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La prudencia: a la espera del fallo del Tribunal Constitucional sobre Ley de Aborto por 3 Causales Yo opino

La prudencia: a la espera del fallo del Tribunal Constitucional sobre Ley de Aborto por 3 Causales

Claudia Dides
Por : Claudia Dides Vocera de Miles Chile
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En la asignatura de Filosofía en el colegio me enseñaron que la “prudencia” era una virtud. Lo que no me dijeron, y que siempre rebatí, fue que esa interpretación también tenía un dejo de sometimiento puesto que nos estaban enseñando a quedarnos en silencio para no incomodar a los grupos de poder, a quienes de diversas formas y en diversos ámbitos nos dominan.

En estas horas he recibido llamados diversos a ser prudente, a que no nos movilicemos, a que no levantemos nuestro clamor ante el inminente fallo del cuarto poder del país, el Tribunal Constitucional. A ser prudente. Hoy no voy a ser prudente.

Si en 2006 los estudiantes secundarios hubiesen sido “prudentes”, es seguro que el país no estaría hoy discutiendo sobre las reformas educacionales. Si en 2016 los pensionados hubiesen sido “prudentes”, con certeza el país no estaría hoy discutiendo la reforma del tan inequitativo sistema de las AFP. Si las mujeres de Chile hubiésemos sido prudentes y no hubiéramos mantenido por décadas nuestro clamor por despenalizar el aborto, hoy el país no contaría con un proyecto de ley que ya ha sido aprobado por el Congreso Nacional.

Pese a haber sido aprobado ya por la máxima instancia legislativa democráticamente elegida, las mujeres y el país nos encontramos en vilo ante la decisión de diez personas, no elegidas por la soberanía popular sino cuoteadas entre el Gobierno y el Congreso , el Tribunal Constitucional.

Esta absurda situación, sorprende e indigna. La despenalización del aborto se viene reivindicando desde la vuelta a la democracia. Uno tras otro, a cada gobierno las mujeres le pedimos que pusiera en su agenda política y legislativa este tema, sin resultado alguno. Una y otra vez se nos dijo que no era “prudente”, que no era “el momento político adecuado”, que no “existían las condiciones” para una cosa así. Hubo diversas iniciativas de algunos parlamentarios que intentaron recoger el clamor de las mujeres, pero los gobiernos de turno no los escucharon tampoco. Finalmente, por presión de los grupos ciudadanos y porque asumió la conducción del país una mujer que dejó su cargo en ONU Mujeres para postularse a la Presidencia y que, por tanto, no podía ya dejar de acoger tal reclamo, el tema se puso en la agenda de gobierno actual.

Pero pasadas todas las barreras de la institucionalidad democrática, en un proceso legislativo doloroso que tuvo para nosotras hasta momentos humillantes, ahora nos vemos enfrentadas a un Tribunal Constitucional. El pueblo chileno, hombres y mujeres han apoyado consistentemente en más de un 70% y durante años que exista esta ley. Ahora, ocho hombres y dos mujeres decidirán sobre un derecho que el Congreso Nacional ya nos ha reconocido.
Esta situación, desde el punto de vista de la ética democrática más elemental, me parece insostenible. Por eso es que el mundo está atento sobre lo que va a suceder en el TC, como puedo constatarlo día a día en las decenas y cientos de mensajes que recibo de diversas partes del mundo y de medios de comunicación tan relevantes como New York Times, BBC, entre otros, preguntando y escribiendo sobre el tema.

A quienes van a decidir sobre la “constitucionalidad” de la ley sobre aborto por tres causales ya aprobada por el Congreso, déjenme recordarles que el TC es una institución configurada en la Constitución elaborada e impuesta en plena dictadura militar, con un plebiscito trucho por decir lo mínimo. Una Constitución que fue impuesta en un contexto doloroso, trágico y traumático para el país y cada uno de sus habitantes, donde se asesinaron a mujeres, hombres y niños por pensar distinto. Constitución que luego fue maquillada por los gobiernos que sucedieron a la dictadura.

Entonces, me pregunto, por qué tengo que tener “prudencia” con un pequeño grupo que va a discutir sobre el derecho a decidir de las mujeres de Chile en algo tan importante como esto para ellas como personas.

Las mujeres en la historia de la humanidad hemos sido discriminadas, explotadas y muertas en nombre de leyes divinas y ahora en leyes que penalizan nuestra capacidad para decidir por nosotras mismas, sin imposiciones del Estado, ni de iglesias ni de nadie, sobre la base de los propios valores de cada cual.

Esperamos y exigimos sólo eso: que se nos reconozca el derecho a la autonomía, el derecho a decidir sobre nuestros proyectos de vidas. Les recordamos al TC que Chile decidió.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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