«Entonces te voy a violar. Si no es por las buenas, va a ser por las malas. Te voy a matar, a mí no me vas a dejar», le dijo el hombre y empezó a golpearla y a intentar ahorcarla, según contó Arlette.Arlette trató de escapar y Adriano, desnudo, la siguió hasta la recepción del hotel, donde la arrastró de los cabellos por el suelo.Las cámaras de seguridad del hospedaje grabaron la brutal agresión.Las imágenes llegaron a los medios menos de una semana después y desataron la indignación de todo Perú.
Marcha histórica
El agresor, hijo de un funcionario de la municipalidad de Huamanga, en Ayacucho, pidió perdón a través de medios locales y dijo en su defensa que Arlette también lo había atacado a él, que estaba ebrio y que no recordaba su reacción.
El padre del hombre, Jorge Pozo, aseguró que su hijo padecía de trastorno límite de personalidad, un desorden mental que, según el Instituto Nacional de Salud Mental de EE.UU., causa inestabilidad, reacciones impulsivas y episodios intensos de ira, depresión y ansiedad.
Jorge Pozo añadió que el muchacho había dejado el tratamiento para esta condición cuando conoció a su expareja.
El joven, que tenía 26 años cuando sucedió el ataque, fue juzgado en Ayacucho por lesiones leves y condenado a un año de prisión suspendida (sin entrar en la cárcel) en julio de 2016.
«Me volví a sentir atacada», dijo Arlette, que es abogada, a BBC Mundo sobre el fallo que consideró demasiado leve.
La marcha Ni Una Menos marcó un hito en la lucha contra la violencia hacia la mujer en Perú.
La sentencia propició que se convocara a la primera marcha Ni Una Menos en Perú, el 13 de agosto de 2016.
«(La protesta) marcó un hito en la historia de Perú», dice Arlette. «Fue la primera vez que se visibilizó con tanta fuerza la violencia contra las mujeres».
La manifestación pacífica reunió a miles de personas en Lima y otras ciudades de Perú, y a miles de peruanos en el extranjero.
«El video y la campaña Ni Una Menos mostraron el machismo puro que existe en nuestra sociedad, tanto en hombres como en mujeres que justifican la violencia, cuando no hay ningún tipo de justificación», le explica Arlette a BBC Mundo.
En 2014, Perú fue el tercer país con más femicidios en América del Sur, con 90 casos reportados, después de Argentina y Ecuador, según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe.
En 2016 las cifras aumentaron. El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables de Perú registró 124 feminicidios y 258 intentos de feminicidio; y atendió más de 70.510 casos de violencia psicológica, física y sexual contra niñas y mujeres.
Arlette recibió el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje 2017, del Departamento de Estado de EE.UU., en Washington, de manos de la primera dama, Melania Trump.
Hasta marzo de 2017, va contando 29 feminicidios y 58 tentativas; y va recibiendo más de 17.000 denuncias de violencia.
«Todo este movimiento ha ayudado a crear una ola de conciencia, a rescatar a las mujeres presas del silencio», opina Arlette.
«Ahora están más dispuestas a denunciar, a no callar más. Muchas mujeres reportan en la plataforma Ni Una Menos historias increíbles, desgarradoras. Algunas dicen ‘me he callado 20 años, 30 años, he soportado violencia tanto tiempo'», añade.
Ni Una Menos funciona ahora como una plataforma digital para recibir casos de violencia contra la mujer y remitirlos a las autoridades. Foto: Arlette Contreras.
En todo este tiempo, la historia de la joven ha resonado fuera de Perú.
En marzo de 2017, Arlette recibió el Premio Internacional a las Mujeres de Coraje 2017, del Departamento de Estado de EE.UU., en Washington.
En abril de ese año, la revista Time la nombró una de las 100 personas más influyentes del mundo en la categoría de Íconos.
Susanna Schrobsdorff, columnista de la publicación, escribió que «su caso —y su disposición a hablar públicamente al respecto— impulsó a miles de mujeres a salir a las calles de Lima en agosto de 2016 para protestar contra la violencia de género».
Arlette reconoce que es reconfortante recibir los homenajes del gobierno de EE.UU. y de la revista Time. «No los he obtenido en mi país. Pero estos reconocimientos nunca van a borrar todo lo que he sufrido», lamenta.
* Esta nota fue publicada originalmente en abril de 2017 y fue actualizada a raíz de que el Poder Judicial peruano absolvió a Adriano Pozo en un segundo juicio.