Vida Opinión
Debemos movernos a un sistema educativo capaz de generar un despertar en los estudiantes, que forme a personas con capacidad crítica, y que ellos, sin importar su condición social, sientan que pueden ser promotores de transformaciones.
Recuerdo cuando en 2011 realizamos la primera versión de Carrera Solar Atacama, competencia de vehículos solares en el Desierto de Atacama, muchos niños se enfrentaron a estos autos delgadísimos que parecían flotar por la carretera, no sabían lo que eran, por eso algunos creyeron que eran naves espaciales.
Para la segunda versión de este desafío, pensamos de qué manera podíamos vincular a la comunidad con este evento, sin que sintieran que era algo que sucedía cada cierto tiempo y de la que ellos participaban sólo como espectadores. Fue así como decidimos hacer Taller Solar, experiencia lúdica y didáctica en la que se fabrica con material reciclado, un auto solar a escala.
[cita tipo=»destaque»]Es necesario parar con las críticas que se hacen a nuestro sistema educacional y dar paso a propuestas o acciones concretas que promuevan una transformación efectiva al rechazado modelo.[/cita]
Cuando uno de los niños terminó su autito, días después se acercó al ganador de la competencia y lo desafió: “te echo una carrera”. Ese niño, que antes veía el auto solar como una nave espacial, ahora creía que era capaz de alcanzar lo mismo que un equipo solar.
Fue así como comenzamos a replicar este tipo de iniciativas en colegios. En La Ruta Solar realizamos desafíos que invitan a los docentes a vincular los contenidos de la malla curricular con nuestros talleres y, a los estudiantes, a vivir una experiencia entretenida en la que aprenden de programación, de reciclaje, de energías convencionales no renovables y a ser responsables con el cuidado del medioambiente.
Creo que todos podemos contribuir a erradicar el paradigma de enseñanza en el que los docentes entregan datos y los estudiantes los reciben de manera estática. Debemos movernos a un sistema educativo capaz de generar un despertar en los estudiantes, que forme a personas con capacidad crítica, y que ellos, sin importar su condición social, sientan que pueden ser promotores de transformaciones.
Soy consciente de la tremenda carga de trabajo que recae en los profesores, así como también que muchos de ellos no cuentan con las horas necesarias para planificar clases en las que puedan innovar para entregar sus contenidos.
Por eso es necesario parar con las críticas que se hacen a nuestro sistema educacional y dar paso a propuestas o acciones concretas que promuevan una transformación efectiva al rechazado modelo.
