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Experta por alumno de la Alianza Francesa que se suicidó: «Se ve que tuvo un nivel de estrés muy alto» Cuestionamientos

Experta por alumno de la Alianza Francesa que se suicidó: «Se ve que tuvo un nivel de estrés muy alto»

El establecimiento ha sido criticado por la falta de criterio en los protocolos a seguir en casos relacionados con drogas. Expertos y apoderados creen que el menor se expuso más de la cuenta y no se protegió su dignidad.


La Superintendencia de Educación inició una investigación de carácter reservado para determinar cómo el colegio Alianza Francesa procedió en el caso del alumno de 17 años que fue sorprendido en el baño del recinto portando marihuana.

El establecimiento denunció al menor a Carabineros, quienes tras una hora de espera para que la madre llegara, el menor fue llevado hasta la 37° comisaría de Vitacura, donde informaron lo sucedido a la Fiscalía de Las Condes. Fue recién ahí donde el joven logró tener contacto con su madre, quien no pudo llegar antes al colegio por no tener auto y ser un día de lluvia. Tampoco fue a la primera que llamaron cuando el adolescente fue sorprendido.

La medida ha sido ampliamente cuestionada por expertos, por los padres del menor y por otros apoderados como Cristián Warnken, quien sostuvo en una carta que «a todas luces fue un error, un error grave». Porque si bien la ley establece que los colegios deben tener un protocolo para actuar frente a situaciones de este tipo en su reglamento interno, las críticas apuntan a la falta de criterio del colegio en su actuar.

El Código Procesal Penal obliga a los directores, inspectores y profesores a denunciar los delitos que tengan lugar en los establecimientos educacionales. Pero la Superintendencia de Educación establece que el plazo para denunciar son 24 horas.

Considerando que la edad de los alumnos los hace más vulnerables a situaciones de este tipo por la exposición que implica, se pide evaluar en profundidad cuándo llamar a Carabineros, porque lo que debe imperar es proteger la dignidad e integridad de los estudiantes, tanto física, psicológica y emocionalmente. Lo peor en estos casos, según los expertos, es judicializar y criminalizar.

«Lo primero que debieron hacer es haber puesto foco en el adolescente, pero el foco siempre estuvo puesto en qué hacer afuera: con la ley en primer lugar, después con las reglas del colegio y las normas, entonces nunca estuvo el foco puesto en él, lo que significa haber preguntado, haber hablado, haber llamado primero a sus padres y hecho una intervención más íntima y no tan expuesta», explica la sicóloga y fundadora de Centro Alama, Valeria Mandakovic.

«Imagina lo que significa para un chico de esa edad que se lo lleven solo a Carabineros, a que lo traten de drogadicto sin antes saber que estaba sucediendo. Sin saber si estaba consumiendo drogas, si era algo casual o reiterativo, nada de eso se le preguntó, simplemente se le llevó a la comisaría», agrega.

La prudencia de los adultos a cargo es la que debería actuar entre lo que dicta la ley 20.000 y las recomendaciones del Ministerio de Educación para sancionar a los estudiantes que porten drogas. No existe un protocolo formal y único de cómo actuar en estos casos, aunque la jefa de la División Programática del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), Jimena Kalawski, sostuvo que los ministerios de Educación e Interior, junto a Carabineros y la PDI, están en una mesa de trabajo para diseñar las medidas a tomar en caso de consumo y tenencia de drogas al interior de colegios.

Lo otro que se ha cuestionado es que no se resguardó la confidencialidad del caso y, por lo tanto, no se protegió al alumno.

«A este chico le expusieron en muchos niveles y como adolescente, que además es una etapa en la vida en la cual la exposición y el miedo al ridículo es mucho más intenso, no era la mejor manera de exponerlo a ese nivel tan público en su mundo. Porque fue muy público con Carabineros, dentro del colegio, más encima con todos los apoderados y el alumnado después enterado, en el fondo es mucha gente la que supo de esto y no hubo un intento de acercarse antes y tratar de comprender qué estaba pasando antes de tomar esta decisión tan tremenda», afirma Mandakovic.

“Estaba complicado después de la presión psicológica del tribunal de disciplina. Estaba deprimido. Se mostraba fuerte, iba a clases. Yo le dije ‘si quieres no vas, quédate acá’ y me dijo que no, que iría a clases de todas maneras. Cuando volvía le preguntaba qué le decían los compañeros y no decía nada (…) Nunca había tenido problemas, no tenía antecedentes de disciplina, era muy buen alumno. No llegaba ni atrasado, era muy autoexigente, por eso le llegó más fuerte. Se fue para adentro”, dijo la madre del menor, Ximena de la Maza, a La Tercera.

«Es importante entender que no todos los adolescentes van a reaccionar de la misma manera que reaccionó este chico. Tenemos que considerar que la adolescencia es un período en el cual la persona está buscando aceptación, apoyo en sus grupos de pares principalmente, pero también en sus padres. Y está en una etapa en que también cuestiona a los padres, a los profesores, a las autoridades en general, por lo tanto las sanciones no siempre van a ser interpretadas de la misma manera por todos los chicos. Pero sí un adolescente que se siente más apoyado, más contenido entre sus pares, con sus profesores, en el colegio, con sus padres, en el fondo con todas sus redes, es muy probable que tenga más probabilidades de que pueda salir airoso de una situación de esta magnitud», señala la sicóloga de Centro Alama.

«Por todos los antecedentes que se han entregado, se ve que él tuvo un nivel de estrés tan alto que su opción, impulsiva por cierto, pero su opción fue suicidarse o sea, quitarse la vida. Y ese estrés alto se puede ver en muchas ocasiones por la falta de contención», agrega.

Para la experta, este caso además refleja las fallas del sistema educacional de nuestro país. «Ya es bien sabido que la educación está en crisis y eso es una realidad. Como psicóloga veo a padres complicados con los colegios que tienen a sus hijos y la verdad que es complejo encontrar un colegio que se preocupe por el niño y el adolescente de verdad, verlo como una persona y no sólo un número más que está estudiando y que va a tener ciertas calificaciones», sostiene.

A modo de ejemplo, Mandakovic cree que «la educación hoy en día no permite que el niño explore jugando, todo es un deber, tareas, pruebas, todo se ve desde el enfoque del deber y no desde el placer, cuando uno puede aprender disfrutando, uno tiene esa posibilidad como ser humano pero eso no es lo que normalmente exigen los colegios».

«La responsabilidad está en muchos niveles, yo diría que a nivel directivo del colegio, académico y está también la responsabilidad por parte de nosotros como apoderados y, por supuesto, que del Estado», finaliza.

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