Esta vez la cantautora chilena tomó algunos riesgos: ella misma se encargó de la producción musical del disco y le encargó a Patricio Manns y Joe Vasconcellos entre otros, que incursionaran en sus facetas femeninas para crear en conjunto los nuevos temas.
Cecilia Echenique se dejó llevar por la intuición para producir su nuevo disco, Secreta Intimidad, donde desnuda sus culpas y miedos femeninos. El registro fue parte del repertorio que presentó en el Teatro Oriente.
"No quería hacer un disco más por poner canciones bonitas. Pretendí decir algo que me saliera muy de adentro, que tuviera que ver con pensamientos míos y sobre todo con las mujeres", dijo la cantante chilena.
Mucho antes de comenzar a crear tenía claro el título del proyecto y confiada en su instinto invitó a Roberto Márquez, Soledad Guerrero, Keko Yunge, Joe Vasconcellos y Patricio Manns a unirse a la iniciativa.
A ellos les transmitió las conversaciones con sus amigas y sus propios pensamientos. Para realizarlo adecuadamente la cantante y mujer del parlamentario Ignacio Walker, indagó en sus fantasías, desamores, dualismos, miedos y relación madre e hija.
"Muchas letras nacieron espontáneamente, incluso una de las canciones, Valió la pena la soñé. Muchas veces se me manifiestan melodías cuando duermo y nunca he podido rescatarlas y sólo me quedo con la sensación de que era linda. Pero esta vez logré recordarla", contó la artista.
Entre las voces femeninas locales Cecilia Echenique lleva un buen trecho de camino andado. En los años ochenta fue la anfitriona en decenas de veladas del Café del Cerro y aunque Ricardo García -creador del sello Alerce- le ofreció grabar, ella prefirió dejar pasar un tiempo.
«De alguna manera escogí el camino más largo. A veces, haciendo concesiones llegas más rápidamente a la fama entre comillas, pero preferí ir más lento y ganarme el respeto del público. Las canciones que hago han ido quedando entre la gente».
-¿Se ha encontrado con un medio muy machista?
-Indudablemente que para una mujer la carrera artística se hace más pesada. Los hombres pueden ponerse pelados y guatones y da lo mismo. Nosotras, en cambio, tenemos que preocuparnos mucho de lo físico. Yo lucho contra esa tentencia porque me parece que lo importante es entregarse musicalmente.
-¿Le cuesta mantener ese concepto en un mundo visual?
-Es mi opción. Yo opté por no potenciar un look. Los años van pasando y lo más importante es que mi voz se pueda mantener joven y no yo look. Hay que potenciar contenidos.
-¿Qué le interesa rescatar en su música?
-Busco la identificación con el sentir del sur del mundo, la música que hago es clasificable como sudamericana.
-¿Cómo ve ahora el proceso musical de los años ochenta en que usted se inició?
-Para mí la motivación del canto fue casi un apostolado. No partí cantando para ser una estrella de la televisión, sino porque me di cuenta que tenía un potencial para hacerlo. Lo asumí como una responsabilidad pues además sentí que interpretaría a una mayoría silenciosa. Agradezco el no haber partido por la televisión, estuve diez años en el Café del Cerro y eso fue una escuela muy buena.
-Hay muchos músicos que han estado fuera del reconocimiento y también cantaron ahí.
-Claro. Tú tienes que evolucionar, buscar caminos. Uno no tiene que ser marginal porque sí y con eso sustentar tu carrera. En la medida en que eres honesto te deasarrollarás mejor profesionalmente.
-¿Qué le agrada de las nuevas generaciones?
-Me encanta Mamma Soul, su lenguaje, su hip hop, su propuesta musical. Es rico lo que está pasando con las mujeres como Francesca Ancarola.
-¿A ella le ha costado darse a conocer?
-Sí y yo creo que eso es bueno. Para mí no fue fácil, pero me ha servido para tener mayor solidez y profundidad. Es la escuela del camino más largo. Todas nos metemos en temas que tienen que ver con una como mujer y como generación. Nos tiramos a un río bien helado.
-En el disco llama la atención la mezcla de tendencias de músicos de distintas escuelas como Patricio Manns con Joe Vasconcellos y Soledad Guerrero y Keko Yunge, Pedro Greene y Roberto Márquez.
-Primero le pedí una letra a Patricio Manns y me entregó una belleza de gran potencial, entonces pensé en Joe.
-No es muy común que se junten autores de esa índole.
-Justamente quise romper con la tendencia de que los cantautores escribamos para nosotros mismos. Con Joe hicimos Ojos de miel que la escribí para mi papá. Con la Soledad Guerrero hablamos una tarde entera del tema de la mujer que vive llena de culpas y sin perdón. Así nació la canción principal del disco. Los hombres, por su parte, sacaron su lado femenino como nunca.
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