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Chávez y la deriva autoritaria en Honduras y Centroamérica

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Es el momento más propicio para una nueva ofensiva chavista en Centroamérica: ya tendría dos gobiernos firmemente aliados en la región – Honduras y Nicaragua- y otro de inclinación reciente como es el nuevo presidente Funes del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El Salvador. De allí en adelante, sólo faltaría «capturar» a los socialdemócratas Arias en Costa Rica y Colom en Guatemala.


¿Qué va a pasar en Honduras? Una posible trayectoria es la siguiente: Zelaya regresará al poder con el apoyo de la comunidad internacional, movilizaciones sociales cada vez más crecientes, repentinos y arrepentidos aliados al interior de la clase política, y algunos mandos militares que negociaran amnistías. Más adelante, el reinstalado presidente hondureño no tendrá ningún contrapeso político para asegurar el camino de la reelección que fue el punto de quiebre de la actual crisis política.

Esto es una síntesis que anuncia una nueva deriva autoritaria en Honduras: la desaparición del sistema de partidos, el cese del actual congreso y nuevas elecciones  legislativas -a  la par de un plebiscito que legitime la reelección del presidente- que configuraran un parlamento de mayoría gubernamental absoluta, y por supuesto, la definición abierta de Honduras como parte del proyecto continental del «nuevo socialismo del siglo XXI» de Chávez.

Es el momento más propicio para una nueva ofensiva chavista en Centroamérica: ya tendría dos gobiernos firmemente aliados en la región – Honduras y Nicaragua – y  otro de inclinación reciente como es el nuevo presidente Funes del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional de El Salvador. De allí en adelante, sólo faltaría «capturar» a los socialdemócratas Arias en Costa Rica y Colom en Guatemala, el primero con muchas ganas de re-elegirse y el segundo con serios problemas de legitimidad en su país por las acusaciones del asesinato de un opositor político.

Para asegurar el corredor centroamericano al proyecto chavista, sólo faltaría un acercamiento estratégico con el nuevo presidente Martinelli de Panamá, el cual llega al poder criticando a la «clase política tradicional» y quien enfrentaría una oposición de los poderosos sindicatos de construcción, educación y sanidad controlados por el ex gobernante e izquierdista Partido Revolucionario Democrático. Martinelli es más un empresario de la política que un político profesional, de tal modo que el pragmatismo es su bandera ideológica, así el petróleo venezolano y una tregua política interna son argumentos más que suficientes para que Chávez negocie su influencia en Panamá.

La debacle republicana en Estados Unidos, la crisis económica internacional, el acrecentamiento de la pobreza en el continente y el auge izquierdista en América Latina son los ejes de apuntalamiento de una globalización continental del proyecto chavista. Ante esto, la administración estadounidense reacciona con lentitud, quizás como corresponde a nuevos funcionarios que recién se acomodan en un escenario internacional muy complicado. Mientras tanto, los gobiernos de derecha y adversos al chavismo -México, Perú y Colombia- se encuentran a la defensiva en el plano internacional, dados los serios problemas de política interna que enfrentan, muchos de los cuales se vinculan con cuestionamientos de legitimidad que provienen de beligerantes sectores de izquierda en sus propios países.

La formula autoritaria parece regresar con nuevos rostros en América Latina: reelección indefinida de presidentes, sometimiento de los poderes del Estado al ejecutivo, control de la prensa, plebiscitos y referéndums como mecanismo de legitimación de la autoridad, debilitando las intermediaciones propias de la democracia representativa como son los partidos políticos y el poder legislativo. Esta nueva careta autoritaria se apropia del concepto de democracia y de su legitimidad correspondiente, a la par que aprovecha la desigualdad y la pobreza que gobiernos anteriores sólo supieron incrementar, para configurar un proyecto político de «nueva izquierda» de demostrada ineficiencia en políticas públicas internas pero de gran audacia y efectividad en el plano internacional.

*Jesús Tovar es Doctor en Ciencia Política. Presidente de la Red de Estudios sobre la Calidad de la Democracia en América Latina.

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