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Consejos para evitar la acumulación de objetos: separa lo que no se usa Destacado

Consejos para evitar la acumulación de objetos: separa lo que no se usa

Hay cosas que tenemos guardadas por años sin usar y sólo están ocupando espacio.


La falta de espacio en el clóset es un tema conocido para muchos. Y, por más que detestemos ver los cajones y estantes abarrotados y que nos fijemos como meta liberarlos de las cosas que ya no se usan, no siempre lo logramos. ¿Cómo lograrlo? Acá, algunos tips que ayudarán a emprender esa (para tantos) difícil tarea.

Demasiada ropa acumulada. Hay una regla muy útil: lo que no se usó en toda una temporada, es porque ya no se usará, o al menos, no provoca mucho entusiasmo por lucirlo. Un buen método para evitar el exceso de prendas es repasar cada vez que se busca una prenda, qué hay. Por ejemplo, si la idea es buscar un jean, conviene dar un vistazo a todos los pantalones para comprobar que estén ok y que se seguirán usando. Si no, apartarlo para regalar. Al hacer esto con frecuencia, te sorprenderá ver cómo vas puliendo tu guardarropas día a día, y nunca llega a convertirse en un cúmulo de prendas que ya no usamos.

Un punto que nos permite darnos cuenta que hay demasiada ropa es cuando las perchas están muy apretadas y cuesta separarlas para ver qué hay entre ellas. Si pasa porque el clóset es muy chico, será mejor buscar perchas más chicas o idear más estantes, para guardar ropa doblada.

Aparatos en desuso. Computadoras que ya ni prenden, teléfonos de otra era, cargadores de celulares, el cuchillo eléctrico que jamás aprovechamos y tantos otros artefactos. ¿De qué nos sirve tenerlos? Ocupan lugar, no cumplen ninguna función, no decoran, y ¡juntan polvo!. Si hay algo que debemos tener presente para no convertir nuestra casa en un mercado de pulgas, es que lo que no usamos más: se va.

Agendas viejas, recibos y cuentas de años anteriores. No es ninguna novedad que el mundo está digitalizado. Entonces, ¿por qué juntar papeles y papeles? Todo lo que podamos digitalizar ¡hagámoslo! Los artículos rotos o envejecidos por el tiempo, que decimos que alguna vez vamos a arreglar o pegar y nunca lo hacemos o incluso si lo hiciéramos, ya cumplieron una etapa. La idea es renovar, y no recauchar. Esto último, solo disfraza lo que en realidad debemos hacer: renovarnos.

Productos de perfumería acumulados. Las fanáticas de la cosmética podemos llegar a tener en el estante del baño casi el stock de una perfumería. Para que eso no ocurra, un buen hábito es, cuando abrimos un envase nuevo, sacar de circulación el anterior. Por más que quede un dedito, no lo volveremos a usar. Además, si no nos gustó un producto, dárselo a alguien en el momento. No hace falta que quede esperando otra oportunidad. También es fundamental chequear cada tanto en cada envase las fechas de vencimiento. ¡Los champúes y cremas no son eternos!

 Vajilla y utensilios de cocina. Si reemplazamos un elemento o artefacto, es fundamental hacer circular el anterior. ¿Guardar los manuales de los electrodomésticos? Tengamos en cuenta que hoy están en Internet y que hasta es mucho más práctico recurrir a la web ante cualquier consulta de uso.

La regla fundamental: darle un nuevo destino a lo que ya no usamos, lo que reemplazamos por algo nuevo, lo que ya cumplió su función. ¡A regalar también se aprende!

 

 

Por Brenda Haines, diseñadora de interiores y organizadora de espacios para El Clarín de Argentina.

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