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Alvaro Henríquez viene «un poco más acidito»

Con sólo pocas semanas de ensayos Alvaro Henríquez y Los Pettinellis cuentan con doce canciones en el repertorio, que entonarán el 7 de julio, en Jorge Washington 52, a partir de medianoche.


El ex vocalista de Los Tres estaba medio desaparecido de las pistas. Tal vez es porque se ocupó de asuntos más domésticos y anduvo atareado en busca de un nuevo sonido ideal -en una corta fase de ensayos previos y de introspección- tan necesaria para las sensibles pieles de ciertos artistas.



Aún sigue fresca la huella que Alvaro Henríquez dejó con Los Tres. Pero todo pasa y ahora Titae está bien enrolado en las huestes de Angel Parra Trío avivando el pulso del jazz criollo, lo mismo que está haciendo Pancho Molina con Los Titulares.



Henríquez, en cambio, que estuvo silente -salvo por cuestiones de amor- decidió salir a escena nuevamente con Los Pettinellis (que es su apellido materno y que quiere decir algo parecido a «peinetillas») y darle cauce a ese peculiar espíritu de rockero, más psicodélico, pero restándole desencanto a sus creaciones.



En la banda todos -menos Henríquez- son veinteañeros con formación clásica. En teclados se instaló Camilo Salinas, hijo de Horacio Salinas de Inti Illimani. En el bajo figura Cristián Espiñera, penquista que participó en la Sinfónica Juvenil y que tiene experiencia en teatro y en el cine, además de ser el creador de la música de la película Historias de Sexo. Nicolás Torres es el «batero» y se perfila como fuerte candidato a ser el compositor del grupo.



– ¿Cuál es el estilo de Los Pettinellis?



– Es el de las canciones. Acá nadie se está pegando la volá esotérica. Son canciones con diversos estilos, pero más bien orientadas a un grupo de rock.



– ¿Te separaste de Los Tres porque tú preferías el rock en vez del jazz, como los demás integrantes?



– No sé. Con Los Tres nunca hicimos nada parecido al jazz. Creo que la cuestión viene de otro lado y no de esas diferencias. Tengo un par de discos de jazz, no es la música que más escucho, pero no me parece vomitivo tampoco. Encuentro super bueno lo que hace Angel y Titae (Roberto Lindl). No soy el acérrimo enemigo del jazz, pá’ ná’.



– ¿Cuál es la distinción entre el trabajo con Los Tres y Los Pettinellis?



– Las canciones son nuevas. También el sonido del grupo. Llevamos tocando poco y estamos descubriendo ese sonido, pero ya tenemos una base. Está más tirado pal’ lado del teclado. Es un poquitito más psicodélico.



– ¿Te asumes más como rockero?



– Siempre fue así. El rock es música popular y me gusta la música popular, no toda. También, me gustan las cuecas, el blues.



– En esta nueva fase, ¿tú haces los textos?



– Las canciones hasta el momento las he hecho yo. Más adelante no sé, puede pasar cualquier cosa. El baterista, Nico Torres, también compone e incluso hizo un disco con canciones. Son todos chicos muy inquietos. Las letras son semi historias. Hay una que habla sobre los niños y lo mucho que pueden llegar a cargar los niños o las mascotas. Tiene más humor negro la cosa.



– ¿Traes más ironía o estás más decepcionado?



– No sé si decepcionado. El humor negro está lleno de vida para mí.



– ¿Pero hay una crítica más dura?



– Sí y más disfrutables. Es como el paso siguiente de lo que de repente hacía con Los Tres. Es un poco más acidito.



– ¿En qué estás con el «Tributo a Violeta Parra»?



– Voy a ser el productor general del evento que prepara la Warner Music.



– ¿Igual al ex Lucybell (Marcelo Muñoz) vas a terminar administrando un teatro?



– Ehh… no sé. ¿Y tú vas a terminar tomándole fotos a las minas en las piscinas?



– ¿Yo? No. Ya lo hice, y en todo caso, lo hice en la playa. ¿Y el tributo?



– Se supone que será más o menos luego. Voy a hacer un tema para el tributo. También van a participar muchos grupos jóvenes. El proyecto está prematuro.





Estrictamente Profesional



Nacido un 18 de octubre en 1969 tuvo la formación clásico-romántica que se entrega en los conservatorios, mientras fue un adolescente. Después, se matriculó en Licenciatura en Música en la Universidad de Concepción, siguió por un tiempo navegando entre partituras y contratiempos. Pero la esencia rockera superó al discípulo de las artes doctas y formó su primera banda, Los Dick Stones, luego vinieron Los Escalímetros y Los Tres para luego llegar a la unión con Los Pettinellis.



En su carrera, además de las melodías conocidas, Henríquez siempre ha estado cerca de los cantores populares -especialmente de los que siguen la línea del tío Roberto (Parra)- matizando con la rítmica de las cuecas.



«La cueca es la música de Chile. Es como preguntar si Chile tiene vigencia. No creo que pueda desaparecer y estando yo de por medio, más difícil todavía», asevera.



– ¿Es cierto que te cambiaste de casa a Ñuñoa?



– Ese es un tema que a ti no te interesa. Cosas personales no te voy a responder nunca, querida. Sólo lo estrictamente musical y profesional, por favor (responde visiblemente molesto).


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