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«No es primera vez que le escribo a la Presidenta Bachelet»

Hace 15 años que la especialista en neurología no ve a su hijo radicado en Argentina. Tampoco conoce a sus nietos. Por eso, ha hecho intensas gestiones para obtener el permiso gubernamental que le permitiría dejar La Habana para visitar a sus familiares. Entre sus esfuerzos está el reciente envío de una carta a la mandataria, revelado ayer por El Mostrador.cl, donde le solicita reunirse con ella en su visita a Cuba. A su misiva se suma la del chileno Raúl Gutiérrez y otros cuatro mensajes. «A mi me enseñaron que siempre se debe contestar cuando a uno le escriben», dice apelando a la Jefa de Estado.


«¡Oigo!», se escucha al otro lado de la línea telefónica. La voz de la doctora Hilda Molina, con marcado acento cubano, suena distante. Luego de explicarle que la llamada es de Chile y que queremos entrevistarla sobre la carta que envió a la Presidenta Michelle Bachelet para pedirle apoyo e «informarla sobre la realidad de su país», pide unos segundos para terminar otra llamada que mantenía con Argentina.

Allí la mujer de 66 años tiene a gran parte de su familia: su hijo, su nuera y sus dos nietos de 14 y 8 años. Y también a su madre, que con nueve décadas a cuesta logró obtener en 2008 el permiso gubernamental para conocer a sus bisnietos, que nacieron en Buenos Aires.

La doctora Molina no ha tenido la misma suerte. Pese a las gestiones personales que hizo el ex presidente argentino Néstor Kirchner ante el gobierno cubano, la mujer aún no conoce a su descendencia y hace 15 años que no ve a su hijo. En esta entrevista relata el largo periplo que ha debido atravesar para conseguir un «permiso de salida» y revela detalles de las cartas enviadas a Michelle Bachelet.

 -¿Es la primera vez que escribe a la presidenta Michelle Bachelet?

-No. Le escribí en 2006 porque me dirigí a ella como médico, como mujer, como madre desesperada porque no dejaban salir a mi mama de Cuba. Se estaba muriendo y no había razones para negarle el permiso. Esa carta no me la contestó. Así que hace unos días le adjunte una copia de aquella carta y le estoy pidiendo que si fuera tan amable de concederme una entrevista para hablarle un  poco de los derechos familiares en Cuba. Sé que ella sufrió mucho por la violación de los derechos de su familia y todo lo que sucedió con su papá.

-¿Y ha recibido respuesta a esta segunda misiva?

-Ninguna. Hay cosas que ya no tienen vigencia, porque gracias a Dios Raúl Castro le dio permiso a mi madre para ir a Argentina. Pero a mi no me dejan salir.

-¿A qué otros personajes ha pedido ayuda?

 -Una persona muy amable y que ha hecho gestiones ha sido José Luis Rodriguez Zapatero, el presidente de España. Hace algunos años le escribo y siempre me contesta. Y firma él mismo, no como funcionario. Me parece que es muy humano. Al menos a mi me enseñaron que siempre se debe contestar cuando a uno le escriben. Mi madre le escribió a Chávez cuando no la dejaban irse. Dicen que es católico y él dice que es el hijo de Fidel. Pero no le contestó.

-Bachelet tampoco le contesta.

-Vamos a ver qué pasa. El gobierno cubano también pone condiciones. No sé si les pone condiciones a los presidentes que vienen de visita aquí.

«Fidel Castro no me ha perdonado»

-¿Por qué?

-Durante toda mi vida colaboré con el régimen. Mi trabajo fue muy reconocido: por logros científicos me hicieron diputada de la Asamblea Nacional y me dieron condecoraciones. Yo creé el Centro Internacional de Restauración Neurológica. Pero en 1994 rompo con el sistema, que daba prioridad a los pacientes extranjeros por sobre los cubanos. El centro que yo dirigía lo dejaron para ellos. Lo discutí dentro del Gobierno, pero luego comprobé que no atendían lo que estaba planteando y que además eran agresivos conmigo. Me dejaron en claro que era una orden.

-¿Y qué hizo usted?

-Ahí decidí terminar con el sistema. Devolví mis condecoraciones, renuncié a todo. Mi hijo trabajaba conmigo en el centro y ya estaba casado con su actual esposa, que es argentina.

-¿Este conflicto afectó a su hijo?

-Siempre tuve miedo de que fuera a haber venganza contra él. El gobierno sabe lo que toda madre quiere a un hijo. Justo en esos días tenía que salir a Japón por una beca que le habían dado allá. Le pedí que no regresara a Cuba, que fuera a Argentina con su esposa. Y cuando pensé que estaba fuera de peligro renuncié.

-¿Cambió su situación luego de eso?

-Me convertí en lo que todas las personas que critican al gobierno: se las excluye y se las considera como no personas. A mi me vigilaban, me quitaron la línea telefónica. Pero yo lo hice pacíficamente y cumpliendo con mi conciencia: no estaba de acuerdo y no me iba a sumar. Fidel Castro no me ha perdonado eso. Él visitaba mucho ese centro y no me perdonaron que rompiera ese vínculo. Cuando supe que iba ser abuela en junio de 1995 comencé a hacer los trámites para asistir al nacimiento de primer nieto.

«Sólo quiero ir de visita, no abandonar Cuba»

 -Aún no conoce a sus nietos…

 -Ya mi nieto mayor en junio cumple 14 años. Luego nació un segundo nieto que en mayo cumplirá 8 años. Hace 15 que no veo a mi hijo. Mi madre nunca estuvo de acuerdo con  el sistema, ella es una católica muy comprometida.

Pero pensamos que no tendría problemas para visitar a la familia. En 2006, y luego de un accidente casero quedó muy mal, por lo que mi hijo y su esposa la convencieron para que los visitara y la vieran médicos allá. Así que iniciamos los trámites, pero el gobierno le informa que tampoco puede ir de visita. No tenían explicación. El único inconveniente era que era mi madre. Así estuvimos dos años pidiendo ayuda al Vaticano. Con el miedo de que muriera sin conocer a sus bisnietos.

-¿Cómo lograron que saliera?

-Hubo mucha insistencia y personas que intercedieron. Hubo gestión de Cristina Fernández de Kirchner y Raúl Castro le dio permiso, así que ahora está allá.

 ¿Qué pasa con su salida?

-Si no me dejan salir estoy preocupada por la situación de mis nietos: no entienden por qué no pueden tener relación normal con su abuela. Yo sólo quiero ir de visita, no abandonar Cuba. Ni siquiera lucho por mí, sino por ellos. Para ver si alguien nos ayuda y me permite viajar allá. Estoy conceptuada dentro de los disidentes aunque no sé mucho de política, pero solo por el hecho de criticar estoy catalogada así.

-¿Cómo le llegan las críticas a los disidentes y a quienes viven en el exilio?

-Repiten lo que dice el gobierno, porque son como sus voceros. Voy a cumplir 66 años en mayo. Cuando este sistema triunfó tenía 15. Y he servido durante todos estos años con la entrega más grande que se pueda imaginar. Me siento con todo el derecho a decir a mi país lo que considero está mal. El hecho de que otras personas opinen diferente no les da derecho a descalificar nuestras posturas. Es como si los cubanos sólo pudiéramos opinar a favor del gobierno.

 

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