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Cangrejo trae música que amplía la conciencia

«No nos metemos con el concepto de una cuestión programática. Dejamos en libertad cada una de las composiciones para que viva», dice José Miguel Candela, uno de los integrantes fundadores de Cangrejo, el colectivo que tiene fe en los temas de largo aliento. Escuche un tema de Cangrejo: «Mitad»


Es una estética transgresora que no elude las inquietudes sociales ni restringe la creatividad, enfrentando las consecuentes dificultades de realizar un trabajo colectivo.



Esa es la propuesta de Cangrejo, la agrupación que combina música, video y danza, en un peculiar estilo que se podría definir como único, al menos, en los confines del territorio nacional.



«Hay que ser honesto con lo que uno es», dice José Miguel Candela, uno de los creadores del conjunto, que actuará hoy, en un trabajo en conjunto con La Vitrina y que brindó una experiencia multimedia de danza, imagen y sonido, en Alameda 341 a las 20 horas.



En la sala, la música estuvo bajo la responsabilidad de Cangrejo. Pero, además, se mostraron las piezas En Espera, de M. Retamales, y Bajan Gritando Ellos, de P. Quero, así como también el Video, Chacabuco, de N. Avilés y F. Loewenthal.



El Viaje



El grupo salió a la luz en 1992, cuando Cecilia García, José Miguel Candela, Juan Valladares, David Miranda, Mauricio Molina y Miguel Salgado formaron la agrupación. Algunos provenían de las filas del jazz nacional y otros del rock. Lograron conciliar criterios y firmes, ante la superación de los impedimentos que entrega la formación de los conservatorios -a veces tan lejanos a las artes de la improvisación y en muchas oportunidades pegados a estrictas estructuras- los integrantes apuntaron la mirada a la experimentación de formas musicales y a las zonas menos racionales. Así, generaron un estilo emparentado con la música ritual-social.



Son uno convencidos del precepto de «no someterse a ninguna regla estilística» y con esto pretenden provocar en los oyentes «distintos estados de conciencia a través de la música».



En esa línea dieron vida a su primer trabajo -también llamado Cangrejo– un collage llamado Canción para el viaje, con algo más de una hora de duración, que fue presentado en el concurso anual de la ATR de Chile en 1993.



En adelante siguieron una ruta donde parte de los reconocimientos curriculares del colectivo son: dos invitaciones al Festival de Jazz de Mar del Plata; un homenaje al Nicanor Parra, en la Biblioteca Nacional; el segundo lugar en el Concurso Un Rockero Joven a Alemania, organizado por el Goethe Institut, y un Premio de la ATR.




Espíritu político



En cuestiones temáticas, Cangrejo aborda temas sobre la base de la poética de Pablo de Roka y Nicanor Parra y se lanzan al rescate de formas de largo aliento. Estas son llevadas al plano estructural de una canción y se le añaden composiciones de otros creadores, como Lila Downs, Caetano Veloso, Gilberto Gil, Tom Zé, para lograr «un modo de hacer ampliamente emancipado».



«No nos metemos con el concepto de una cuestión programática. Dejamos en libertad cada una de las composiciones para que viva. Hemos hecho musicalizaciones del texto de Lola Kepia, la última selknam chamana, que fue muerta en 1966. Es un texto en que ella entra en trance y llega a la cordillera», explica Candela.



– ¿Intentan inducir estados semi hipnóticos?



– Por un lado es eso. Pero también nos preocupan asuntos políticos, por ejemplo, en el tema La brújula nos burlamos de la clase alta. Vamos desde lo espiritual a lo político. En otro tema, Tog de la Tropicalia, lo tijereteamos y lo volvimos a hacer. Quedó tan distinto que le pusimos Teg. Es que la música aleatorea sobre un patrón rockero que va avanzando.



– ¿El sentido del trabajo es lanzar las emociones al exterior?.



– El Cangrejo nunca se ha querido atar a ninguna cuestión estilística. Me siento súper influenciado por un comentario que me hizo Gustavo Becerra, cuando dijo: ‘no me siento con la responsabilidad de atarme a ninguna cultura, soy miembro de todas’. Siempre he creído lo mismo. Me siento rockero. Admiro lo indígena. Me encanta la música contemporánea y hago todo eso en la música. Los cabros de Cangrejo están en la misma.



– La mezcla sonora es un procedimiento bastante vigente.



– Para nosotros el objetivo no es semántico. Es llegar a los contenidos que queremos mostrar. Eso tiene que ver con las realidades no ordinarias propuestas por los indígenas o de la cuestión política, que tiene que ver con las reivindicaciones lógicas de Latinoamérica.



-¿Buscan romper con la estética impuesta desde la cultura clásico romántica?

– Eso también nos tiene chatos, como los envases que suenan en la radio. Pero la motivación principal es lanzar un contenido. Los más centrales han sido la reivindicación social, política y espiritual, en una actitud hacia el sistema o los aspectos más íntimos de él que tienen que ver con lo mágico de cada uno.



– ¿En qué aspecto hablas de lo político?



– Por ejemplo, en un tema de Lila Downs, una cantautora mexicana mitad mizteca y mitad yanqui. Ella en su propuesta representa lo sincrético de América Latina. Tiene algo de jazz y canta en lengua mizteca. En el tema nuestro La Niña hay una reivindicación de todas las temporeras. En el estribillo decimos: Será algún día… Será algún día… . Será algún día.

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