El senador Carlos Ominami hizo su última intervención en la Cámara Alta, antes de que asuman los nuevos legisladores electos, luego de perder su cupo en el Senado en las pasadas elecciones parlamentarias.
«Hoy pongo término a una gestión de 16 años en este Senado. Han sido 16 años de trabajo intenso. Traté de dar lo mejor de mi mismo. Debo reconocer que nunca estuve plenamente convencido que la condición de legislador fuera la vocación de mi vida. Siempre he echado de menos la dimensión ejecutiva. Entiendo los tiempos legislativos pero nunca me acomodé a ellos», apuntó.
Además dijo creer firmemente en la necesidad de recomponer una opción de izquierda progresista, laica, capaz de hacerse cargo de las viejas injusticias y los nuevos desafíos.
«Me voy sí con una gran preocupación por la calidad de la democracia, el desprestigio de la función política y el desprecio y la desvalorización del trabajo parlamentario», aseveró.
Asimismo abogó por las tareas pendientes como reformas políticas sustantivas, como la ampliación del padrón, al sistema electoral, a los partidos, y para dotar de más poder a los ciudadanos y las regiones. «También es necesario un mayor equilibrio entre el ejecutivo y el Congreso Nacional», detalló.
«Por último, quiero insistir en algo que esbocé en mi intervención del pasado miércoles 3 sobre la catástrofe del 27 de febrero: la reconstrucción tiene que ser un gran proceso nacional. Este tema ocupará un lugar muy central en la agenda del futuro gobierno. Se requiere una reconstrucción para unir e innovar, no para recriminaciones, el clientelismo y los negocios», finalizó.
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