La cantante ofrecerá un concierto el próximo sábado en el Zócalo, la principal plaza de la Ciudad de México.
Chavela Vargas compartirá escenario con el cubano Pablo Milanés y la peruana Tania Libertad y con los mexicanos Eugenia León, Ely Guerra, Julieta Venegas y el grupo Ritmo Peligroso.
Chavela Vargas, nacida hace 81 años en Costa Rica, nacionalizada mexicana y recientemente condecorada en España con la Cruz de la Orden de Isabel la Católica, dijo a la prensa local que su concierto será «una velada musical inigualable».
«Cantar en el Zócalo es el orgullo más grande, sé que mis ancestros están abajo (de la tierra) y arriba está la bandera ondeando», subrayó la artista.
Prometió interpretar su versión de «La Macorina», escrita por el poeta español Alfonso Carmín, que le dio fama en muchos países, además de varias canciones del compositor mexicano José Alfredo Jiménez.
Chavela Vargas admitió recientemente su homosexualidad en Madrid, lo que ha molestado a algunas personas, comentó la artista. «Soy un ser muy libre y a mucha gente le molesta mi libertad, la ofende porque es una libertad blanca, no pintada de colores. La libertad es hermosa y yo tengo mucha libertad y la he construido a base de lágrimas», señaló a la prensa mexicana.
Dijo que no le interesan los premios e incluso considera que los Grammy son «una porquería» y que a ella le gusta «la verdad en las cosas».
La artista admitió que el cineasta Pedro Almodóvar y el músico Joaquín Sabina, ambos españoles, han calado hondo en su vida por su sinceridad y franqueza.
«Con Pedro Almodóvar pasó algo tan bello… a Pedro le dijeron ‘viene Chavela Vargas a España’. ‘Pero si murió’, les dijo, y le respondieron que estaba viva, que lo que pasaba era que estaba hundida en el alcohol y había resucitado'», recordó.
«Preguntó por el lugar donde debutaba, la Sala Caracol, en Madrid. Le pidió a las dueñas de la sala que le permitieran presentarme, les dijo que me amaba, que había sufrido tanto conmigo en sus noches de soledad. Cuando nos vimos se nos llenaron los ojos de agua a los dos, el impacto fue instantáneo», rememoró Chavela Vargas.
«A Sabina, una mula loca, lo adoro -agregó-. Esa misma noche, sentí que me palmean por la espalda. Volteo, pregunto quién me toca y me dice: ‘¿usted no sabe cómo me llamo?’, y le respondo ‘¿usted conoce mi nombre?’. Entonces le di una tarjeta, una tarjeta negra, con letras negras, que decía ‘Bulevar de los Sueños Rotos, en Cuernavaca, Dimensión Desconocida, Chavela Vargas'».
«Nos abrazamos y fue corriendo a escribir su canción ‘Por el Bulevar de los Sueños Rotos'», reveló.
EFE
