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El blues llegó a su fin: murió John Lee Hooker

El legendario músico de blues John Lee Hooker falleció ayer a los 83 años mientras dormía en su casa de San Francisco. El guitarrista legendario tal vez predijo su muerte, cuando dijo en una de sus últimas entrevistas: «Nadie podrá ocupar mi lugar. Mi legado quedará en los discos».


La leyenda del canto negro, el dios del blues, el único capaz de contar largas historias sin perder el swing, John Lee Hooker dejó de existir cuando se encontraba acompañado de su familia en el momento de su fallecimiento según confirmó la agencia que le representaba, The Rosebud.




A pesar de su avanzada edad, Hooker nunca abandonó el mundo de la música y fue conocido por declarar que no saldría con vida del blues. De hecho este fin de semana estuvo dando un concierto en un local de Santa Rosa, en California, donde exhibió sus tradicionales sombreros, su sonrisa y un arte a la guitarra por el que será recordado.







Entre sus obras están algunos de los álbumes más conocidos del mundo del blues u otras obras como The Healer, que le unió con artistas modernos como Los Lobos, Bonnie Raitt o Keith Richard.
Cantante y guitarrista de blues norteamericano nacido en Mississippi en el seno de una familia de agricultores.



Nacido en Misisipi, Hooker pronto abandonó su hogar para mudarse al bullicio de Detroit, ciudad industrial del norte de Estados Unidos donde fue descubierto por Lee Sensation, que le hizo formar parte del sello Modern Records.



Sus primeras experiencias como cantante fueron en la iglesia local. Probó suerte con la tuba, que abandonó por lecciones de guitarra de su padrastro, con quien comenzó a tocar en clubes y bares. Al poco tiempo se muda primero a Tennessee y luego a Cincinnatti, donde gana fama cantanado con varios cuartetos de gospel. Del delta del Misisipi se llevó un ritmo con el que influiría las tendencias musicales más en boga después de la Segunda Guerra Mundial.



Aunque Hooker es considerado un intérprete de blues, su sentimiento musical se dejó sentir también en otros géneros como los temas espirituales con los que comenzó su carrera o en corrientes más modernas como las composiciones de sus amigos personales Van Morrison o Carlos Santana.



«Esto ha sido totalmente inesperado. El tuvo a la audiencia a sus pies tres o cuatro veces el pasado sábado. Disfrutó la música y encontraba la alegría en compartirla con la gente», afirmó su agente Rick Bates.



Casado en tres ocasiones, ninguno de sus hijos ha seguido sus pasos en la música, un camino que la crítica ha considerado único y que nunca podrá ser duplicado.



«Nadie podrá ocupar mi lugar. Mi legado quedará en los discos», afirmó en una entrevista reciente esta leyenda musical que pasó a formar parte del «Rock & Roll Hall of Fame» en 1991.

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