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Música para mayores

Este mes, la tiranía del lollypop impuesta sin piedad en el mercado de la música popular aflojó un poco. La aparición de dos estupendos discos como "Selmasongs" de Bjork y "Kid A" de Radiohead, ha protagonizado el fenómeno y puede dar una señal muy interesante al mercado discográfico: no todos los consumidores de música sienten y piensan como quinceañeras.


Durante el último tiempo, la música étnica se había impuesto como la única opción viable para el público que se percibe a sí mismo como adulto. Y la visita de Compay Segundo permitió comprobar in situ la verdadera grandeza del fenómeno. El talento del nonagenario -que no yerra en vivo ni una nota- y de su banda de acompañamiento -un quinteto tan afiatado como la mejor orquesta de cámara- demostraron que en ese tipo de música (world music, folclórica, de raíces, o cómo quiera llamársele) es una de las mejores alternativas dentro de la oferta disquera actual. Dentro de poco debería aparecer Chanchullo, otro disco de la dinastía Buena Vista, esta vez interpretado por quien quizás sea su más destacado exponente, el pianista Rubén González.



Pero, con toda su gracia, esa no puede ser la única alternativa viable para quienes gustan de oír música y ya salieron hace tiempo del colegio. La oferta no puede resumirse a eso y los recuerdos. Y menos al discurso reaccionario pre-rockanrolero, como el que empaña la interesante programación musical retro de una radio como Oasis.



Hace unos cincuenta años que se descubrió que en la música popular cabía más de una sola voz. Así nacieron las primeras radios de público segmentado en Estados Unidos, y así se forjaron las compañías discográficas que harían historia, como Atlantic, la primera que se atrevió a grabar sólo música de origen bluesero. Esa tradición de diversidad es la que permiten reencontrar discos como Selmasongs -banda sonora de la película Dancer in the dark de Lars von Trier- y particularmente Kid A,de Radiohead, una banda de origen rockero que, sin embargo, esquiva cualquier definición ya conocida para optar por una fórmula nueva de hacer música, una llena de riesgos y matices. No les está yendo mal a esos discos, además. Hay gente que los está comprando. Por suerte, hay vida más allá de Christina Aguilera.

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