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El amigable recibimiento de los oficinistas a sus nuevos colegas robóticos FT Weekend

El amigable recibimiento de los oficinistas a sus nuevos colegas robóticos

Mientras la inteligencia artificial invade las áreas de trabajo, la gente está más que solo aprendiendo a vivir con sus nuevos compañeros software: les están proyectando personalidades a los mismos, a pesar de que puedan perder sus propios trabajos.


Por Richard Waters, Toyoki Nakanishi y Robin Kwong *

Los empleados robots están siendo acogidos por sus colegas humanos, quienes les hablan, les dan nombres femeninos, e incluso les ceden el asiento de la ventana mientras que los empleados de carne y hueso se adaptan a compartir la oficina con los ‘bots’.

Mientras  la inteligencia artificial invade las áreas de trabajo, la gente está más que solo aprendiendo a vivir con sus nuevos compañeros software: les están proyectando personalidades a los mismos, a pesar de que puedan perder sus propios trabajos.

El personal de  operaciones de back-office, o apoyo de operaciones administrativas, del banco ANZ en Bangalore le ha dado a sus nuevos colegas nombres tiernos femeninos, tales como Lakshmi, mientras que los empleados de Nippon Life Insurance Company en Japón los llaman robomi-chan, o “pequeño lindo robot”. En Londres, los trabajadores de la compañía de tramitación de seguros Xchanging han llamado Poppy a uno de sus bots.

“He escuchado muchas Danis y Lakshmis”, afirma Pankajam Sridevi, directora ejecutiva en ANZ. “Ellos les hablan como si fueran humanos. Algunas veces, la gente les tiene tanto cariño que les cede un puesto al lado de la ventana”.

No es nada nuevo que se use la tecnología para que se encargue de las tareas de procesamiento de información. Pero la última manifestación de ofimática – donde los robots software realizan trabajos que un trabajador humano alguna vez hizo en su computador – llega de una forma propicia para la antropomorfización.

Robots como éstos trabajan 24 horas al día y no cometen errores, y sus desarrolladores normalmente les atribuyen el trabajo de 2 o 3 personas.

Darles nombres y personalidades a estos nuevos robots se ha vuelto común entre la gente que se ve trabajando junto a estos nuevos programas, menciona Alastair Bathgate, jefe ejecutivo de Blue Prism, una de las compañías que desarrolla el software. Los ejecutivos como la srta. Sridevi dicen que esto ha ayudado a sus trabajadores a aceptar el nuevo software y a disminuir el riesgo de que lo vayan a ver como un destructor de trabajo.

Sin embargo, se requiere de un manejo cauteloso para integrar esta nueva tecnología dentro de la jerarquía social de las oficinas. Los egos de los ejecutivos se debilitan cuando la automatización reduce el número de empleados que se encuentran bajo su control, afirma la srta. Sridevi. “Ellos piensan ‘Oh Dios, estoy perdiendo poder’”, indica.

Para contrarrestar esto, a los ejecutivos en Bangalore se les atribuye un número de trabajadores robots que quedan bajo su control, no sólo los humanos, lo que los hace sentir más importante nuevamente.

Mientras tanto, el afán de nombrar a los robots ha confirmado al menos un patrón familiar: la proyección exclusiva de personalidades femeninas en los nuevos softwares asistentes “inteligentes”. Una tendencia similar se ha apoderado de los asistentes digitales controlados por voz como Alexa de Amazon y Cortana de Microsoft. Solo Siri de Apple ofrece una voz masculina como alternativa para su público donde predominan las mujeres.

Los empresarios como Chrissie Lightfoot, cofundadora del robot abogado Lisa, no tienen muchas dudas sobre el porqué una personalidad femenina es la mejor opción.

Su software – una abreviación de Legal Intelligence Support Assistance – está diseñada para producir automáticamente documentos legalmente vinculantes sin la intervención de un profesional humano. Su nombre es también un homenaje al cofundador de Apple Steve Jobs, quien una vez llamó a una computadora como su hija, Lisa.

“La gente realmente se siente más cómoda al tratar con “mujeres” que con “hombres” en temas complejos”, menciona.

* Traducido por Carolina Rivera, Traducción Inglés Español Universidad Arturo Prat de Iquique (UNAP).

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