Opinión
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas, INE, en 15 años más en Chile la población senior, por primera vez superará a los más jóvenes. La buena noticia es que este grupo alberga la mayor parte de los conocimientos y experiencias responsables de nuestro desarrollo de los últimos años. Trabajadores, empleados, profesionales y técnicos disponibles para responder a nuevos desafíos.
Por otra parte, los datos de la Superintendencia de Valores y la Fundación SOL nos indican que la mitad de las personas que se jubilaron por vejez en mayo de 2017-con más de 30 años de cotizaciones- recibieron una jubilación menor al sueldo mínimo. Retirándose a una edad en que son capaces de desempeñar bien su trabajo o agregar valor en su actividad.
El trabajo dignifica. El querer o necesitar seguir trabajando, es parte de este nuevo escenario. La realidad es que en el 34% de los hogares de Chile el jefe(a) de hogar es un mayor de 60 años, que todavía mantiene a su familia.
Las empresas que valoran a sus colaboradores mayores reconocen en ellos un mayor compromiso, menor ausentismo y licencias médicas. Un mayor enfoque al cliente, consecuencia de un mejor manejo de habilidades blandas.
Como empleados, trabajadores o empresarios, nuestro deber es entregar el mayor valor a nuestros clientes. Para lograrlo, tenemos personas dispuestas a trabajar y brindar todo lo que saben. Capaces de formar y entrenar equipos. Además de un servicio al cliente cálido y dedicado.
Abramos los ojos y asumamos que “viejo” es una actitud y no las personas. “Viejos”, son los paradigmas y creencias que una persona mayor de 60 años se debe ir a su casa y como país perder todo el potencial y valor que puede generar.
Ahora la pregunta es ¿Por qué estás empleando a gente mayor? Simple, porque más sabe el diablo por viejo que por diablo.
