Publicidad
César Caillet sobre romance lésbico en teleserie: «Uno puede contribuir con un pequeño grano de arena a que las cosas vayan cambiando» Perdona Nuestros Pecados

César Caillet sobre romance lésbico en teleserie: «Uno puede contribuir con un pequeño grano de arena a que las cosas vayan cambiando»

Loreto Santibáñez
Por : Loreto Santibáñez Editora de Agenda País y Revista Jengibre. Periodista PUC con experiencia en prensa escrita, radio y TV, tanto en Chile como en el extranjero.
Ver Más

El actor que interpreta al padre de Mercedes en la nocturna de Mega, ha visto el cambio en cómo se tratan las relaciones homosexuales en la ficción nacional: hace diez años interpretó a un gay en ¿Dónde Está Elisa? (TVN) y causó gran revuelo por una escena donde se veía junto a su pareja en la cama. Ahora, hay mayor apertura dice también la activista lesbiana Erika Montecinos, quien celebra la normalización con la que se trata un romance entre dos mujeres.


Es indiscutible el éxito de la teleserie Perdona Nuestros Pecados. La apuesta nocturna de Mega -que fue estrenada el 6 de marzo de 2017- ha alcanzando altos niveles de sintonía. La mayor hasta ahora fue la del 11 de octubre del año pasado cuando consiguió 34.4 puntos. Y a pesar de llevar un año al aire y de que pronto se estrenarás segunda temporada, la audiencia no baja: el pasado lunes 26 de marzo obtuvo 32.0 puntos transformándose en el capítulo de mayor rating en lo que va del año.

Son distintas historias las que narra la teleserie. Y una de las más populares es la de la pareja conformada por Mercedes Moller (Soledad Cruz) y Bárbara Román (María Jose Bello) quienes tras una profunda amistad dieron paso a un intenso amor secreto, que no deja de ser complejo. La ficción está ambientada en un pueblo sureño a fines de los 50, donde «Mechita» tiene 26 años y tiene que dar constantes explicaciones de por qué no se ha casado y porque Bárbara es la esposa del comisario del lugar.

La historia ha tenido tanta repercusión que ya ganó su propio apodo al estilo de las parejas de celebrities, y «Barcedes» cuenta con seguidoras de distintas partes del mundo que les escriben a las actrices para felicitarlas por su trabajo.

César Caillet ha visto de cerca cómo ha evolucionado el desarrollo de estas historias de amor entre personas del mismo sexo en las producciones nacionales. No solo porque en Perdona Nuestros Pecados interpreta al padre de Mercedes, Ernesto Moller, y enfrentará a su hija por la relación que tiene, sino porque hace diez años interpretó a Javier Goyeneche, quien vivía un romance gay en ¿Dónde Está Elisa? (TVN), escrita también de Pablo Illanes.

«En ese tiempo fuimos muy valientes, fue la primera vez que una producción se atrevía a meter a dos hombres en la cama. Antes había ocurrido Machos (2003) con Felipe Braun que una vez mando un mail con ‘contenido homosexual’, era casi un gay virtual, pero acá con Alvarito (Morales, Ignacio Cousiño en la ficción) fue bien osado lo que hicimos», recuerda.

La teleserie que se grabó en 2008, pero salió al aire al año siguiente, se atrevió a explorar en la historia de amor entre dos hombres con mayor profundidad, con un par de besos rápidos, escenas con poca ropa y durmiendo juntos, aunque con un destino incierto por el triangulo amoroso que había.

«Cuando me invitaron a participar en el proyecto me pareció súper seductora la idea pero cuando leí los diez primeros capítulos -lo recuerdo como el día de hoy-, sentí un determinado temor y pensé: ‘Me van a gritar maricón en la calle’. Pero no fue así porque aunque Javier le estaba haciendo esto a su mejor amiga, también era dulce, era bueno, no era no era el típico gay loca o de caricatura que se había visto antes, como el gay de Morandé con Compañía. Entonces claro, son diez años atrás y ahora el tema está mucho más abierto, pero hace diez años no había Unión Civil, no se hablaba mucho de este tema, entonces los contenidos que tú das en televisión sí abren temas de conversación, sí ponen temas de interés en la mesa, sí cumplen finalmente con lo político que puede ser el trabajo de un actor», manifiesta.

Menos que los hombres, las parejas de mujeres empezaron a aparecer de a poco n la TV chilena. En El Señor de la Querencia (2008) de TVN, las actrices Lorena Bosch y Begoña Basauri vivieron un intenso romance, también en una serie de época.

En 2011 en Infiltradas de Chilevisión dio un paso más allá cuando los personajes Macarena Sastre (Marcela Del Valle) y Nina Engel (Ignacia Allamand), terminaron en un matrimonio simbólico.

Alejandra Fosalba (Carla) y María Illanes (Daniela) también protagonizaron algunas encendidas escenas en No Abras la Puerta (2014) de TVN.

El romance lésbico de Preciosas (2014) se anunció como una historia fuerte dentro de la teleserie, aunque con el correr de los capítulos las historia entre Paola (Karla Melo) y Elsa (Tamara Acosta) fue quedando en el olvido. Algo diametralmente distinto a lo ocurrido con la pareja de la teleserie de Mega, donde cada avance en la trama es celebrado por sus seguidores.

Para Erika Montecinos, directora de la agrupación lésbica Rompiendo el Silencio, «es súper positivo que se esté mostrando y que se haya avanzado en este tipo de personajes, de historia, en las teleseries chilenas, porque hace una década atrás no había nada y  este es un avance en el sentido de que se muestra la naturalización de esta relación».

Y si bien no es la primera vez que hay una historia de amor entre mujeres, es de las pocas veces que la historia desarrolla los personajes con la misma naturalidad que se enfrentan las otras relaciones de pareja, sin ocultar la expresión de lo afectos, con escenas de amor y de sexo incluídas.

«Las relaciones entre mujeres y entre personas del mismo sexo han existido toda la vida, que se hayan invisibilizado, que no se hayan mostrado o que realmente estas parejas se hayan visto impedidas de hacerlo es lógicamente por el atraso y la condena que había, la patologización que había también a las relaciones del mismo sexo o quien tuviera esos mismos sentimientos. Ojalá que el desarrollo, el desenlace teleserie no sea un final trágico como ha pasado en otras teleserie donde le dan un final trágico como si ese fuera el sino de las relaciones lésbicas», sostiene Montecinos.

Y agrega: «Ojalá se pudiera mostrar que es una relación posible y ese mensaje que se muestra a las nuevas generaciones también es sumamente potente porque hoy en día vemos que las jóvenes no tienen problemas en asumirse, los que tienen problemas son los adultos en aceptar estas vivencias, esta mayor visibilización que tenemos nosotros las lesbianas, mayor empoderamiento que tenemos de nuestros afectos  y eso también es político. Las teleseries a lo mejor son de entretención, pero lo que se muestra también es algo político, o sea que rompe el status quo de la heteronormatividad. Así que yo espero que el desenlace de esta telenovela puede tener un final feliz y que siga mostrando con esa naturalidad que se ha hecho hasta el momento de esta relación».

Para la académica de la Facultad de Comunicaciones de la Pontificia Universidad Católica, Constanza Mujica, la cosa es clara. «Evidentemente este país cambió, ese es un dato de la causa y la visibilidad de las otras sexualidades no hetero está mucho más abierta en todos los espacios de la sociedad. En la calle tienes marchas y tienes personas que expresan su cariño libremente, en las noticias aparece el tema mucho más visiblemente, tienes las teleseries y también hay ‘una mujer fantástica’. En todas las manifestaciones culturales tienes una diversidad de sexualidad y las telenovelas son una más de las diversidades que se están expresando».

Sin embargo, la profesional que ha realizado diversas investigaciones sobre teleseries advierte: «Cuidado con pensar que las redes sociales son la opinión pública chilena, en el sentido de que hay un montón de grupos bastante conservadores que no se expresan a través de esas redes sociales. En el fondo, la gente que lo está aceptando existe, se atreve cada vez más a expresar sus opiniones pero también hay grupos bastante conservadores que están en otro circuito».

Para la experta, los ejemplos dan cuenta tanto de la mayor apertura para tocar los temas como de las restricciones que siguen habiendo. «En toda la discusión en torno a Una Mujer Fantástica, la película nos habla por un lado de que es mucho más aceptado el que esto exista, pero si lo piensas respecto al debate en torno a los comentarios de Yerko Puchento respecto a la película te das cuenta que también hay reductos súper conservadoras y que le niega el carácter de mujer a Daniela Vega y que encuentra que es un exceso esta expresión de las otras sexualidades», explica.

«En paralelo, aquí hay una aceptación a esta experiencia mientras se pasea un bus que dice ‘No te metas con mi hijo’,  hay una discusión de la Ley de Identidad de Género que incluye a los niños y niñas, y hay gente que dice ‘No te metas con mis hijos’. Yo creo que sí somos un país distinto a lo que éramos hace 20 años, tenemos sobre todo lo que es en la ficción nacional una representación de todo lo que son las minorías sexuales que no la ridiculiza -que era el estándar- o no las minimiza. Anteriormente el único modo de tener una pareja homosexual es que o no era pareja de alguien concretamente, o de que fuera gracioso o ridículo, o que fuera en el fondo tierno, pero casi desnaturalizado, y hoy tenemos una representación de pareja en términos sexuales y también en términos de una pareja que vive desafíos como todas las parejas y no son personas anormalizadas», añade.

Y destaca: «El que estén en televisión expresa una apertura, el que sea la telenovela con el rating más alto ya es un tema, porque si hubiera un repudio hubiera bajado el rating pero no es el caso».

Mujica se atreve a adelantar en cierta medida cómo se desarrolle la historia de «Mechita» y Bárbara: «Es cierto que se enfrentan a una resistencia, pero que usualmente es vista como un villano y en este caso el papá de Mercedes no es un villano, es un héroe en la teleserie, entonces todo parece indicar que va a terminar aceptando esta relación más allá de ciertas creencias obsoletas, una representación que es totalmente distinta a lo que había hace veinte años atrás», reflexiona.

César Caillet confiesa que el temor porque su personaje en ¿Dónde Está Elisa? no fuera aceptado en esta sociedad conservadora pasó pronto. «Yo reconozco que el miedo me duró como un mes desde que salió al aire, porque tuve una súper buena recepción, de caminar por la calle y que me gritaran por la calle: ‘buena Javi, saludos a Ignacio’ y ahí te das cuenta que hay mucha gente que está a favor de estos temas y que lamentablemente muchas veces las personas que están en contra esto son líderes de opinión y gente que tiene prensa y medios de comunicación, entonces da la impresión que es un Chile mucho más empaquetado pero no somos así, el chileno medio es mucho más abierto con esos temas».

Para el actor estos aportes son significativos.»Me gusta pensar que, en una forma muy romántica, uno puede contribuir con un pequeño grano de arena a que las cosas vayan cambiando y creo precisamente que en este minuto de vida política que tiene el país, donde tenemos la suerte que, a diferencia de hace 10 años atrás, todo también está muy globalizado, esta pareja que se ha formado y llamado #Barcedes, donde María José Bello y la Sole Cruz reciben mensajes todos los días de mujeres lesbianas, de hombres gay, de madres, de padres, de tíos, de un montón de gente que se identifica con el tema y que sí quieren que cada vez se discrimine menos y que cambien las cosas, y ellas por lo tanto ahora están un escalón arriba de lo que estábamos 10 años atrás pero creo que ellas también van a ayudar a expandir conciencias», afirma.

La visibilizacion que se le ha dado a la pareja es algo importante para Erika Montecinos, aunque le gustaría que diera un paso más. «Yo se que en esa época no se mencionaba la palabra, pero ojalá se pudiera decir que es una relacion de lesbianas porque yo creo que daría una buena señal, pero dudo que lo hagan, falta mucho todavía para sacarle la carga que tiene la palabra».

Aunque también valora el tratamiento a la relacion: «La gente incluso dice que en realidad no es necesario ponerle etiquetas, porque lo que se muestra es tan bonito, tan puro que no es necesario. Yo entiendo que en la década del 50 ponerle etiquetas a una relación era impensable. Por lo que he investigado y he leído, Gabriela Mistral y Doris Dana precisamente tenían su relación de pareja en la década del 50 y tampoco le ponían nombre, muchas parejas quizás tampoco lo hacían». Sin embargo. cree que, como señal política, sería una buena medida.

Publicidad

Tendencias