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Sabores de la ciudad: Bravo 951, lento desde que llegas hasta que pagas la cuenta Crítica gastronómica

Sabores de la ciudad: Bravo 951, lento desde que llegas hasta que pagas la cuenta

Bravo 951 lleva el nombre de su dirección y solo queda a pasos de su intersección con Eleodoro Yañez. Su “look” es de las cosas que lo hace recomendable, tiene una gran barra y creo que lo único iluminado dentro del local ya que su sobrio aspecto, con luces más que tenue, hacen que sea bastante oscuro. El salón está amoblado con pequeñas mesas y espaciosos tableros para ser compartidos con quién le toque. Le da una onda distinta y entretenida, y, aprovechando su buena coctelería, puede que le toque compartir con alguien que no conozca. Sea estratégico. La atención es lenta y es un punto a mejorar, ya que no dan muchas ganas de volver.


Llega a ser cuestionable si quieren que uno tome más en la espera, cosa que sucedió. El restaurante, a una capacidad de 60%, de igual forma no hubo caso que el garzón se acercara para sacar los platos al final o traer la cuenta cuando se pidió. En fin, es un local que hay que andar con tiempo y no es para ir de paso, cosa que se contradice con su carta.

Dejando de lado los tiempos y lo poco atentos, el relajo que llevan quienes atienden hacen que el ambiente sea más buena onda, se adecue a su ambiente y a quienes los visiten.

La carta se lee atractiva, simple y con excelentes opciones para acompañarlo con alguna de sus coctelerías. Me decidí por un Bloody Mary ($5.500), que valió la pena su espera. Con todos sus ingredientes en la medida perfecta.
Lástima que esperábamos más de la carta de comida, aunque todo lucía muy bien y nos queda claro la preocupación que tienen por lo estético y el gran marketing que hay de por medio para estar a la moda.

¿Qué probamos? Tacos ($7.000) 3 unidades, pescado frito, chorizo y de cerdo. Ninguno mejor que el otro, todos bastantes planos pero con una atractiva presentación, pero a la hora de los sabores muy parejos. Paila de papas hilo ($6.000) chorizo y champiñones salteados, cubierto con papas hilo con aceite de trufa y huevo frito. De lo mejor de la noche, pero un producto final con mucho carácter y pesado, solo para fieles de sabores fuertes. Costillas Marinada en cerveza negra y chimichurri ($9.900), la esperanza de la carta ya que estaba dateado, pero no superaron mis expectativas, aunque traía gran cantidad. Las costillitas eran pequeñas y costaba desmenuzarlas, lo que hacía difícil encontrarles el sabor.

La Entraña (350 grs.) Mac&cheese y cole slaw sobre papas rotas ($13.900), que llegó al punto esperado y la Hamburguesa BLT ($7.000) una tipo clásica solicitada a punto que no llegó así y la excusa del garzón para no traerla a punto fue que el pan y el huevo, que lleva la mezcla con la carne, no se pueden no cocinar, por eso la ofrecen más cocida. Me pareció una excusa que embarra más la situación, y que no es necesario el pan y el huevo en una hamburguesa de calidad. Con una buena proporción de grasa, es lo suficiente para no alterar la mezcla y que tome la consistencia ideal.

En fin, Bravo 951 tiene varios motivos para ser visitado y las tiene todas para poder solucionar las pequeñas pero molestas fallas que hacen la estadía más incómoda de lo que uno espera al entrar. Mejorando la atención y complementando la apariencia del plato con el sabor, no me cabe duda que sería un lugar para repetirse una y otra vez.

Bravo 951, Providencia.
Servicio: Regular (51%)
Comida: Regular (59%)
Ambiente: Bueno (86%)
Precio: De los $ 18.000 a $ 23.000 p/p

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