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Identifican en la mosca del vinagre genes que podrían ayudar a combatir la Esclerosis Lateral Amiotrófica

Identifican en la mosca del vinagre genes que podrían ayudar a combatir la Esclerosis Lateral Amiotrófica

«Estas observaciones nos permitirán implementar, en un futuro, nuevas terapias para combatir el avance de esta patología”, explica Mario Sanhueza, investigador responsable de los hallazgos.


Un estudio realizado por el doctor Mario Sanhueza, integrante del laboratorio del doctor Felipe Court, del Centro de Biología Integrativa (CIB) de la Universidad Mayor, podría ayudar a la generación de una futura terapia contra la Esclerosis Lateral Amiotrófica. Empleando la mosca del vinagre, se lograron identificar genes capaces de modificar la toxicidad de una proteína específica, conocimiento base para un futuro tratamiento.

Degeneración axonal y regeneración neuronal son dos mecanismos asociados a patologías neurodegenerativas, que están siendo estudiados por el equipo de académicos del este centro, liderado por el doctor Court, director del CIB. Utilizando la Drosophila Melanogaster fue posible identificar aproximadamente 70 genes con efectos importantes en la degeneración de neuronas motoras, en los modelos de estudio.

“Pudimos asociar estos genes a ciertas características, lo que nos permitió determinar, por ejemplo, que el metabolismo de lípidos, el movimiento de vesículas dentro del cuerpo celular tienen un rol importante en el desarrollo de la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA). Estas observaciones nos permitirán implementar, en un futuro, nuevas terapias para combatir el avance de esta patología”, explica Mario Sanhueza, Investigador Post Doctoral y principal responsable de los hallazgos.

Felipe Court señala que esta especie comparte un buen porcentaje del genoma humano y cerca del 80% de los genes que producen enfermedades degenerativas como Parkinson y Alzheimer, lo que permite generar modelos en mosca de las patologías humanas, facilitando los ensayos de todo tipo. “La Drosophila tiene memoria, por lo que es posible analizar su capacidad de recordar. Además el Dr. Sanhueza realizó ensayos locomotores y demostró que sintomatologías como ELA también se pueden modelar en este organismo”.

Otra de sus características es que presenta un envejecimiento rápido, lo que permite realizar análisis en menor tiempo que otros modelos de estudio.

El académico agregó que éste es un modelo aprobado por la comunidad científica internacional y ratificó la importancia de dar a conocer estos estudios de neurobiología y sus posibles consecuencias a la comunidad.

De la sala de clases al laboratorio

Recientemente, el equipo de Court llevó a cabo el curso «Neurobiología aplicada en Drosophila”, dirigido a estudiantes de enseñanza media, quienes pudieron conocer de manera teórica y experimental la importancia de estas moscas como modelo utilizado en neurociencia y genética. “Es una iniciativa financiada por el Núcleo Milenio de Biología Integrativa y patrocinada por la Universidad Mayor, y corresponde al primer curso de tres que se van a desarrollar. La idea fue hacer un taller que encante a los estudiantes de tercero y cuarto medio para mostrar las diferentes formas de hacer investigación, tomando como base distintos modelos animales que se utilizan en investigación”, señala Felipe Court.

“A través de la mosca queremos mostrar cómo se responden preguntas biológicas con ese modelo. Luego de conocer las principales características de la Drosophila, los alumnos pueden manipularla, observar el comportamiento locomotor, la lucha por apareamiento o por comida entre machos, etc. También, enseñamos a usar el microscopio de fluorescencia, para observar moscas que tienen distintas proteínas, y así podemos marcar neuronas bien particulares”, agrega Mario Sanhueza, quien junto a Cristian De Gregorio están a cargo de esta iniciativa.

Acercando la ciencia a la comunidad

Felipe Court explica que una de las motivaciones de realizar estos cursos es la generación de una serie de libros que serán editados luego de finalizado cada módulo. “El taller de Drosophila se repetirá durante el segundo semestre con otros estudiantes de los mismos niveles. Actualmente estamos realizando un libro con los contenidos teóricos y prácticos del taller. Está destinado a estudiantes y público en general, para que pueda ser leído por cualquier persona, ayudando además a complementar las áreas genéticas que se imparten en los colegios”. De esta manera, junto a divulgar la ciencia a todo público, se refuerza el área de genética de la malla curricular requerida por el Ministerio de Educación.

El próximo año se espera realizar un curso diferente, utilizando como modelo de estudio el pez cebra. Posteriormente, se llevará a cabo un encuentro sobre cultivo celular y finalmente otro de biomedicina en general. “Al finalizar estas iniciativas tendremos un libro por cada tema”, complementa Court.

Trabajando a la par con científicos

Para los asistentes de este curso la experiencia resultó muy motivadora, especialmente por el hecho de conocer una especie prácticamente ignorada para ellos, tal como lo comenta Felipe Goycolea, alumno del Colegio Santa Cruz. “En el laboratorio vimos las distintas especies de moscas y cómo la herencia hacía que cambiaran los genomas y características. Si bien en el colegio contamos con buena implementación, el hecho de venir a trabajar codo a codo con los científicos y conocer de manera directa su trabajo, es una oportunidad que no se da todos los días”.

Para Martina Nenabovic, del Colegio William Kilpatrick, es necesario que más estudiantes puedan acceder a visitar un laboratorio. “Para que existan más científicos hay que descubrir desde temprano su trabajo. Así, más estudiantes pueden motivarse a escoger una carrera relacionada con la ciencia, investigación y tecnología”.

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