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Carlota, una atleta en el foco de la investigación del cáncer de mama Testimonio

Carlota, una atleta en el foco de la investigación del cáncer de mama

Un lazo rosa tatuado en el brazo recuerda cada día a Carlota Serrano su lucha contra el cáncer de mama cuando era una atleta de élite. Dos años después y en plena recuperación, la joven se ha convertido en el objetivo de un estudio del Grupo de Investigación del Cáncer de Mama (GEICAM) que pretende determinar cómo repercuten los tratamientos contra el cáncer en los deportistas de alto rendimiento


Carlota Serrano llegó a ser subcampeona de España en 400 metros vallas en 2013, Pero casi dos años después, cuando estaba en lo más alto de su carrera deportiva, le diagnosticaron un tumor localizado de mama, subtipo luminal A.

Tenía 28 años y un estilo de vida más sano que la gran mayoría de las mujeres de su edad, como corresponde a una deportista profesional. Tampoco había en su familia antecedentes de cáncer de mama.

“Pero te toca y te toca, el cáncer no tiene miramientos”, declara la atleta a EFE durante una jornada de entrenamiento en el deportivo municipal Dehesa Boyal, en San Sebastián de los Reyes (Madrid), donde Carlota empezó a entrenar cuando tenía 7 años.

Apareció un bulto y llegó el peor pronóstico, “un palo gigante” que sumió a Carlota en el silencio. “Todos me hablaban, me aconsejaban, pero yo no escuchaba nada. Mi mundo se paralizó, me sentí triste, cabreada, frustrada…”.

Directa al quirófano y después radioterapia y quimioterapia. “Apreté los dientes, me puse el pañuelo y las zapatillas y tiré para adelante con ayuda de mi familia, de mi marido Alberto y de mi oncóloga”, del Hospital Universitario HM Sanchinarro.

Tanto tiró que durante el tratamiento siguió entrenando y competiendo, aunque no al mismo nivel. El atletismo dejó pasó al triatlón (bicicleta, natación y correr) . “Hasta el año pasado he luchado para seguir en atletismo profesional, pero es muy difícil con todo lo que está pasando”, comenta Carlota Serrano.

Pero no se rindió y, mientras se sometía a la sesión semanal del quimioterapia, solo deseaba que le sentara bien para poder ir directa a entrenar.

“El deporte me ha servido como terapia, me ha enseñado a afrontar muchas cosas en mi vida y me ha dado una lección con el cáncer al demostrarme que soy más fuerte de lo que creo. Gracias al deporte mi recuperación está siendo muy rápida”, comenta la atleta ahora en proceso de tratamiento hormonal.

Para que no hubiera riesgos a la hora de realizar deporte, Carlota y su entrenador decidieron consultar a los especialistas para ver qué ritmos y tipo de entrenamiento podía llevar. Así es como se pusieron en manos de GEICAM.

Un caso de cáncer de mama nada frecuente

Carlota Serrano es un caso digno de estudio por varias razones. No es habitual que el cáncer de mama llegue a una mujer tan joven y mucho menos si, además, es una atleta de alto rendimiento.

Por eso, el Grupo de Investigación de Cáncer de Mama (GEICAM) ha puesto el foco en esta deportista para así poder comprobar cómo los tratamientos contra el cáncer han incidido en su rendimiento físico y cómo ella ahora es capaz de adaptarse de nuevo al deporte, explica la oncóloga Susana Bezares.

El estudio “Élite” se desarrollará durante tres años y ahora se encuentra en la mitad. Consiste en hacer un seguimiento de Carlota mediante un programa de entrenamiento y una serie de controles médicos cada tres meses.

El fin es analizar, fundamentalmente, su capacidad cardiovascular, sobre todo después del tratamiento de quimioterapia que, como explica Carlota, puede afectar no solo al sistema inmunológico, sino también al corazón a nivel muscular.

Además, se evaluará la composición corporal a nivel muscular y óseo, la fuerza o el metabolismo, además de comparar los tiempos de competición con los que tenían antes de la enfermedad.

La oncóloga Susana Bezares explica que ya existe evidencia científica de los efectos beneficiosos del ejercicio físico en las pacientes con cáncer de mama, igual que se conoce que la práctica de deporte ayuda a prevenir esta enfermedad.

Este es el caso del estudio Epi-Geicam que concluye que las mujeres sedentarias tienen casi el doble de riesgo de padecer cáncer de mama frente a las que practican actividad física de forma regular.

Pero el estudio centrado en Carlota va más allá al observar cómo responde su cuerpo ante el ejercicio intenso, tras haber pasado por un tratamiento de radioterapia, quimioterapia y hormonal, y “ver cómo el organismo es capaz de adaptarse a esa nueva situación”, señala Bezares, miembro del Comité Científico de GEICAM.

“Sabemos que los distintos tipos de tratamiento tienen un impacto a nivel metabólico y de nivel corporal (masa muscular y ósea), pero en el perfil de una atleta de alto rendimiento no existe todavía ese conocimiento”, precisa la oncóloga.

Estudio EFIK: Cómo incide el deporte en el tumor

Uno de los estudios en marcha, EFIK, busca determinar si el deporte en sí, además de mejorar los factores de riesgo cardiovascular y bienestar del paciente, “es capaz de influir en el tumor”, explica la oncóloga Sara López Tarruella, cuyo centro, el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, recluta pacientes para esta investigación ahora en su fase piloto.

La muestra se compone de mujeres que acaban de ser diagnosticadas de cáncer de mama y el estudio se centra en el periodo previo a la cirugía, un intervalo de dos o tres semanas en las que practican un programa intenso de ejercicios para ver si repercute o no en ese tumor que va a ser extirpado.

Se trata de mujeres con cáncer de mama HER2 negativo y triple negativo, los más agresivos y con menos opciones de tratamientos de última generación. Se les impone un plan de ejercicio individualizado y controlado ya que el nivel deportivo es muy diferente entre unas y otras.

Para analizar si el deporte ha cambiado al tumor, se comparan las muestras obtenidas por biopsia en el momento del diagnóstico con las del tumor ya extirpado donde se analizan una serie de biomarcadores.

“Es un proyecto bastante interesante, es como un estudio de ventana de oportunidad en un momento en el que no hay tratamiento previsto para la paciente (que espera la cirugía). Se trata de ver si el ejercicio impacta en la biología del tumor”, asegura López Tarruella, miembro del GEICAM.

Carlota Serrano y su propia terapia

Y no solo es disciplinada en sus hábitos deportivos, también emocionalmente sabe, como buena deportista, cómo controlarse y conseguir sus metas. Mientras la investigación va dando pasos, Carlota Serrano también continúa con su proceso de recuperación con la mirada puesta en el deporte, ahora triatlón, y compatibilizarlo con su trabajo de entrenadora personal.

“Todo está en la cabeza, si quieres puedes, te tienes que autoconvencer”, aconseja la deportista pensando en las mujeres que cada año, más de 27.000, son diagnosticadas de cáncer de mama en España.

Por eso, Carlota sigue al pie de la letra su lema: “Yo quiero, yo puedo, yo soy capaz”…Una máxima que aplicará en su próxima meta: intentar ser madre gracias a que congelaron sus óvulos para que la quimioterapia no los dañara.

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