Investigación policial
Pese a que en un principio se pensó que podía tener que ver con la matanza, luego se confirmó que había salido del país días antes del tiroteo. «Ella estaba fuera para que no interfiriera con sus planes», dijeron sus hermanas sobre el pasaje a última hora que le compró Paddock. Ya volvió a EEUU.
Un verdadero misterio ha rondado estos días la vida de Marilou Danley, pareja de Stephen Paddock, el autor de la masacre que el pasado domingo dejó a 59 muertos y más de 500 heridos en un concierto de Las Vegas.
La mujer que había sido declarada «persona de interés» en la investigación al conocerse su vínculo con el tirador, y que fue buscada intensamente el primer día para saber si tenía relación con la matanza, se encontraba en Filipinas y regresó este martes a Estados Unidos.
A su llegada, agentes del FBI la esperaban para conocer más detalles del hombre de 64 años que no tenía antecedentes penales, pero en cuya casa encontraro 19 armas de fuego, explosivos y municiones, que se suman a las 23 armas ya encontradas en la habitación del Mandalay Bay hotel, desde donde disparó a las miles de personas que asistían al festival de música country.
«Esperamos obtener alguna información de ella pronto», afirmó el jefe de la policía de Las Vegas, Joseph Lombardo.
Poco se sabe de la verdadera relación que existía entre Danley y Paddock. Algunos medios afirman que vivían juntos en Mesquite, a unos 130 kilómetros del lugar del tiroteo, aunque otros han optado por llamarla la «compañera regular» del autor de la tragedia. Lo cierto es que ambos se conocieron hace varios años, cuando ella trabajaba en uno de los casinos de Reno (Nevada) y él era un aficionado a las apuestas próximo a jubilarse.
Marilou Danley, de 62 años y de origen filipino, se casó con un australiano y se fue a vivir en ese país. Sin embargo, ya desde hace 20 años se trasladó a Estados Unidos para trabajar en los casinos, señaló el gobierno australiano.
La investigación busca determinar el grado de conocimiento que tenía la mujer de lo que iba a suceder. «Hay informaciones de prensa que indican que se utilizó su documento de identidad para reservar la habitación del hotel. Australia apoyará a las autoridades de Estados Unidos en su investigación (…) pero no hemos tenido contacto directo con Marilou Danley», dijo la ministra de Relaciones Exteriores australiana, Julie Bishop.
También hablaron las hermanas de Danley, quienes aseguraron que para ella fue una sorpresa que Paddock le comprara un pasaje a Filipinas antes del ataque, por lo que creen se trató de una estrategia para mantenerla alejada y que no interfiera con su desarrollo.
«Ella estaba fuera para que no estuviera allí para interferir con sus planes. Ella ni siquiera sabía que iría a Filipinas hasta que Steve le dijo: ‘Marilou, te encontré un pasaje barato'», dijeron dos hermanas de Danley a la cadena australiana Seven News.
«Ella (Marilou) probablemente está más impactada que nosotros. Enterarte que la persona que amas y con la que vives puede hacer algo así. Y pensabas que conocías a la persona. Marilou Danley es mi hermana, una buena persona y un alma noble», sostuvieron.
Otro antecedente revelado por la cadena NBC fue la transferencia de 100.000 dólares que Paddock hizo la semana pasada a una cuenta en Filipinas, aunque las autoridades de Manila aún no confirman la cuenta del destinatario.
En tanto, el hermano del tirador Eric Paddock, calificó a la pareja como «adorable» y contó que estaban juntos desde el 2013. «Él, un hombre grande, ella, una mujer pequeña. La amaba», dijo, aunque otras versiones dan cuenta de una relación mucho menos cariñosa.
Los vecinos de Mesquite, un pueblo de 20.000 habitantes la han descrito a ella como «extremadamente dulce y amigable», pero a él como un hombre parco y poco amistoso.
Incluso algunos empleados del único Starbucks de Mesquite relataron los supuestos abusos psicológicos que Paddock habría tenido con su pareja. «Pasaba muy seguido. Él la miraría de arriba abajo y le decía de mal modo: ‘Tú no necesitas mi tarjeta para esto. Estoy pagando tu trago, así como estoy pagando por ti’. Luego ella aceptaría en voz baja y daría un paso atrás. Él era muy grosero con ella frente a nosotros», contó la supervisora del local, Esperanza Mendoza, al diario Los Angeles Times.
