunista es absurda”.

Kent es responsable de haber desarrollado los vínculos entre el seminario y el Veruscript que fue creado por un amigo suyo de Cambridge, el nanotecnólogo ruso Gleb Cheglakov.

De acuerdo a la versión de Kent, la nueva revista costará aproximadamente 50.000 libras al año y aunque el financiamiento inicial está siendo suministrado por Veruscript, a la larga se recurrirá a otras fuentes financieras para garantizar su independencia.

Kent afirmó que no sabía de dónde provenía el dinero de Veruscript. Los registros corporativos indican que ésta está dirigida por la empresa AGC Partners, con sede en Londres.

Cheglakov explicó a Financial Times que la compañía fue creada por él y por su esposa utilizando dinero personal. Cuenta con un sitio web impecable y emplea alrededor de una docena de personas. Su idea, dice, es revolucionar el mercado académico a través de la revisión de textos por pares autorizados.

Los registros corporativos de AGC Partner muestran que fue fundada en 2012. Cheglakov dijo que él fue su cofundador aunque legalmente es propiedad de su mujer, Nazik Ibraimova, oriunda de Kirguistán. Ella no pudo ser contactada para conocer su opinión sobre este asunto.

Los registros muestran que ella fue quien en un principio financió la empresa con una serie de préstamos de 50.000 libras que aumentaron cada seis meses. En el último año, la empresa ha crecido significativamente. En el 2015, sus cuentas mostraron una pérdida de 410.000 libras que fue el último año que se registraron tales cifras.

Por medio de un correo electrónico, Cheglakov aseguró que la Revista de Estudios de Inteligencia y Terrorismo es la primera de una serie que la empresa planea publicar. No obstante, en el mail no abordó específicamente el tema de cualquier conexión entre el gobierno ruso con la empresa.

También destacó que todas las revistas respaldadas por Veruscript tendrían una completa independencia editorial de la organización. “Nuestro objetivo es actuar como una fuerza de bien dentro de la industria editorial”, concluyó.

 

* Traducido por Karen Badilla Thiele, Traducción inglés-español Universidad Arturo Prat (UNAP).

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