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Desfile de Victoria’s Secret: ¿Moda o cosificación de la mujer? Juzgue usted Yo opino

Desfile de Victoria’s Secret: ¿Moda o cosificación de la mujer? Juzgue usted

Ingrid Garces
Por : Ingrid Garces Periodista, penquista, ex Sub gerente de contenidos de La Red, experta en marketing digital. Directora en www.elmostrador.cl/braga En Instagram @ingridgarces En Twitter @ingrid_garces
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Las principales revistas de moda femenina se encargan de promocionar la previa con los preparativos de las estrellas de la moda generando expectación hasta el día del desfile de la marca Victoria’s Secret, que muestra lencería con harta parafernalia, plumas, joyas, luces y un show musical. Esta semana los llamados ángeles (se refiere a las modelos) desfilaron en Shanghai al ritmo de Harry Styles.

El año pasado la misma revista Vogue se planteaba un sinnúmero de interrogantes a sus lectoras: «Cuando ves un desfile de Victoria’s Secret ¿sabes cómo te hacen sentir? Piénsalo: ¿disfrutas, realmente, viendo el desfile de Victoria’s Secret? ¿Te sientes identificada con los ángeles? ¿Quieres ser como ellas? ¿Te frustra no poder serlo? ¿No quieres de ninguna manera tener un cuerpo como el suyo? ¿Te gusta la lencería que presentan? ¿No te la pondrías jamás porque no te haría sentir bien? ¿Crees que se cosifica demasiado a estas modelos? ¿No puedes dejar de ver sus fotos? ¿Te sientes… entre dos tierras: sabes que está mal desde un punto de vista femenino, pero no puedes parar de mirar?». En definitiva: ¿se puede ser feminista y disfrutar de Victoria’s Secret?

La publicación le consultó a 5 expertas que en su mayoría expresaron que si existiera el mismo espectáculo, pero con hombres, lo verían. Sin embargo, el punto que tiene que ver con la idealización de la figura femenina es el que generó mayor conflicto. Primero por las exigencias de las mujeres por hacer creer, sobre todo en las jóvenes, que el extremadamente delgado cuerpo de Bella Hadid es el cuerpo llamado «perfecto».

Y claro como show parece entretenido, ves mujeres hermosas vestidas para ir a no se dónde, con ropa interior que no sabemos bien cuando podríamos usar, unas alas de distintos colores, un espectáculo musical increíble…  un mundo de fantasía, que nos plantea la pregunta… ¿Este evento es para hombre o para mujeres? ¿A quién intenta seducir la marca? A un hombre que sueña con una mujer al estilo Victoria Secret y compra lencería para cumplir con esa fantasía o para una mujer que quiere lucir como ellas o, porque no decirlo, para mujeres que les gusta ver mujeres…  Y ¿por qué no?

La historia comenzó en 1977 con la idea de una estudiante universitaria de San Francisco que se propuso crear lencería linda y cómoda para sus amigas. La del desfile se remonta a 1995, comenzó en New York y tras varios años se internacionalizó: el año pasado fue en Londres y antes estuvo en el Festival de Cannes. Pero ese show tal cual lo conocemos, con adornos y harta brillantina se comenzó a realizar en 1998 con el objeto de promocionar una línea de lencería llamada «ángeles». Y ojo que no cualquier modelo utiliza las ya míticas alas, sólo las elegidas, como por ejemplo, la modelo Alessandra Ambrosio que desde el 2000 ocupa el cuadro de honor en los desfiles. La brasileña ya decidió «colgar las alas» con su último recorrido por la pasarela en Shanghai, o sea, jubiló a los 36 años.

En la actualidad Victoria’s Secret es una multinacional que vende no sólo ropa interior, sino productos de belleza alrededor del mundo. Además, se suma a este espectáculo que es puro marketing no sólo para vender ropa interior, ya que la entrada para presenciar el evento en vivo vale alrededor de 15.000 dólares. Todo un emprendimiento.

No será que deberíamos estar lo suficientemente educados y entender que sí podemos sentir deseos de ver estos desfiles, y que con terminar estos shows no se termina el machismo. Un desfile de lencería no debería ir en contra de los ideales del feminismo -que propone la igualdad de derechos de la mujer- y tampoco la convierte en un objeto si tenemos las herramientas para entender cuál es el foco del espectáculo.

¡Lo sabemos! Es difícil que una mujer se identifique con estas modelos, que parecen, según Diana Aller, «un rebaño de mujeres de medidas imposibles y en edad de procrear, se exhiben de forma impúdica y sexual para el consumo ajeno».

La periodista, cronista, DJ y autora, entre otros muchos textos, de Lo dice Diana Aller va más allá: «La mercancía (aspiracional) para otras mujeres serían las prendas de ropa de la firma Victoria’s Secret, y para los varones la mercancía (más aspiracional aún) serían las propias modelos. Éstas exhiben un único estándar de belleza, sin discurso alguno. No tienen voz, sólo cuerpo, y pese a resultar provocativas para el gusto masculino, han de ser recatadas para la moral imperante. No deben ser alcohólicas o hacer alardes de orgías, por ejemplo. ¡Son ángeles! Sin sexo…  Son una especie de parodia de lo que deben ser las mujeres en nuestra sociedad: resultar atractivas de una forma muy concreta, pero sin relato ni agenda, tener un aspecto muy sexual para el deleite ajeno, pero no disfrutar de ello. Ser, al fin y al cabo un escaparate sonriente sin tener un porqué».

Lo que no podemos negar es que Victoria’s Secret se ha transformado en todo un evento de la cultura pop, y es casi indiscutible la fama que adquirió la marca con este show como soporte.

Ahora bien lo verías, ¿qué te hace sentir, te parece machista, o crees que es la liberación de la mujer en su máxima expresión?… Bueno eso deberían juzgarlo ustedes, pero con criterio formado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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