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La danza extrema llega con la «Consagración de la primavera»

«Vi en mi imaginación un rito pagano solemne: los ancianos sabios sentados en círculo observando a una muchacha que baila hasta morir. La están sacrificando para propiciar al dios de la primavera», dijo Igor Stravinski antes de crear la Consagración de la primavera, pieza que se presentará por primera vez en el Teatro Municipal.


Robert Tewsley, la primera figura del Ballet de Stuttgart y discípulo del Royal Ballet de Londres, dejó sus vacaciones en Europa para ser sacrificado en el rito de la fertilidad, en La consagración de la primavera en Chile.



Esa y otras piezas son parte del repertorio de la Gala de Estrellas del Ballet de Santiago, que se presentará el 27, 28 y 29 de agosto en el Teatro Municipal.



En el encuentro una amplia gama de artistas demostrará las posibilidades técnicas y expresivas de los roles masculinos y Tewsley brindará una versión extrema de la creación de Igor Stravinsky, que trascendió por su desarrollo rítmico y por ser la obra más vanguardista del siglo XX.



«Bailé esta coreografía por primera vez a 18 años y me di cuenta que tenía la esencia de la expresión de la danza. En esta pieza comprendí que se podía llegar a un extremo, que no es posible en el ballet clásico, para entregar el sentimiento que se tiene dentro», dijo el artista inglés.



La obra francamente límite en lo musical y también en lo coreográfico, lleva al escenario la fuerza dramática de una celebración nativa arraigada en el inconsciente colectivo. Está centrada en la vida y la muerte, donde predominan las pulsiones básicas.



«La esencia de la danza es igual que la música, sigue la tendencia contemporánea. Soy el elegido del pueblo para el sacrificio del rito de la primavera que implica la muerte y la resurrección. Hay varias versiones, en ésta la expiración está en el medio de la coreografía pero hay otras en que se hace presente al final. Es una obra muy difícil, donde el movimiento es la esencia de todo. Es una de las piezas más difíciles que existe para un bailarín hombre. No hay otro ballet que vaya más lejos en el extremo», dijo el artista.



Los recursos rítmicos martillantes de la obra, salvajes quizás, incitan la sensualidad animal presente en todas las culturas. La instrumentación penetrante de una orquesta concebida como herramienta de percusión, se combina con reminiscencias de la música lituana, resultando ser una pieza maestra de la polirritmia de gran envergadura timbrística.



Stravinski es uno de los creadores decisivos de la ruta que siguió la música contemporánea. Puso en tela de juicio los cánones clásicos, lanzando luces a horizontes insospechados para las mentes conservadoras de aquellos tiempos en Europa.



Cuando visitó Francia se encontró con el empresario Sergei Diaguilev, quien también fue responsable en la transformación de las expresiones de danza. Los resultados de la dupla fueron: El pájaro de fuego (1910), Petruchka (1911), y la Consagración de la primavera (1913).



Se narra que esta última obra surgió de una visión que el creador tuvo en 1910, cuando trabajaba en El pájaro de fuego: "Vi en mi imaginación un rito pagano solemne: los ancianos sabios sentados en círculo observando una muchacha que baila hasta morir. La están sacrificando para propiciar al dios de la primavera", dijo el compositor, en esos años.



Diaghilev apenas conoció la peculiar visión le encargó una pieza musical, cuya coreografía estuvo a cargo del bailarín ruso Vaslav Nijinsky. Finalmente la Consagración fue estrenada en París en el teatro de los Campos Eliseos, produciéndose uno de los mayor revuelos en la historia del arte.



En adelante la creación ha tenido tantos detractores como seguidores, provoca toda clase de pulsiones en el público. Se ha dicho, que al oírla Camlie Saint-Saí«ns alardeaba furioso contra la obra y Diaghilev no cabía en el regocijo. Es esa ocasión, la pieza sólo se presentó seis veces, pero en adelante muchos creadores se han inspirado en su música, como Maurice Béjart, Kenneth MacMillan, John Numeier y Hans Van Manen.



Transgresión histórica



Treinta años después del debut, Igor Stravisnky estuvo en Chile, para dirigir a la Orquesta Sinfónica de nuestro país. Entonces, Patricio Bunster realizó una adaptación llamada Vindicación de la primavera.



Aunque con el tiempo la coreografía de la pieza original fue quedando en el olvido, hoy la Consagración del Primavera es parte del repertorio orquestal del mundo.



Por eso no deja de ser un hecho relevante que Tewsley protagonice junto a Natalia Berríos y los artistas del Ballet de Santiago, la versión coreográfica de norteamericano Glen Tetley, creada en 1974 para la Ópera de Munich.



«Hay coreógrafos que se han inspirado en los bailes australianos nativos. Glen es uno de ellos. Demnada desnudarse entero a lo básico de la vida», precisó el bailarín.



Tewsley es considerado el mejor intérprete para esta pieza, por su vocabulario, formas bellas y plásticos movimientos. La complejidad del montaje requiere el dominio de la técnica clásica y contemporánea, como las de Graham, Limón y Leader.



Ha interpretado a Romeo (Romeo y Julieta), el príncipe Sigfrido (El lago de los cisnes), Franz (Coppélia), James (La sílfide), el príncipe Florimund (La bella durmiente y Camille (La viuda alegre), de Ronald Hynd), entre otras piezas.



Desde 1996, es el solista del Ballet de Stuttgart, donde ha protagonizado Las sílfides, Cinco tangos y, en La dama de las camelias bailó como Armand Duval.
Es un apasionado por el tango que sueña con estudiar Leyes, mientras tanto continúa haciendo carrera en la danza contemporánea, la que percibe como una «re actualización de obras clásicas».



«Mi idea de lo contemporáneo tiene que ver con diversas transgresiones posibles, en cosas como usar la misma música con diferentes bailes. Me refiero a que un coreógrafo tome, por ejemplo, La Bella Durmiente y la transforme usando la misma música. Es dar un estilo y temática actual a lo antiguo y que pase de un concepto mágico a algo real», comentó.



En la gala de ballet participarán también, George Balanchine, Ángel Corella (American Ballet Theater), Robert Tewsley (Stuttgart Ballet), Luis Ortigoza (Ballet de Santiago), Grant Martin (Wiesbaden Ballet) y César Morales (Ballet de Santiago). Además, intervendrá la norteamericana Gillian Murphy (American Ballet Theater), Natalia Berríos y Lidia Olmos (ambas primeras bailarinas del Ballet de Santiago).

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