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Cacho Vásquez: «Soy un zorro viejo»

En el punk primero fue Sex Pistols, después The Clash. Ahí, Cacho Vásquez se inspiró y en los ochenta en Francia creó la banda »Corazón Rebelde». Hoy, está de regreso en Chile, con un disco que lleva su nombre -cuyo tema promocional puede escuchar en El Mostrador.cl-, y que pronto lanzará el sello Universal.


"Cachito, cachito, cachito mío", le cantaba su mamá -Ana Vásquez- cuando él era pequeñito. Ahora, Cacho Vásquez luce mayorcito y hace un buen tiempo que se dedica a la música. También es modelo, escribe y viaja. Es chileno multi cultural, multi histórico y multi lingue, como lo deja claro en el disco de reciente confección que lleva su nombre, el que presentará con guitarra en mano, en Julio en los locales de la Feria del Disco; y en Agosto, en la SCD.



Pasó la infancia en Chile y la adolescencia en Francia, tras la huella del exilio de sus padres. En el corazón de Europa buscó y renegó a la vez hasta involucrarse en el movimiento punk, de los ochenta. De esa data es su banda »Corazón Rebelde», y son los mismo insurrectos que grabaron en Europa y el país -bajo el sello Alerce- Santiago, Valparaíso y Barcelona, entre otros temas capitales.

Pero él ya no tiene ganas de decir eslóganes. Quiere hablar de la gente, de sus dolores y problemas cotidianos. Desarmó su casa en París y sin domicilio estable vive acá, por una temporada. Se acostumbró a ser de aquí y de allá y pasar viajando, como un saltimbanqui, igual que su canción:



"Lo de mi saltimbanquie es bello/ porque él es el que le tuerce el cuello./ Y se ríe de aquélla herida/ la del drama de la vida/", dice la letra del canto.









El Disco



El nuevo disco tiene diez temas de letra y música creadas por él. Es un compilado poli-rítmico que sugiere desamores y optimismo al compás de una guitarra y la dulce voz un de artista de metro noventa y la facha de un pálido actor de cine.

Después de Francia vivió en Cuba, donde empezó a sentir el cosquilleo por conocer un poco más de la rítmica caribeña, iniciando en 1997 un round en que se entrega a su latinidad.

"Lo que tengo de latino soy yo, es esa mezcla. Los franceses son latinos en Europa. Latino viene de romano. Siento el inmenso placer de redescubrir la versatilidad de la música. Tengo una suerte tremenda de volver a Chile y todo el panorama que se me abre de nuevos libros, nueva poesía y cines. Me vine porque si hay un momento entretenido es ahora, no hace cinco años, ni menos hace quince. Hay ene razones para estar down. Tengo ganas de encontrar las positivas", dijo.



Muy pierna cruzada y mirada al cielo, evocó, recordó y prácticamente alucinó con lo que siempre fue suyo: el ritmo latino. Incluso quedó perplejo cuando escuchó a José Seves. "¡Quién es ese señor!. Me encantaría pasar una tarde tocando guitarra con él", agregó.





»Sexilio»



Fue en Noviembre de 1973 cuando llegaron a allanar la casa de sus padres -una profesora del Pedagógico y un economista que trabajaba con el gobierno- y partieron al exilio.



"En Francia viví los primeros años de esa esquizofrenia que se va creando. Crecí entre la nostalgia de conciertos del Inti Illimani y Quilapayún. Sentía choreamiento. En la casa decía: no me hueven más con Chile; y frente a los franceses, no toquen a Chile", rememoró.



En esos rumbos andaba hasta que una noche su hermano Luis Vásquez conoció el punk y juntos le torcieron la dura mano al destino. Los chicos de entonces se cortaron el pelo, dejaron de ir al colegio, compraron la guitarra y formaron un grupo, »Corazón Rebelde».



"No sabíamos ni tocar. Formábamos parte del movimiento punk sin tocar como ellos, no sabíamos usar la distorsión", contó.




A la insurrecta postura se sumó el muso inspirador, Alfredo Zitarroza. Salieron a la escena con terno endomingado, jopo a lo Elvis Presley. Crearon una identidad que iba apropiándose de todo.

"Eramos buenos por el tipo de propuesta, de mezcla entre culturas e historias. Esa mezcla la mantengo y me reivindico no como punk, sino que como punkie. Sigo sin saber leer ni escribir música. Tengo experiencia para cantar. Lo mío es la canción simple".



Fue adepto y voluntario admirador de The Clash, mientras en su casa había fotos de Carlitos Gardel. Aprendió y se adueñó de la fusión folclórica-electrónica y como chileno en París se plantó en los escenarios junto a los demás »rebeldes» integrantes: Luis Emilio Vásquez, Rodrigo Vásquez y Cirilo Noacco.





-¿Mantenían una estética cercana a Manu Chao?



-Empezamos en el ’80 y ya teníamos toda esta mezcla estética, el Manu ya tenía grupos de rock, como La Mano. Los músicos latinos tenemos la suerte de que él se ha ido para arriba y nos abre las puertas.



-¿Crees que hay una influencia de ustedes en ellos?



-No sé. Las ideas están en el aire. Lo que hizo »Corazón Rebelde» nos pertenece. Formábamos parte una corriente, de esa estética.



-¿Cómo ves el punk de hoy?



-Las cosas tienden a congelarse en el tiempo. No me puedo inscribir en los que se congelan. Me sigo sintiendo punkie en el espíritu, que significa: toma la guitarra, súbete al escenario y no güei, no tienes para que ir al conservatorio. Do it. La Violeta, los Parra, los Inti, los Quila no son congelados. Ellos crearon, urbanizaron y estilizaron.




-¿Tu estética qué es?



-Los Clash me abrieron una puerta. En la creación voy mezclando. Víctor escuchó a Bob Dylan y a nadie le pareció que estaba confundido, eso es una manera de ir funcionando. Es una de marché… Hacer música era dar vuelta la tortilla. De esta condena vamos a ser una suerte y eso ya me constituye. Soy esa persona multi historia, multi países multi idioma. Eso es una riqueza. El exilio no lo fue.



-¿Crees que tu estilo es universal?



-Sí. Hay algo que se ha transformado, por ejemplo, Manu toca reggae y ska y le agrega melodías latinoamericanas. El tipo cachó lo que ocurre con Björk, con el techno y el house. La tecnología que viene de cortar y pegar cambió la música. La cultura DG cambió la música, eso es universal, es lo que llega a Africa y a Japón.



-El rock tiene un sentido social que no se puede negar.



-Las canciones más revolucionarias y que siguen vigentes son El Cigarrito y Gracias a la Vida. En los momentos históricos hay que cantar cosas para esos momentos. Bien que el hip hop sea reivindicativo y que el techno sea reivindicativo, por su actitud de apoderarse de cosas. Yo ya soy un viejo zorro. Tengo mis actitudes. En Querer vale más me di el gusto de trabajar en un son cubano. Estoy en contra del que el valor máximo sea el consumismo y lo digo.



Ese es tono de Cacho, tal vez Cachito todavía para su mamá, con quien escribió una novela de iniciación sobre el descubrimiento del cuerpo, la noche y los problemas de los adolescentes con los adultos, un texto que espera en la editorial Suedamericana bajo el título de Sexilio rock and roll.



Vea el detalle del disco:
Cacho Vásquez



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