Gastronomía
El chef vuelve a la cabeza, junto a sus socios, del lugar que lo catapultó a convertirse durante dos años consecutivos en el mejor cocinero de Chile. Su idea es reposicionar a este premiado restaurant de Alonso de Córdova en lo más alto de la gastronomía nacional.
Un regreso a su origen pero apostando a su sello en «un ambiente más moderno y con una gastronomía más actualizada». Es lo que resume el regreso del premiado chef nacional Francisco Mandiola a la cocina del hace pocos días reinaugurado restaurant Europeo, ubicado en medio del polo gastronómico de la avenida Alonso de Córdova.
Fue el trabajo que anteriormente desarrolló en este reputado restaurant de Vitacura, el que le significó ser elegido durante dos años seguidos por el Círculo de Cronistas Gastronómicos como el Mejor Chef a nivel nacional, quienes premiaron sus arriesgadas apuestas y la particular estética de sus platos.
Esta vez regresa como parte de una nueva sociedad, con amigos y familiares, que quiere darle un nuevo sello a este lugar que tiene casi 20 años de historia. ¿Su idea? acercar la alta gastronomía a paladares más jóvenes, buscando inspirar a una nueva generación de cocineros.
La apertura de una terraza diseñada para generar un ambiente más moderno y la habilitación de una barra para potenciar la coctelería, forman parte de esta nueva visión que consolidó dentro del último año en que se dedicó a viajar, a asesorar a otros restaurantes y a experimentar con una cocina más casual.
«Siento que a la coctelería en Chile hay que darle una manito», dice Mandiola, quien también explica qué lo motivó a regresar a Alonso de Córdova.
[cita tipo=»destaque»]»En el último rincón del mundo, comida local con ancestros europeos». Francisco Mandiola, chef.[/cita]
“Cuando me fui, este sector estaba claramente en declive. Se estaban yendo todas las grandes marcas y nadie se quería instalar acá. Pero esto se reposicionó, se empezaron a construir oficinas y los restaurantes se están concentrando aquí».
Mandiola dice que en este nuevo desafío, donde apuesta por una cocina local con ancestros europeos, «tendremos degustación y platos, porque la sustentabilidad del negocio no la vas a lograr sólo con el menú de degustación. Me sigue harto público chileno y ellos no van a comer menú de degustación todos los días».
Es, agrega, un factor relevante, porque considera que una de las debilidades del sector gastronómico nacional es que «abren y abren cosas, pero quizás no tan bien pensadas desde su raíz para que sean sustentables. La gente piensa que va a abrir un restaurant y se va a hacer rica. Lo que siempre he dicho es que tienes que tener tu esencia primero y de ahí disparar, no al revés».
Si bien lo comparan muchas veces con Rodolfo Guzmán, chef del Boragó, Mandiola explica que tienen similitudes estéticas, pero que en el fondo realizan un trabajo diferente.
«Somos muy parecidos, pero muy distintos. Estéticamente somos parecidos, los dos somos ‘hinchapelotas’ en lo perfeccionistas, ahí nacieron mis ganas de ser cocinero, en asociar el arte con la gastronomía. Pero yo busco que la cuestión sea más adictiva», concluye.
