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Escándalo por nuevos casos de espionaje sexual en la Armada: ¿por qué se producen?

Escándalo por nuevos casos de espionaje sexual en la Armada: ¿por qué se producen?

Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista PUC con experiencia en prensa escrita, radio y TV, tanto en Chile como en el extranjero.
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impacto ha provocado la confirmación de nuevos casos similares a lo que ocurrió en la fragata Lynch, donde existía un sistema de cámaras acondicionado para espiar los dormitorios de las mujeres de la tripulación.


«Existen otros 5 casos relacionados con transgresiones a la normativa que debe observar el personal institucional en sus relaciones interpersonales. Ellos han sido investigados y sancionados -incluyendo el retiro del servicio- en los niveles jerárquicos», informó la Armada.

Pero… ¿por qué se producen estos casos? Para la sicóloga clínica Rocío Marchant, «este tipo de situaciones se produce porque pasan mucho tiempo encerrados en condiciones donde están lejos y ‘solos’, lo que puede llevar a intensificar cualquier conducta, aunque sean un juego o incluso una de desviación sexual o parafilia (excitarse con situaciones atípicas)», explica.

«Esto también se produce por el machismo histórico de estas instituciones que permitió no hace mucho tiempo la participación de mujeres, entonces más que valorar a sus compañeras como profesionales, las ven como un ser atractivo», agrega.

En la Armada, el ingreso de mujeres a la Escuela Naval recién se produjo en 2007, siendo la última institución en incorporar contingente femenino.

La FACh abrió sus puertas el 2000 y el Ejército el 2002.

Marchant cree que con el tiempo estas situaciones se irán normalizando. «En el Ejército, por ejemplo, ya pasó el boom de tener mujeres como compañeras porque llevan más años trabajando juntos», sostiene.

A pesar de lo cuestionable del hecho, varias personas en redes sociales creen que el trato que se le ha dado a este caso es «exagerado».

Marchan explica que esto se debe a los cánones que impone históricamente la sociedad. «Es más permitido entre los hombres porque culturalmente somos un país machista, donde se permite mirar, ser infiel, tener varias mujeres y otras cosas que te hacen más ‘choro’ frente a sus pares. A las mujeres se les enseñan conductas totalmente opuestas, por lo que son más pudorosas con la sexualidad», enfatiza

 

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