Tras darse a conocer un documento del ministerio de Relaciones Exteriores ruso en una revista internacional, que anuncia que este país está interesado en afianzar lazos con 61 países del mundo y que América Latina sería uno de los lugares en donde quisiera expandir su presencia, la experta en política internacional de la Universidad de Santiago de Chile, Olga Ulianova, plantea que el interés por Latinoamérica está relacionado con la posibilidad de establecer nexos de cooperación en diversas áreas.
«Después de muchos años, cuando la región latinoamericana estaba prácticamente ausente en la política exterior, se está pensando en reforzar la cooperación con distintos países en variadas áreas», explicó la académica.
En el caso puntual de Chile, Rusia estaría interesada en su experiencia bancaria y en el área de la agroindustria, resalta la también investigadora del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de la Usach.
«El interés por Chile tiene que ver con la experiencia bancaria y financiera, producto de la política de la cancillería chilena de poner al país como plataforma para los negocios en América Latina. En la presencia de las empresas rusas hoy en América Latina se menciona a Chile como una posible base financiera para estas operaciones, si eso llegara a concretarse sería un éxito para Chile, al convertirse en plataforma de países extracontinentales», apuntó.
Ulianova, expresa que Rusia desea aprender también del área de la agroindustria, pues consideran que Chile es un país altamente eficiente en el área alimentaria.
En el documento se plantea también que el gobierno de Dmitri Medvedev tiene objetivos claros en la región, como participar en el desarrollo nuclear y el avance de equipamiento militar. Este último punto involucraría a Argentina, Brasil y Venezuela.
En relación a esto, la académica es enfática en resaltar que es una de las aristas que más interesa a los rusos. «Entre las áreas en las cuales se pretende intensificar lazos, se encuentra la energía nuclear, a partir del diagnóstico de América Latina, que pretende generar energía eléctrica sobre la base de centrales nucleares», afirmó.
Está, finalmente, el interés en la extracción de otros recursos energéticos, situación que se extendería a lo largo de la región. «La búsqueda de petróleo, gas y la participación en la producción de estos mismos. Se sabe que hubo algunos contactos en los años anteriores tendientes a la participación rusa en América Latina, eventuales prospección de gas y petróleo en las aguas de Chile, cuando la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP) consideró que en Magallanes no había nada serio», concluyó.
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