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Dieta que imita el ayuno reduciría factores de riesgo cardiovasculares

Dieta que imita el ayuno reduciría factores de riesgo cardiovasculares

La restricción calórica puede retrasar el envejecimiento, según los autores de la investigación


Seguir durante cinco días al mes una dieta de menos de mil calorías diarias, baja en azúcares y proteínas y alta en grasas insaturadas, mejora la tensión arterial y reduce los niveles de una hormona asociada al envejecimiento, según una investigación de la Universidad del Sur de California en Los Ángeles (EE.UU.).

Los resultados, presentados en el último número de Science Translational Medicine , indican que las personas con factores de riesgo cardiovascular son las que más se benefician de restringir calorías, azúcares y proteínas. Los autores del trabajo sostienen que la dieta que han diseñado –y que han comercializado– puede ayudar a retrasar el envejecimiento.

Durante el régimen, y ante la falta de energía, el cuerpo elimina las células dañadas o viejas para utilizarlas como combustible, explica el director de la investigación, Valter Longo, a Big Vang. Al volver a comer de forma normal, nuevas células jóvenes y funcionales, ocupan su lugar. Esta regeneración, según los autores, es lo que prevendría las enfermedades relacionadas con el envejecimiento.

Otros especialistas, sin embargo, cuestionan estos beneficios. Para el investigador José María Ordovás, profesor de nutrición y genética de la Universidad Tufts, en Boston (EE.UU.), que no ha participado en el estudio, “sería aventurado y prematuro hasta que no haya más pruebas decir que el embarcarse en este régimen […] nos hará vivir más, y tampoco nos garantiza que los años de vida añadida serían mejor”, según declara al mismo medio.

La dieta consiste en ciclos mensuales, en los que cinco días seguidos del mes se ingieren entre 800 y 1.100 calorías. Es algo menos de la mitad de la ingesta de energía diaria recomendada para un adulto sedentario, según las directrices de la Oficina de Prevención de Enfermedades y Promoción de la Salud de Estados Unidos, que son referente mundial.

Quince días de ayuno simulado en tres meses

En el estudio, un total de 71 voluntarios sanos siguieron tres ciclos del régimen: durante tres meses consecutivos, cinco días al mes se alimentaron exclusivamente de los preparados que les suministraron los científicos, en forma de barritas energéticas, sobres para sopas y suplementos nutricionales.

Al finalizar el tercer mes, habían perdido una media de dos kilos y medio de peso, principalmente grasa. También habían bajado su presión sanguínea y los niveles de una hormona llamada factor de crecimiento insulínico tipo 1 (IGF-1, por sus siglas en inglés). Los autores afirman que esta hormona, que es necesaria para el crecimiento durante la infancia, está implicada en el envejecimiento y el cáncer. Por lo tanto, niveles bajos indicarían una menor probabilidad de sufrir enfermedades relacionadas con la vejez.

Más eficaz cuando hay riesgo cardiovascular

Los efectos fueron más evidentes en los voluntarios que tenían más factores de riesgo para enfermedades cardiovasculares y síndrome metabólico, una enfermedad asociada a la obesidad y que puede desembocar en diabetes de tipo 2. Por lo tanto, estas personas son las que más se beneficiarían de la dieta.

Los investigadores hicieron un seguimiento a algunos de los voluntarios tres meses después de terminar el último ciclo, y observaron que permanecían la mitad de las mejoras asociadas a la dieta, por lo que los beneficios son aparentemente temporales.

Por otra parte, el régimen no provocó efectos secundarios graves, aunque sí algunos leves como fatiga –en un 40% de los voluntarios–, debilidad –en un 30%– y dolor de cabeza –en un 25%.

Los científicos consideran que su dieta es un método seguro, eficaz y factible para “ayudar a prevenir y tratar la diabetes, las enfermedades cardiovasculares y el cáncer”, según afirmaron Longo y Min Wei, primer autor del estudio, en declaraciones a Science Translational Medicine.

“Creemos que incluso una persona muy sana debería hacer esta dieta dos veces al año, y que la persona media debería repetirla cada tres o cuatro meses”, subraya Longo, aunque recuerda que sólo se ha demostrado segura entre los 20 y los 70 años.

¿Más sana que una dieta equilibrada?

El investigador añade, además, que su régimen no tiene nada que ver con una dieta equilibrada. “La dieta que imita el ayuno promueve la reprogramación y la regeneración, mientras que la dieta equilibrada normalmente hace lo contrario y promueve la enfermedad”.

Ordovás, en cambio, opina que las pruebas actuales son insuficientes para respaldar las afirmaciones de Longo. “Una cosa es creer en lo tuyo y otra echar a la basura lo que el ser humano ha estado desarrollando durante miles y miles de años”. El investigador advierte que los términos “reprogramación” y “regeneración”, de significado ambiguo, se utilizan a menudo en la pseudociencia, y que el grupo americano no ha demostrado que su dieta los promueva.

Por otra parte, Ordovás recuerda que para poder afirmar con solidez que una dieta previene enfermedades cardiovasculares, hay que averiguar si realmente lo hace, más allá de los marcadores. Además, dado que el régimen tiene efectos distintos según el riesgo de la persona, subraya “la necesidad de ir hacia unas recomendaciones personalizadas”.

Longo ha comercializado su régimen con el nombre ProLon, a través de la empresa L-Nutra, de la que es fundador y presidente. Sin embargo, niega recibir cualquier beneficio económico de ella, tal y como declaró en un podcast a la plataforma de comunicación científica FoundMyFitness. Su objetivo, asegura, es que un gran número de personas pueda beneficiarse de la dieta.

Fuente: La Vanguardia

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