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Puro amor por las teclas

El actual tecladista de Angel Parra Trío ha hecho de los teclados (léase pianos, órganos y sintetizadores) el "leit motiv" de su vida. Pese a su corta edad, 24 años, ha colaborado ya en diferentes grupos, lo que lo ha llevado a pasearse por la música docta, el funk, el rock, el folclor y el jazz sin ninguna contradicción. Ahora planea -a la par con los múltiples proyectos paralelos que desarrolla- darle mayor impulso a su propia banda, La Orquesta Festival.


En miles de proyectos está involucrado Camilo Salinas. Como viene sucediendo desde hace seis años, cuando deambulaba ente la interpretación de música popular y sus estudios de piano clásico en la Universidad Católica. Al músico le gusta este ritmo de vida -"Ha sido una buena forma de aprender"- que lo ha llevado a transformarse en unos de los rostros más constantes de la escena musical actual. A modo de ejemplo, ayer domingo estuvo dos veces en la Fiesta por el Derecho a la Cultura: como tecladista de Angel Parra Trío y de González y los Asistentes.



Pero Salinas no sólo ha sabido de jazz y de la particular fusión poesía-rock. Fue tecladista de Los Tetas, músico invitado de Los Tres durante sus dos últimos años de vida, integrante de la banda que acompaña a Patricio Manns, grabó junto a Mauricio Redolés su disco ¿Quién mató a Gaete? (1996), se desempeñó como pianista clásico del Instituto de Música de la Universidad Católica y ha realizado la música incidental de películas y obras de teatro.



Desde que nació se vio involucrado con el mundo de la música; uno de sus primeros recuerdos es el de un piano en el centro de su hogar -instrumento que lo determinó para el resto de su vida-, algo que sería bastante extraño para cualquier otro niño, pero no para el hijo del director artístico de Inti Illimani. "De chico tocaba mucho en él, escuchábamos música clásica y los Inti, por supuesto. Él ha sido muy importante, ha sido como un guía espiritual, una luz motivadora. Ver su pasión por la música es lo que más me ha ido motivando", cuenta a El Mostrador Camilo sobre su padre, Horacio Salinas.



Su versatilidad musical y obviamente el vínculo sanguíneo, lo llevaron en febrero pasado a subir dos veces al escenario de la Quinta Vergara durante el Festival de Viña. El músico formó parte de la banda de apoyo de su padre y Patricio Manns, quienes participaron en la competencia folclórica con el tema "El jinete errante".



-¿Cómo fue la experiencia?
-Más o menos no más. Fue recharcha, el Pato Manns no cantó en sus mejores condiciones. Ellos se sintieron bien estafados, porque el nivel del Festival era muy bajo. A ellos los invitaron a participar, al igual que a la Magdalena Matthey, para subir el nivel. Y en el jurado eran todos fachos, no soportaban al Manns porque fue vocero del Frente Patriótico [Manuel Rodríquez], más encima él no cantó bien. Pero por lo menos de algo estoy seguro; el jurado pasó mal un momento estando obligados a escucharlos y eso fue entretenido. Pero hay que dar vuelta la página y chao.



El pianista entrega una reflexión más amplia sobre el certamen viñamarino: "Es bien asqueroso todo eso. Pensar que el premio de la competencia folclórico eran 30 mil dólares y que a Ricardo Arjona le pagan 180 mil por cantar algo tan malo como lo que él hace… pero, bueno, al final es un negocio. Es un mundo bien rasca de gente mediocre que se alimenta de su mediocridad".



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