El senador miembro de la comisión de Educación de la Cámara Alta, Jaime Quintana (PPD), afirmó que la reforma de la educación anunciada este lunes por el Presidente Sebastián Piñera, si bien no es el cambio más profundo en los últimos 20 años como lo anunció el Mandatario, «sí es el cambio más audaz en esta materia».
A juicio del parlamentario el gran cambio en educación es la Agencia de Calidad y la Superintendencia de Educación, que fueron propuestos por la ex Presidenta Michelle Bachelet y que están prontos a ser despachados por el Congreso, cambios que también han sido respaldados por el Gobierno.
«Con anterioridad los grandes cambios en educación han sido los 12 años de escolaridad gratuita, la obligatoriedad de la educación, el Estatuto Docente, entre otros», puntualizó.
Si bien el senador valoró las propuestas insertas dentro de la reforma presentada por el Gobierno, como el cambio curricular que aumenta las horas de Lenguaje y que, a su juicio, «ayuda a atenuar las inequidades que perjudican a los niños más pobres»; el incentivo para el retiro de los profesores y la entrega de reconocimientos para los ya jubilados, fue enfático en indicar que «medidas como el incentivo a los estudiantes de Pedagogía, no garantizan la vocación de éstos».
El legislador destacó que «es importante que dentro de esta reforma se vele por la igualdad en el acceso a las nuevas tecnologías de los estudiantes de menores recursos ya que es aquí donde, si no hacemos algo, se acrecentará la brecha en el futuro», además de indicar que «es imperante revisar las metodologías empleadas en la entrega de los conocimientos. Seguimos haciendo pedagogía con el mismo método desde el siglo XIX. Debemos salir del aula y utilizar los recursos tecnológicos e interactivos que existen».
Respecto a la posibilidad de que los cambios, dentro de la reforma, que requieren una ley estén listos para marzo próximo indicó que «va a depender de cuán dispuesto a dialogar y a escuchar otras opiniones esté el Gobierno, ya que se debe reconocer que estos anuncios se hacen sin que exista un diálogo previo, en especial con los gremios de la educación».
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