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Los Fab Four atacan de nuevo

Los Beatles no terminan de sonar y de vender. Convertidos en empresa, cada año se edita para los fanáticos residuos de la enorme cantidad de material que crearon los prolíficos chicos de Liverpool en sus poco más de diez años de historia. A partir de la mitad de los 90, se multiplican diversos productos destinados a mercados distintos que esperan mantener viva la Beatlemanía. Ahora es el turno de A Hard Day’s Night, el filme de 1964 -completamente remasterizado- que está en los cines desde hoy.


Tenemos Beatles para rato.



A la caja doble Los Beatles en la BBC, siguieron los tres tomos de la Antología The Beatles, un material imperdible, las cajas de Lennon con cuatro discos, la remasterización y reedición de Yellow Submarine y el último exitoso eslabón, One, una colección de 27 canciones que llegaron a ser número uno en Estados Unidos e Inglaterra. Sin contar a las ediciones piratas, muy elegantes en su presentación, pero piratas al fin, entre ellas las tres cajas de Artifacts.



Ahora se apoderan del cine, con la versión ultra remasterizada del primer film de The Beatles, que debe su nombre a un juego de palabras pronunciadas por Ringo Starr, después de una agotadora sesión de grabación. A Hard Day’s Night es, además, el tercer disco oficial de la banda y tiene la gracia de incluir, por primera vez, sólo canciones originales de la dupla Lennon-McCartney, una marca tan potente como la mejor industria del mundo.



John, Paul, George y Ringo



En los tiempos de A Hard Day’s Night, la prensa especializada -suponiendo que existía entonces- aún no se ponía de acuerdo acerca de quién era el verdadero líder del grupo, aunque estaba relativamente claro que era la banda de John Lennon, creada a partir de Los Quarrymen, el quinteto que tuvo su primera agrupación en un colegio de Liverpool. Era más cómodo hablar de The Beatles o de John, Paul, George y Ringo, listados casi en orden de importancia.



En 1964, la beatlemanía era desenfrenada, histérica, parlante. Los medios eran conscientes de la fuerza de venta del grupo y la misma corona Británica daba cuenta de los royalties que implicaba algo tan raro como el rock & roll. Los Beatles daban giras interminables y ásperas porque arrancaban todo el tiempo de sus admiradoras; el sonido de las tocatas dejaba mucho que desear; los fans querían quedarse con un pedazo de cada uno de ellos y, literalmente, llevárselos para la casa, y la tecnología de la época no daba para que el mundo entero conociese de este fenómeno que, en el transcurso de la década, llegaría a ser cultural.



El filme fue, entonces, una forma de exportar a los melenudos a todo el orbe sin necesidad de llevar al grupo a cuestas. Un tacho con las cintas hacía mejor ese trabajo y podía lograr que, en países lejanos como Chile, la chiquillada hiciera colas interminables frente a los cines para conocer más de cerca a sus ídolos. No cuesta imaginar a una hilera de fanáticos comprando el single A Hard Day’s Night/Any Time at All a la salida del cine.



Brian Epstein, el manager visionario, captó esta realidad y contrató a Richard Lester, un cineasta simple, hábil, que rápidamente captó la versatilidad de los muchachos, a tal punto que el mismo Lennon planteaba que "somos como los hermanos Marx, nadie está haciendo un humor grupal en estos momentos".



El film no era de humor, pero la situación hablaba por sí sola. Consistía, entonces, en registrar los días comunes y corrientes de la banda, arrancando de todos lados, sintiéndose acosados en sus propias casas, tocando y componiendo en todas partes. Así se les ve en el tren cantando «I should have known better» o a John cantándole a Ringo "If I fell" en medio de una prueba de sonido.



Elvis Presley hacía muchas películas por ese entonces. En 1964, contaba con una lista de historias imposibles y estaba semi retirado de la música. Los Beatles pensaron que no querían nada como eso y plantearon algo divertido. Es que ellos eran divertidos, lo habían demostrado en 1963, cuando llegaron a Estados Unidos y ese país fue presa del éxtasis. Las conferencias de prensa mostraron, en lugar de cuatro divos, a unos chicos encantadores, juguetones, que caían bien incluso al stablishment de la imagen rockera, que después The Rolling Stones mandarían al diablo.



El filme



Se dicen muchas cosas de la filmación. Que Ringo estaba ebrio cuando hizo la rutina con la piedras al borde Támesis; o que Lennon fue el que realmente actuó en el film: en las escenas del tren se le ve interpretando otro personaje, cuestión que ya lo haría diferente y lo llevaría a incursionar en la pantalla grande con el mismo Lester (filmaron How I won the war en España en 1966).

La película incluye varios gags del grupo y de Paul custodiando a su tío, en una observación no menor a las diferencias generacionales que, en el segunda mitad de la década, quedarían muchos más claras. Por ello se dice que esta película es el precursor del videoclip, ya que muchas canciones (siete del disco salen en la película) fueron tratadas como secciones independientes. Entre ellas, "Can’t buy me love" cuando corren y hacen piruetas en una cancha de béisbol.



Otros Beatles en el cine



The Beatles no dejarían los set con este trabajo. Al año siguiente, 1965, filmarían Help!, más sicodélica, pero menos lograda; Magical Mystery Tour, en plena sicodelia de un año glorioso, 1967; Yellow Submarine, de dibujos animados, donde ellos casi no participaron; y la despedida con Let it be, un experimento -hoy para fanáticos- que los muestra muy encerrados en sus sesiones de grabación de 1969 en los estudios Abbey Road.

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