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El momento de Los Blops

El próximo 19 y 20 de agosto volverá a presentarse en Chile la banda que Eduardo Gatti formó en 1970: Los Blops. Reaparece desde las cenizas con esos dos conciertos santiaguinos, que se realizarán en el Teatro Oriente, y seguirá con una extensa gira nacional.


Ese es el proyecto y así lo ha anunciado hasta ahora el propio Gatti, quien adelantó también la reedición de los tres discos que compuso la banda; obras curiosas, sicodélicas y melódicas concebidas entre los tempestuosos 1970 y 1976.

Es una gran idea la reunión de Los Blops y refrenda en Chile lo que el mundo ya sabe desde 1990 en adelante y que es que, cuando nada se ve hacia delante, lo mejor es mirar hacia atrás.

Hace más o menos diez años que la nostalgia es una de las pocas opciones que ofrece la industria discográfica al público que ya abandonó el colegio. Todo el resto de la música que se produce estos días está orientado a los niños. La cita de la década ya está escrita y es la siguiente: por primera vez en la historia, el mercado de la música está siendo completamente dominado por la población infantil.

Esa es la situación y al que no le guste, que se vaya. Las Britney Spears, las Christina Aguilera, M2M, Five y otros combos pre adolescentes, están acá para quedarse, con sus mensajes ambiguos, cuasi infantiles, cuasi sexuales, completamente comerciales. (seamos concretos, como decía el conductor, el verdadero sentido de metáforas como «Ups! Lo hice de nuevo!» o «Lo que desea una chica» no requiere de muy larga explicación).

Bueno, cuando afuera les quedó bien claro que este panorama pegajoso, dulce y tóxico como chupete revenido, no íba a cambiar, los consumidores de más edad se lanzaron sobre la música étnica y volvieron a recordar a sus viejos cracks.

Por eso en Chile, la última década la historia de la música se ha escrito principalmente hacia atrás. Y es una suerte porque además, en el contexto chileno, ha permitido la restitución de las grandes figuras perdidas en el traumático contexto de los setenta y aplastadas luego en el oscurantismo posterior.

Primero fueron las militantes, Víctor Jara y Quilapayún; luego las comprometidas, Inti Illimani, Los Jaivas, Illapu. Las históricas: Violeta Parra.

Hoy es el turno de los pequeños. De aquellos que en esos años, eran jóvenes, rockeros e indocumentados. Gente como Aguaturbia, Frutos del País, Los Vidros Quebrados -una de las pocas bandas rock que tiene el honor de haber rechazado el Festival de Viña del Mar- y ahora, de Los Blops. La banda se formó en 1970, con Gatti y Juan Pablo Orrego como líderes. Publicaron tres discos y se reformaron brevemente entre 1978 y 1981, para tocar en Ecuador, Perú, México y Canadá, con participación especial en la televisión de Toronto.

Poco se sabe de la historia de los Blops, como se sabe poco de todos esos años. Los datos irán apareciendo en torno a sus conciertos y la reeditada discografía. Serán, en buena parte, pequeños accidentes y frivolidades. Pero eso es también parte de la memoria. Y en este terreno todo suma, como dicen por ahí.

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