Publicidad

Bienvenidos a Walker city

No es una novela. Tampoco ficción. Es la historia de una pequeña localidad de la región de Aysén que fue licitada por el Estado y comprada por la prominente familia durante el gobierno de Patricio Aylwin. Con la salvedad que sus habitantes, la iglesia y la posta, estaban dentro. La  localidad peleó durante 14 años por su autonomía, ya que al ser propiedad privada no podían  acceder a ningún beneficio estatal. Finalmente lo lograron. Y este año celebran el tercer aniversario de constituirse en un pueblo como Dios manda.


De fiesta amaneció Puerto Sánchez el domingo pasado. El pueblo, ubicado en la ribera sur del lago General Carrera en la Región de Aysén, celebraba su tercer año como un poblado constituido. Y dejaban atrás 14 años de ser propiedad privada de la familia Walker.

La historia es antigua. Y sorprendente. Porque contra toda lógica las 150 familias que tenía la localidad en 1992, un día despertaron y ya no eran un campamento minero de la Corfo, sino que habían sido comprados. Con iglesia y colegio incluidos. Y como recuerda Fridia Barría, vecina del lugar, «luego de varios años entendimos que nos vendieron con nosotros dentro».

Los problemas que acarreó el nuevo estatus de la comunidad iban desde la imposibilidad de acceder a ayudas y beneficios estatales, como realizar obras de equipamiento y urbanización para mejorar la calidad de vida de los lugareños.

All inclusive

 Nacido y criado en Puerto Sánchez, Fidel Alarcón ha vivido todos los procesos por los que ha pasado su pueblo. A sus 61 años, relata que a principios de la década del 40 llegaron los primeros colonos, que empezaron con la crianza de animales. Entre ellos su padre.

Un par de años después la Compañía Minera de Aysén empezó la explotación de la Mina Las Chivas, rica en cobre. Y en 1963 las faenas fueron traspasadas a la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) bajo el nombre de Empresa Minera de Aysén (EMA), que se hizo cargo de la explotación de yacimientos y del pueblo, que en su época de mayor esplendor, a principio de los 50′, alcanzó unos mil habitantes.

Pero el asunto dejó de ser rentable. Y durante el segundo año del gobierno de Patricio Aylwin, se licitó el terreno que abarca unas 600 hectáreas. Con todo incluido: yacimientos mineros y terrenos. Así como las casas con sus pobladores dentro.

La licitación se la adjudicó Calaysen S.A. el 22 de diciembre de 1992.  En ese entonces su gerente general era Marcos Echeñique, el fallecido esposo de Teresa Walker y hermano de Cecilia Echeñique, la que a su vez está casada con Ignacio Walker hijo, el ex diputado y canciller de Lagos.

De esta forma, el grupo de los nueve hermanos Walker, junto a su padre (fallecido en agosto de 2001), Ignacio Walker Concha -hijo de Horacio Walker Larraín, uno de los fundadores de la Democracia Cristiana, junto a Patricio Aylwin y Eduardo Frei Montalva- se hicieron dueños del lugar.

En cuanto al precio que pagaron por el sitio, el arquitecto Francisco Walker, que ha sido el hermano más involucrado y que ha mantenido permanente contacto con los vecinos, asegura que fue un monto «importante», pero no recuerda con exactitud a cuánto ascendió. En tanto, en Corfo quedaron en entregar la información, pero hasta el cierre de este artículo no hubo respuesta.

«Lamentablemente en ese tiempo no midieron las consecuencias de rematar un pueblo constituido, con toda su gente adentro», señala con tristeza Alarcón.

Pero aclara que los culpables del asunto no son los Walker, sino el Estado. Sobre todo porque aunque patalearon y se opusieron al asunto, nadie se dio la molestia de tomarlos en cuenta.

«En esa negociación estuve yo porque era presidente del sindicato de trabajadores de la mina. Pedimos la intervención de varios  parlamentarios pero no nos escucharon», añade.

Entre estos cuenta a los honorables de la época Antonio Horvath (RN), Valdemar Carrasco (DC) y el actual miembro del TC Hernán Vodanovic (PS). «Se contactaron pero no escucharon nunca. Se llevó a efecto el remate porque aparecíamos como zánganos que chupábamos sangre del Estado y era mejor rematarnos. Lo dijo por Radio Santa María uno de los parlamentarios». Aunque prefiere no especificar cual. Total, siente que ya no vale la pena.

Eso sí, es muy enfático a la hora de defender a los ganadores de la licitación. «La familia Walker ha sido un siete. Muchos de nosotros seguimos en las casas que nos había pasado el Estado y no nos cobran por ocuparlas».

El no-pueblo

 La compra de la familia Walker tenía como finalidad desarrollar un proyecto minero de piedra caliza. Iniciativa que se convirtió en una pequeña industria que funcionó durante 5 años, pero que finalmente no prosperó.

Con respecto al pueblo, Francisco Walker, entonces gerente del proyecto, señala que «desde un comienzo fue un problema porque nunca estuvo en nuestro interés quedarnos con él».

Y aclara que al obtener la licitación sabían que «por defecto venía el pueblo, pero teníamos presente que se iba a desafectar a la mayor brevedad». Lo que no fue así. Situación que el arquitecto achaca a las autoridades de turno. Y explica que inmediatamente después de comprar el lugar se firmó un acta de fundación donde, entre otros, participaron Vodanovic, Carrasco, y el intendente de la época, Hernán Valencia.

«Desde ahí hasta hace tres años cada personero del gobierno le pasó la chiflota a otro y nadie cortó el queque para que el pueblo fuera asumido por alguien. Estábamos dispuestos a donar gratuitamente los terrenos para que tuvieran autonomía. Pero siempre pasaba que el intendente le traspasaba el problema al gobernador, éste al seremi de Bienes Nacionales y así. Y finalmente no pasaba nada», detalla Walker.

Hace tres años se logró que la municipalidad de Río Ibáñez, liderada por el alcalde Emilio Alarcón (UDI), aceptara recibir los terrenos donados, a través de una escritura donde se establece que «entregamos las áreas posible a desarrollar como terrenos urbanos. Son unas 7 hectáreas», señala Walker.

El acuerdo alcanzado contempla que si más adelante existe la necesidad de ampliar ciertas áreas de servicios o equipos,  habría disposición de ceder los terrenos necesarios para las obras requeridas.

Porque el traspaso actual no incluye a todo el pueblo. La parte que está al lado del lago General Carrera es de los Walker y la que está detrás de eso, la «parte de arriba», como le dicen los vecinos, es la que fue devuelta al Estado.

Escúchanos señor te rogamos

Tal como relata la vecina Fridia Barría, a cargo del único teléfono público del lugar, en la parte que mantiene la familia DC se encuentra la iglesia y una construcción de un antiguo Cema Chile que hoy se usa como sede comunitaria. La idea es hacer una iglesia nueva, para lo que se está buscando un lugar adecuado. El financiamiento aún no está claro, aunque Francisco Walker asegura que lo más probable es que sea cofinanciada por ellos. También se encuentran las casas entregadas por Corfo. Y que hoy están en muy malas condiciones, ya que según explica la dueña de casa «se pudren los cimientos».

Por el momento las 17 familias que viven en esas casas, incluida la de ella, están intentando acceder a un plan habitacional del Serviu para adquirir nuevas viviendas en los terrenos cedidos por la familia falangista.

«Yo vivo aquí desde hace 15 años. Antes de esto las casas eran de la empresa y por trabajar ahí les prestaban a la gente para que vivieran. Nunca fuimos los dueños. Pero los que las compraron las dieron para que sigamos viviendo hasta que haya algún proyecto. Y sin cobrar un peso».

Por eso asegura que están conformes. Sobre todo porque «no se puede hacer nada si el terreno no es de uno. Es engorroso hacer cosas en algo que no es de nosotros. Ahora nos trasladamos y será nuestro». Y además, las antiguas casas quedarán a disposición de sus actuales habitantes, que podrán usarlas como leña o trasladarlas hacia donde quieran. Eso sí, con financiamiento de su propio bolsillo.

Proyecto turístico

Barría explica que este año se vio harto movimiento turístico en la zona, ya que las cavernas de mármol, la buena pesca, la belleza del paisaje y la tranquilidad del pueblo, han hecho muy atractivo su hogar.

Además, desde el 2000 hay un camino rural que llega a la localidad, a la que antes sólo se podía acceder en bote. Y explica que los Walker, que siempre toman en cuenta a la población, han  presentado a los pobladores planos de un proyecto turístico, «pero lo harán cuando tengamos nuestras casas y nos traslademos».

Al respecto, Francisco Walker asegura que no hay ningún proyecto de esta índole en carpeta. Y que los únicos intereses comerciales que mantienen en la zona atienden a un transporte lacustre y un  proyecto ganadero aledaño a Puerto Sánchez.

 

 

Publicidad

Tendencias