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El oficialismo en una «bolsa de gatos» por el voto voluntario

Luego del fiasco que provocó el acuerdo transversal para cambiarle la urgencia al proyecto, las cosas parecen ir mal en la coalición oficialista. Si bien algunos parlamentarios le bajan el perfil a lo sucedido, atribuyéndolo sólo al interés de los diputados por hacer un análisis más profundo de  la iniciativa, lo cierto es que a estas alturas lo más probable es que en las próximas elecciones presidenciales voten quienes se hayan inscrito. Y deban hacerlo, como hasta ahora, obligatoriamente.


En una verdadera bolsa de gatos se está convirtiendo la polémica por el cambio de la urgencia a la reforma constitucional sobre inscripción automática y voto voluntario, solicitada en la Comisión de Constitución de la Cámara Baja. Mientras la derecha aprovechó este desacierto para culpar al gobierno y a la Concertación de obstruccionista, en el oficialismo le imputan lo sucedido a la oposición y, finalmente, al Ejecutivo que, según afirman, «aceptó bien rápido» la propuesta de cinco diputados que transversalmente la respaldaron. El desorden se impone, una vez más, en la coalición gobernante.

Unos asumen casi con temeridad que no están dispuestos a aprobar el voto voluntario, como es el caso del jefe de la bancada DC, Eduardo Saffirio. El diputado no intenta esconder su posición detrás de la postura de algunos falangistas que sostienen que la dilatación apunta a tener más tiempo para analizar el proyecto. Lejos de eso asegura abiertamente que no está dispuesto a jugársela por el voto voluntario, tal como hace cinco años, y que desde entonces su postura no ha variado ni un ápice.

A juicio de Saffirio existen múltiples razones para estar en contra del voto voluntario. Entre otras, porque «produce la oligarquización del sistema político» y porque el hecho de que disminuyera la participación, como se prevé que podría ocurrir, terminaría convirtiéndolo en «un factor de deslegitimación». Pero también recuerda algo no menos importante y es que el último Congreso de la DC se inclinó por defender la obligatoriedad del voto. Mismo argumento utilizado por los senadores falangistas que se negaron a aprobar la iniciativa en la Sala.

Pero Saffirio no es el único que piensa así en la DC. Varios son los diputados que comparten su postura, aunque claramente es impopular hacerlo público en estos términos. Por lo pronto, Jorge Burgos -otro integrante de la Comisión de Constitución que reconoce ser parte del grupo que propuso retirar la urgencia-, asegura que «esta escandalera la provocó el gobierno» al decir que al retrasar la votación en la Sala cinco días, los tiempos no iban a cuadrar para que la ley rija para las elecciones de diciembre. Cosa con la que Burgos no está de acuerdo. Por lo demás señala que si los senadores pudieron tomarse cinco años para analizar la iniciativa, bien la Cámara puede tomarse cinco días. Aunque él no plantea abiertamente que esté en contra del voto voluntario.

Esto también generó un problema en el Partido Socialista, dado que el integrante de la Comisión de Constitución, Marcelo Díaz, está a favor del voto voluntario. En cambio, su reemplazante en la sesión del martes, Marcelo Schilling, se cuenta entre los que avalaron la solicitud de cambiarle la urgencia al proyecto. No obstante, el dirigente socialista sostiene que fue el UDI Edmundo Eluchans, presidente de la instancia, quien hizo la propuesta y el gobierno lo «aceptó rápidamente».

Por lo que pidió que no se culpe a su partido «de las vacilaciones» del Ejecutivo. Incluso aclaró que él estaba dispuesto a votar a favor de la iniciativa de haber tenido que hacerlo en la sesión del martes. Aún cuando admite que en su intervención manifestó «reservas» acerca de los posibles efectos de  la voluntariedad del voto.

Aunque el gobierno se niegue a verlo, si algo está claro en la Concertación es que no hay acuerdo para avanzar hacia la voluntariedad del voto, como también ocurre en la derecha. El problema es que estos últimos no están gobernando y es el oficialismo el llamado a mostrar gobernabilidad, como admiten algunos parlamentarios concertacionistas.

Por lo que reconocen que la lectura que también puede darle la ciudadanía a esta situación es que el conglomerado oficialista ya no encuentra su eje y reina el desorden a la hora de discutir los proyectos de su propio gobierno.

Derecho a debate

Los senadores oficialistas intentan bajarle el perfil a la compleja situación que se generó con el proyecto. También esgrimen que el gobierno es en parte responsable de lo sucedido, porque «es absolutamente comprensible que los diputados quieran debatir el proyecto con menos celeridad a la que el Ejecutivo trató de imponer», sostiene un parlamentario falangista.

 El senador Jorge Pizarro, por su parte, tiene la convicción de que la derecha «se está aprovechando» de este traspié, «porque son ellos los que se han negado sistemáticamente a aprobar la inscripción automática». Que es a lo que la Concertación le está dando ahora más relevancia.

Con el parlamentario falangista coincide su par del PS Juan Pablo Letelier. A su juicio, «el voto es un deber ciudadano», pese a que  en su momento aprobó la voluntariedad del sufragio en la Sala. El senador socialista no le da mayor relevancia al hecho de que en la Cámara quieran tiempo para un debate más profundo respecto del voto voluntario, ya que «lo realmente importante es la inscripción automática».

Esto demostraría que para la Concertación, si el voto es o no voluntario, pasa a un segundo plano frente a la opción de la inscripción automática. En un análisis más de fondo, según un senador, el problema no es la forma de votar en sí misma, sino que haya interés por hacerlo. Y según lo ve, la ciudadanía en general y los jóvenes en particular, no se sienten motivados a votar. Un problema del que todos los políticos, de todos los sectores, dice, tienen que hacerse cargo.

Mientras tanto el gobierno sigue intentando salvar la situación. De hecho, el ministro José Antonio Viera-Gallo se reunió ayer cerca de 20 minutos con el senador Alberto Espina (RN), en las oficinas del Comité PPD, de la Cámara Alta, donde se conversó este tema. Posteriormente, el secretario de Estado afirmó que la suma urgencia del proyecto no cambia demasiado el escenario  y que aún existe la probabilidad de que la iniciativa pudiera ser aprobada en los tiempos necesarios para que se implemente este año.

Lo que no es tan así si se considera que tanto la inscripción automática como el voto voluntario se regirán por sus respectivas leyes orgánicas. Y la derecha no se ha mostrando tan dispuesta, como dice, a aprobar la primera. Pese a todo, Viera-Gallo señaló a El Mostrador.cl que todo «va a depender de la voluntad de los partidos, no del gobierno». Con lo que la responsabilidad queda en manos de la Concertación y, particularmente, de la DC donde un significativo grupo de parlamentarios se inclinan hacia el sufragio obligatorio. En todo caso de seguir el escenario como está ahora, la reforma se debería votar la próxima semana en la Sala.

Piñera v/s Frei

El cambio de la urgencia ha servido para que la derecha responsabilice al senador Eduardo Frei del eventual fracaso del proyecto. Desde la oposición criticaron duramente su falta de liderazgo y el propio Sebastián Piñera se sumó a los senadores Espina y Andrés Chadwick (UDI) para emplazar al ex mandatario, instándolo a mostrar liderazgo sobre su coalición.

Por su parte, el parlamentario DC le echó en cara a la derecha el hecho de que la actual Constitución haya sido una obra del régimen militar, señalando que el tema de fondo en este debate es la necesidad de cambiarla para terminar con amarras tales como el sistema binominal.

 

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