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El futuro esperanzador de Nabila Rifo: «Doy gracias porque estoy con mis hijos y estoy viva» Testimonio

El futuro esperanzador de Nabila Rifo: «Doy gracias porque estoy con mis hijos y estoy viva»

Luego del brutal ataque por el que su ex pareja fue condenado y de caer en una profunda depresión, Nabila Rifo decidió seguir adelante con la crianza de sus hijos, buscando hacer crecer su negocio y a la espera de su nueva casa para seguir con su vida adelante pese a lo que le pasó.


La Mañana de Chilevisión entrevistó a Nabila Rifo en la intimidad de su hogar. En una conmovedora entrevista, Carolina de Moras habló con la mujer que se ha transformado en el símbolo de la violencia hacia las mujeres tras la terrible madrugada del 14 de mayo del año pasado, cuando su ex pareja Mauricio Ortega la atacó brutalmente dejándola ciega.

Pero el tiempo ha pasado y hoy Nabila ya no tiene miedo. Ni siquiera rencor con quien fuera su amor y su agresor a la vez. Mientras se acostumbra a su nueva condición, sigue hoy adelante con su vida y con muchos sueños por seguir adelante a pesar de todo el daño que le han hecho.

La entrevista mostró a Rifo cálida, sonriente y esperanzada. No solo abrazó afectuosamente a la animadora del matinal si no que pasaron largos momentos tomadas de la mano, como gesto de apoyo y sororidad.

Sentadas junto al fuego que temperaba el clima frío de Coyahique, Nabila confesó que todavía necesita una explicación sobre lo que pasó. “Me pregunto por qué él me hizo esto (…) un día voy a ir a la cárcel y le voy a preguntar por qué me hizo esto, por qué me sacó mis ojos», sostuvo.

Sin embargo, ella no se queda en el pasado, sino que piensa en el futuro. «Yo tengo mis planes, quiero que ojalá Diosito me ayude con mi negocio a tenerlo más grande, sacar mi inicio de actividades, a que me vaya bien. Y si no puedo hacer eso, puedo hacer otras cosas para trabajar, pero de quedarme ahí sentada, no”, señala, mientras confía en sí misma: “Yo me siento una mujer muy inteligente, muy fuerte. Si yo me propongo algo lo logro, como sea lo logro».

Tampoco se cierra al amor, aunque aún lo ve como algo lejano, pues no está del todo preparada: “(Tengo ganas) de que se preocupen de uno, de estar con uno. De repente dan ganas de conversar con alguien, porque mis hijos ya no me pescan, ya están grandes. Uno siempre necesita de alguien, pero que esta vez esa persona no sea como fue Mauricio”.

Nabila sabe que su caso movilizó a muchas mujeres víctimas de violencia intrafamiliar y tuvo una gran repercusión en la opinión pública. «Yo tengo un Facebook y mis hijos me lo leen y tengo de repente como cincuenta mensajes de Argentina, de otros países, de mujeres que les ha pasado lo mismo, que me dicen que han arrancado de los maridos con sus hijos, y que yo soy una guerrera, que están tan orgullosas de mí, que yo las represento, hombres igual. De repente me han llamado de otros países para querer conocerme. Me siento muy bien, de repente me dan pena algunos casos, pero yo les digo que pueden salir de ahí, no importa que no tenga a nadie que puede salir de ahí».

Hay muchas personas que se han acercado a Rifo para que luche a través de su testimonio y experiencia contra la violencia hacia las mujeres: «Porque hay muchas mujeres que están con los maridos y sufren violencia económica, porque ellos no les dan plata. Las obligan de repente a tener relaciones, ‘que te voy a quitar los hijos’, ‘que dónde vas a ir’, que dependen de él, entonces eso es una violencia que ellas no se dan cuenta hasta después, cuando empiezan los golpes, cuando empiezan otras cosas perores».

Por eso aconseja a las mujeres que están pasando por una situación similar. «Del primer maltrato no sigan ahí porque si va a ser uno, después va a ser otro y cada vez va a ser peor. Y se van a ir hundiendo en esa burbuja y no van a poder salir de ahí hasta que después les pase algo», sostiene.

Sin embargo y pese a todo, la mujer agradece todos los días por estar viva: «Le doy gracias a Dios porque estoy con mis hijos, porque estoy viva. Me levanto contenta porque mis hijos van a la escuela, estoy preocupada de eso y siento como está el día, me parece bonito cuando hace calor, lo disfruto mucho cuando salgo». Y es que ha aprendido a disfrutar las pequeñas cosas de la vida aunque no las vea, y se las ingenia para poder salir y disfrutar de su entorno. «Valiente, luchadora y muy guerrera», es como se define a si misma.

Sin embargo no todo ha sido fácil. Ha debido sacar adelante su hogar sola y mantener una rutina diaria para poder hacerse cargo de sus hijos. En sus brazos muestra las quemaduras que tiene por aprender a mantener el fuego de la casa encendido sin poder ver. O lo difícil que puede ser dejar secando la ropa sin riesgo de quemarla.

Pero también se pone feliz cuando le dicen que sus hijos han obtenido buenas notas. Y es que ellos son el motor de su vida y sus ganas de salir adelante. «Por ellos vivo, por ellos me levanto, por ellos me levanté. Yo tenía una tremenda depresión y un día dije basta, tengo que vivir por mis hijos, tengo que ser la misma de antes», asegura.

Junto a su madre y a Carolina de Moras, Nabila fue a recorrer y palpar su nueva casa, que aún no está terminada. Está optimista con el futuro y espera seguir con su negocio de venta de muebles y lograr que sus hijos sean profesionales.

Y tiene un sueño más: «Sueño con sanar mi corazón, porque mi corazón todavía no ha sanado. Poder perdonar y olvidarme de todo lo que me pasó, como que fue un accidente lo que me pasó y no marcarme, porque o si no no voy a poder estar tranquila. (…) No lo odio., al contrario, me produce lástima, porque sé que él va a sufrir mucho. Creo en la justicia divina y Dios me ha dado muchas puertas. Ahora tengo otra vida, pero igual soy feliz con mis hijos y son lo que yo más quiero».

Pese a que tanto su madre como su hijo le decían que se separara, ella siempre se negó. “Lo quería, pensaba que iba a cambiar, porque él siempre me decía que iba a cambiar. Yo quería que por último mis hijitos, los más chicos, se críen con su papá”, reconoce.

Mauricio Ortega es el padre de dos de los cuatro hijos de Nabila. Por eso sabe que en algún momento tendrán que hablar de lo sucedido. «Yo no quiero tampoco que lo odien, porque ellos algún día van a querer verlo y ahí ellos le preguntarán lo que tienen que preguntarle. Pero de yo meterles cosas en la cabeza, no. (…) Ellos tienen que saber, porque algún día ellos tienen que crecer. Le digo a mi mamá ‘yo me conformo con vivir hasta que tengan 18 años, después que me lleve Dios’. Pero parece que Dios no me quiere llevar todavía, quiere que pague todos mis pecados acá en la tierra”, dice sonriendo.

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